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martes, 23 abril 2024
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La Supremacía de Bourne: No despierten al asesino dormido

En su nueva faceta de héroe de acción vuelve a sorprender Matt Damon con su interpretación del asesino amnésico Jason Bourne. Identidad desconocida fue un muy buen thriller pero en esta secuela el director Paul Greengrass eleva el listón entregando una película donde forma y contenido confluyen armoniosamente apabullando al maravillado espectador.

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En su juventud Robert “Bob” Ludlum (1927-2001) fue actor y luego un exitoso productor de teatro hasta que en los 70’s desarrolló una nueva faceta profesional como autor de best-sellers, por lo general orientados al espionaje. Le fue muy bien si consideramos los millones de dólares que facturó con su no tan vasta obra. Aunque si sopesamos que su primer libro lo publicó recién a los 44 años tener más de veinte novelas en el lomo tampoco debería ser tomado a la ligera. Ludlum no tuvo mucha suerte en el cine. En 1983 un Sam Peckinpah ya muy enfermo realizó su último filme con The Osterman Weekend, una adaptación bastante deshilachada de una de sus primeras obras. En la Argentina se la conoció como Clave: Omega. Un par de años después el experimentado John Frankenheimer rodó la mucho más convincente El pacto (The Holcroft Covenant), con una extraordinaria actuación de Michael Caine. Y eso es todo, amigos. Ludlum tendría que aguardar más de una década y media para volver a recalar en las salas de cines con la La Supremacía de Bourne: No despierten al asesino dormido 3aparición de Jason Bourne, sin duda el personaje más iconográfico surgido de una pluma siempre propensa a enfrentar a individuos con grupos de poder amparados por el gobierno o al menos por miembros clave del aparato político-económico. En materia de TV el creador de El círculo Matarese cedió los derechos de algunos de sus libros para la realización de varios telefilmes. El único que voy a mencionar por su vinculación con el motivo de esta nota es la miniserie The Bourne Identity de 1988 que dirigiera Roger Young (Lassiter, Los tramposos de la lotería) con Richard Chamberlain como el agente amnésico y Jaclyn Smith como Marie. Pasó el tiempo y a escasos meses de su fallecimiento se estrenó Identidad desconocida (The Bourne Identity, 2002), puntapié inicial de una trilogía que continúa con La supremacía de Bourne -que acaba de conocerse en los cines de nuestro país- y que culmina con el libro Bourne: el ultimátum.

Como una suerte de James Bond bajado a tierra con un perfil mucho más realista, Jason Bourne ha sido una bendición para la carrera de Matt Damon. Es un papel fundamental en su filmografía, un antes y un después en su relación con el público y también con Hollywood al probar que era capaz de sostener un proyecto comercial por sí mismo y transformarlo en algo viable. Nadie se imaginaba a este actor tan carilindo como típicamente estadounidense en semejante rol de acción pero en definitiva su presencia ha funcionado de maravillas en Identidad desconocida (dirigida por Doug Liman), y sin dudas ha calado todavía más hondo La Supremacía de Bourne: No despierten al asesino dormido 4en el personaje en esta nueva entrega que supera a la anterior en crecimiento narrativo –gentileza del notable realizador Paul Greengrass, el de Domingo sangriento-. En La supremacía de Bourne (The Bourne Supremacy, 2004) el agente renegado de la CIA sigue buceando en su pasado tratando de reconstruir una historia que a veces preferiría no recordar al hacerse cada vez más evidente su condición de asesino despiadado. El arco argumental lleva a Matt Damon del desconcierto inicial de Identidad desconocida a un proceso de deshumanización tangible con cada descubrimiento desagradable sobre su horrible oficio. Lo difícil de plasmar en la película es la aparente contradicción entre la seguridad absoluta de Bourne como hombre con recursos infinitos para defenderse y contraatacar –física y estratégicamente hablando aunque ese camino lo conduzca a cierta automatización innegable- con el desarrollo de una conciencia a partir de su renacimiento en el filme de Doug Liman. Es complejo mostrar ese conflicto pero Damon lo logra con una actuación intensa y más madura que en aquella obra inicial. En Identidad desconocida el actor de En busca del destino aún conservaba en su cuerpo y rostro rastros de una juventud que en La supremacía de Bourne ya casi no existen más. La transformación de Damon y de Bourne corre en paralelo y sólo pueden admirarse en toda su dimensión poniendo en perspectiva todos sus antecedentes fílmicos con especial detenimiento en la esencial Identidad desconocida.

En La supremacía de Bourne nos reencontramos con nuestro héroe/antihéroe y su novia Marie (Franka Potente) pero además son introducidos varios personajes nuevos como la recta Pamela Landy (una excelente Joan Allen) y el temible Ward Abbott (Brian Cox), ambos trabajando para la CIA pero con agendas muy diferentes. Vuelve la agente de logística Nicky La Supremacía de Bourne: No despierten al asesino dormido 5Parsons (Julia Stiles) que es la única que parece conocer a fondo a Bourne, y se suma un buen antagonista en la figura de Karl Urban (Eomer en Las dos torres y en El retorno del rey). Marton Csokas, el villano de Triple X (Rob Cohen, 2002), interpreta a un colega de Bourne y tiene una sola escena pero esa escena es magnífica. Como suele decirse: no hay papeles chicos para los grandes actores. Sin dar demasiada información para no arruinar la sorpresa podemos contar que, si bien se encuentra lejos del mundo occidental y 100% retirado, Bourne se ve obligado a volver al ruedo para limpiar su nombre tras ser inculpado del asesinato de unas personas durante una operación de la CIA que se encontraba supervisando Pamela Landy. Además de este hecho puntual hay algo más imperioso que lo motiva y tiene que ver con algo más personal que lo afecta profundamente. La película se bifurca en dos vertientes: por un lado se siguen las pistas que surgen de su misterioso pasado. Los recuerdos van aflorando de a poco y el rompecabezas de su vida cobra forma a veces de la manera más dura. Por la otra vertiente, el guión de Tony Gilroy apela a la fórmula de la venganza que si bien no aporta nada nuevo a la causa en cambio sí se destaca por la justeza de sus escenas, la precisión de sus diálogos y una mirada crítica a las instituciones gubernamentales que ya estaba en los libros de Ludlum. Paul Greengrass, un artista que no reniega de los contenidos políticos, demuestra una mano maestra para la acción y con una muy estudiada puesta en escena –que incorpora cámaras en mano que le dan al filme de un tono casi documental- se va superando secuencia a secuencia hasta un clímax a todo trapo por las calles de Moscú. Allí, un atribulado Jason Bourne intenta hacer las paces con sus oscuros orígenes y posibilita quizás el mejor momento de Matt Damon desde lo interpretativo. En un instante de gran quietud e introspección nos damos cuenta de que Bourne finalmente sabe quién es y notamos lo que le pesa saberlo.

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La supremacía de Bourne es una grandiosa secuela. Sólo resta esperar a que el círculo cierre por completo en Bourne: el ultimátum. Ludlum puede descansar donde sea que esté: sus novelas, si bien muy libremente adaptadas, están en buenas manos. Ya era hora…

La Supremacía de Bourne: No despierten al asesino dormido 7Título: La supremacía de Bourne
Titulo Original: The Bourne Supremacy
Director: Paul Greengrass
Género: Acción, Secuela, Basado en novela, Crimen, Misterio, Thriller
Intérpretes: Matt Damon, Franka Potente, Joan Allen, Brian Cox, Karl Urban, Marton Csokas y Julia Stiles
Duración: 108 minutos
Origen: Estados Unidos, Alemania
Año Realización: 2004
Distribuidora: UIP
Fecha Estreno: 30/09/2004

Puntaje 8 (ocho)

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