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viernes, 26 abril 2024
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Señales: Aquellos encuentros cercanos…

Por Omar Tubio

He aquí una película que presenta un grave problema para el crítico que debe evaluarla. Pensando en el futuro espectador de la misma y tratando de no ser demasiado explícito en cuanto a su desarrollo argumental, procuraré dejar en claro cuáles son mis reparos frente a ella.

Ante todo me declaro un ferviente admirador de Mr. Shyamalan, fundamentalmente de sus dos últimos films: Sexto sentido (1999) -un excelente ejercicio de estilo- y El protegido (2000) -un film incomprendido por el publico masivo, ambiguo, oscuro y poseedor de un clima subyugante que, seguramente con los años, será puesto en el lugar que se merece-. Frente a semejantes antecedentes sólo cabía esperar en este, su siguiente opus, un trabajo a su altura, pero creo yo (y esto es una opinión totalmente subjetiva), lo traiciona el tener que entregar a la industria una obra que logre convertirse en un megasuceso y recuperar así el gancho comercial que había perdido.

En Señales todas las características que hacen a su cine luchan por permanecer en pie, pero se diluyen ante un guión que presenta varios altibajos y, raro en él, muchos lugares comunes. Contrariamente a sus anteriores films aquí aparece el humor, generalmente descansando en sus pequeños protagonistas y desde esa mirada, la del niño. El problema se presenta cuando ese tono humorístico se traslada a los adultos y la mirada no cambia, tornándose pueril, cuando no ridículo.

Dos temas predominan en la película y se cruzan entre sí. La presencia de algo ajeno a este mundo, amenazante y que va tomando cuerpo con el transcurrir de los minutos y por otro Señales: Aquellos encuentros cercanos... 3lado una cuestión teológica que invade a su protagonista principal y lo sumerge en una encrucijada consigo mismo. ¿Existe la casualidad? ¿Somos los artífices de nuestro propio destino o hay “alguien” que nos cuida y nos protege? Cuestión de fe, según dicen. Estamos nuevamente frente a un tema recurrente en Shyamalan: el hombre común frente a un hecho extraordinario, pero con un componente nuevo, la religión.

Mel Gibson compone a un reverendo que abandona sus hábitos al morir su esposa en un accidente fortuito. Su dolor no le permite seguir ocupándose del dolor ajeno y deposita en el Todopoderoso toda su furia y rencor (“Dios… por qué me la quitaste?!!!”). ¿Les suena? Por ello, en el presente sólo se ocupa de su granja y de sus dos pequeños hijos, acompañado de su hermano menor (Joaquin Phoenix) que lo ayuda en sus tareas. De cualquier manera los habitantes del pueblo (uno pequeño y situado en la llamada América profunda) no parecen darse por enterados. A pesar de haber transcurrido seis meses de su dimisión, todos lo llaman Padre y hasta se le confiesan en cualquier sitio, a falta de otro que ocupe su lugar…

La “señal” de que algo no anda bien se presenta en su propio campo, en un cultivo de maíz, donde algo o alguien ha dejado unas gigantescas huellas que forman un símbolo. La televisión, vía CNN se encargará de globalizar el tema, ya que la cámara jamás se apartará del pueblo.

Evidentemente lo verosímil no importa demasiado en esta historia, ya que después de todo sólo se trata de “una de marcianos”. Sino, no se entiende como en el fatal accidente de su esposa (que nos es mostrado en diversos flashbacks), ésta resiste literalmente partida en dos, hasta poder ver y ¡hablar! por ultima vez con su marido. ¿Milagro?

Shyamalan, confeso admirador de Hitchcock y de Spielberg, homenajea al primero en los títulos (bien clásicos) con la partitura de James Newton Howard rememorando a Psicosis, y se sitúa muy lejos de la mirada ensoñadora y pacífica del segundo en su Encuentros cercanos del tercer tipo, con la que igual mantiene algún punto de contacto. Pareciera estar más cerca de La guerra de los mundos o inclusive de Dia de la independencia, aunque no es tan patriotera por suerte. Y hasta se podría establecer un paralelo en su tramo final con la reciente La habitación del pánico, films referenciales en mayor o menor medida, pero sólo como ejercicio cinéfilo.

Por supuesto, todo hay que decirlo, Señales no es un film descartable. Posee secuencias de un muy buen gusto a nivel formal, la puesta en escena del director hindú sigue siendo intachable. Todos y cada uno de los elementos que aparecen en determinado momento tienen su razón de ser (los vasos de agua, el bate de baseball, la enfermedad de su hijo mayor), y en el final vemos como encajan cual pieza de relojería. La utilización del sonido es sencillamente magistral y muchas escenas se resuelven con un excelente uso del fuera de campo.

Quizás hubiera deseado que fuese menos obvia, más oscura y definitivamente con otra resolución, pero ya sería otra película.

Una que me hubiera gustado más.

Señales: Aquellos encuentros cercanos... 2Título: Señales.
Título Original: Signs.
Dirección: M. Night Shyamalan.
Intérpretes: Mel Gibson, Joaquin Phoenix, Patricia Kalember, Cherry Jones, Rory Culkin, Abigail Breslin y M. Night Shyamalan.
Género: Ciencia-ficción, Thriller.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 107 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2002.
Distribuidora: Buena Vista.
Fecha de Estreno: 15/08/2002.

Puntaje: 5 (cinco)

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