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jueves, 28 marzo 2024
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Hombre en llamas: Un “Oso” nada cariñoso

Como una versión encubierta de “El vengador anónimo”, la remake de “Una razón para vivir” (1987) desaprovecha un material novelesco muy interesante. El filme de Tony Scott se tolera gracias a un Denzel Washington intenso y convincente en el rol protagónico. La elevadísima dosis de violencia hará que el espectador se revuelva incómodo en su asiento…

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A.J. Quinnell es el seudónimo de Philip Nicholson (1940-2005), un periodista inglés que en la década del ’80 se cansó de escribir best-sellers sensacionales (todos ellos publicados en la Argentina por la editorial Emecé). El guardaespaldas, una novela breve y por demás violenta, fue el primero de ellos. Es en esa historia donde apareció por primera vez el ex mercenario Creasy (al que siempre me lo imaginé con la facha de Boogey, el aceitoso, la creación del inefable Roberto Fontanarrosa), personaje turbulento, alcohólico para más datos, y psicológicamente destrozado por su responsabilidad en la muerte de muchos civiles y/o inocentes a lo largo de toda una vida dedicada al “arte” de la guerra. En 1987 el francés Elie Chouraqui (que tiene más oficio en otro tipo de género como bien lo demuestra la divertida Hombre en llamas: Un "Oso" nada cariñoso 4comedia romántica Amándonos, con Christopher Lambert y Catherine Deneuve) realizó una adaptación del libro de Quinnell con muy flojos resultados. Una razón para vivir, como se la conoció en nuestro país allá por 1988, estaba ambientada en Italia exactamente como en el libro. Diecisiete años después llega una versión remozada de El guardaespaldas, menos apegada a la línea argumental original en algunos detalles y con el primer director que se tomó en consideración hace dos décadas para trasladar la cruenta vendetta de Creasy al cine: Tony Scott (finalmente descartado porque aún no había acertado un hit: Top Gun/Reto a la gloria todavía no existía). Evidentemente el hermano menor de Ridley no se olvidó del asunto y decidió producir él mismo -con su productora familiar Scott Free- aquello que le fue negado en sus comienzos.

Los que siguen la obra de Tony Scott ya se imaginarán con qué se van a encontrar al visionar Hombre en llamas. Los cientos de spots publicitarios con que se formó este talentoso británico han influido decididamente en su manera de hacer cine. Su puesta en escena Hombre en llamas: Un "Oso" nada cariñoso 5hiperquinética, lo recargada que suele ser la fotografía (repleta de filtros, angulaciones extrañas, incansables movimientos de cámara y múltiples retoques cromáticos en el laboratorio) y una edición manierista lo han convertido en una figura controvertida, atacada ferozmente por algún sector de la crítica que no le perdona tanto despliegue visual (a veces con razón). La estética publicitaria está presente también en el último opus de Scott. Sus admiradores y detractores tendrán aquí otra oportunidad para manifestarse a gusto. En ese sentido, hay de todo y para todos.

John Creasy (un creíble e intenso Denzel Washington) ingresa a territorio mexicano para visitar a uno de sus escasos amigos, Rayburn (Christopher Walken, mesurado como pocas veces). Una ola de secuestros azota al país y toda familia de dinero que se precie de tal tiene a su servicio por lo menos a un guardaespaldas “de seguro” para acompañar a los chicos -blanco preferido de las bandas delictivas- al colegio. El matrimonio compuesto por Samuel Ramos (Marc Anthony, la más reciente “víctima” marital de la voraz J-Lo) y Lisa Ramos (la blonda australiana Radha Mitchell) necesitan contratar a un profesional para que proteja a su hija, Pita (Dakota Fanning, encantadora como de costumbre). Hombre en llamas: Un "Oso" nada cariñoso 6Por intermedio de Rayburn, Creasy consigue el trabajo y mientras por las noches bebe como un cosaco durante el día intenta cumplir con su rol lo más dignamente posible. El duro ex marine procura no involucrarse emocionalmente con su pequeña empleadora pero claro… ¿cómo resistirse a una niña que lo mira con admiración y al que denomina, en su diario infantil, como su oso personal? El “Oso” Creasy. Por eso, y tras un extenso primer acto de cuarenta minutos, cuando Pita finalmente sea secuestrada y su rescate fracase Creasy saldrá por las calles a buscar a sus captores dispuesto a hacer justicia por mano propia con recursos tan salvajes e impiadosos que harán removerse incómodo al espectador en su butaca.

Hombre en llamas es un filme previsible en su accionar, anacrónico en su temática (aunque Kill Bill procure probar lo contrario), discutible en lo ideológico (todos los mexicanos son feos, sucios y malos) y desmedido en su metraje (dos horas y media narrativamente Hombre en llamas: Un "Oso" nada cariñoso 7injustificadas). Hay buenas actuaciones y situaciones electrizantes como para entretener sobradamente a la platea pero a la novela de A.J. Quinell (cuyo final es muy diferente a la película) no se le hace justicia. Es poco probable que se vuelva a filmar y para colmo dan por cerrada la trama cuando hay otros libros donde Creasy continúa haciendo de las suyas (y no suceden antes de los eventos aquí descriptos). Ni malo ni fallido, Hombre en llamas es un producto dolorosamente desaprovechado.

Título: Hombre en llamas
Titulo Original: Man on fire
Director: Tony Scott
Intérpretes: Denzel Washington, Dakota Fanning, Marc Anthony, Radha Mitchell, Christopher Walken, Giancarlo Giannini, Rachel Ticotin, Jesús Ochoa y Mickey Rourke
Género: Acción, Basado en novela, Crimen, Remake, Thriller
Duración: 146 minutos.
Origen: Estados Unidos, Inglaterra
Año Realización: 2004
Distribuidora: Fox
Fecha Estreno: 26/08/2004

Puntaje 6 (seis)

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