Por Pablo Arahuete
Reseña: Nuevamente la infancia puesta en jaque, pero esta vez inspirado en un hecho verídico que tiene por marco las prácticas aberrantes que se hacían en reformatorios, tras la posguerra.
Allí, eran internados niños con problemas de disciplina, como el protagonista de este relato, interpretado con brillante credibilidad por Louis Hoffmann, quien padece en carne propia, cuerpo y psiquis las humillaciones y el maltrato de sus educadores en lo que se conocía además como campos de trabajo cristianos.
Haber rodado la película en escenarios naturales y en las propias instalaciones del hoy reformado centro, aportan a la película un grado de crueldad mayor que sumado a las buenas actuaciones sin sobre exposición ni retórica alcanzan para redondear una película fuerte, pero valiente.
Dirección: Marc Brummund – Duración: 104 minutos – Año: 2015 – Intérpretes: Louis Hoffmann, Alexander Held, Max Riemelt, Stefan Grossmann
Sinopsis: Hasta mediados de los setenta existieron en Alemania Occidental internados de educación cristiana en los que la violencia y la represión formaban parte del aprendizaje. Eran verdaderos santuarios del terror, reformatorios para chicos difíciles, jóvenes violentos nacidos en la posguerra. Esta película nos traslada a los escenarios reales de una de esas instituciones aún en pie, concebidas como campos de trabajo y centros penitenciarios de alta seguridad, aisladas en fangosos pantanos y extensiones de llanuras, para poner en escena el descenso al infierno al que se ve abocado Wolfgang. De la vida desprendida del amor materno de una familia disfuncional a la hostilidad de la estricta educación y la tortura. El actor Louis Hofmann interpreta con energía y magnetismo a uno de esos adolescentes “difíciles”, despierto, confiado, de naturaleza insurgente. La tragedia histórica y el drama carcelario, la historia de iniciación y el melodrama familiar, la solidaridad y la brutalidad, luz y oscuridad entrelazados con extraordinario pulso.