Por Juan Blanco
Las películas de M. Night Shyamalan (Sexto Sentido, El Protegido), ya se presenten excusadas dentro de los cánones de la ciencia ficción o se muestren lindantes con lo fantástico, son siempre algo más que una llana película de género. Los personajes que articulan sus historias son gente común, con problemas, ambiciones, miedos, creencias, que de alguna manera se ven inmersos en un contexto que los sobrepasa y deben inmediatamente ajustarse a la magnitud de esas circunstancias adversas. Señales no es la excepción a la regla.
Ahora Bruce Willis cambió por un oportunísimo Mel Gibson. Su personaje es el de un padre, un hermano, un viudo, un ex sacerdote que perdió su fe, un ser aquejado por la idea de estar perdiendo a su familia de a poco. Alguien que, en medio de toda una odisea de emociones desencontradas, deberá luchar por proteger a los suyos de una posible amenaza extraterrestre que acabaría con la raza humana. Todo después de que en los sembrados próximos a su granja aparezcan unas inmensas marcas circulares, en ocasiones pasadas atribuidas a seres de otro planeta al tiempo que consideradas una ostentosa farsa. Y lo que empieza como un caso aislado pasa a adoptar casi de inmediato dimensiones descomunales cuando la amenaza, o la idea de la misma, se propaga alrededor del mundo.
Aunque en Señales el tema no pasa por la incertidumbre entre la amenaza marciana o la farsa, eso es algo por lo que la película se juega más rápido de lo que uno estima. El verdadero conflicto se desencadena en esta primer “familia huésped” una vez cristalizado el problema a afrontar, y de ahí en más la película se regala a sus cuatro protagonistas (Gibson, sus dos pequeños hijos y su hermano interpretado por el excelente Joaquin Phoenix), a sus duelos personales y temores frente a la espera de algo tan incierto como inevitable. Entonces, los karmas que aquejan a estas personas se vuelven más reales que nunca al tiempo que pasan a convertirse en sus mejores armas de batalla.
Las ideas de Shyamalan se debaten en el campo de la fe (al igual que en su segunda película Más astuto que nunca), y la religión pasa a estar puesta en crisis por un hombre (Gibson) que ya no cree, o dice no creer, en que las cosas tienen un orden divino y que hay alguien que vela por nosotros cuando nos encontramos en las peores situaciones. ¿Podrá su familia rota devolverle la fe? ¿Existen los milagros o sólo las casualidades? Ese será el dilema: la bendita trascendencia. Sexto sentido era la película cerradita y segura que le haría ganarse a su público, mientras que El Protegido (su mejor película) presentaba a un Shyamalan igual o incluso más incisivo que en el caso anterior, pero ya con algunos “riesgos comerciales” que harían temblar sus cimientos en lo referente a la taquilla. Ahora, en Señales la apuesta es más ambiciosa y el margen de riesgo es superior al resto de su carrera. Sólo que esta vez esos riesgos exceden el terreno cinematográfico (como sucedía en El Protegido) para situarse en un plano más bien ideológico, o teológico.
El verdadero despertar problemático del film pasa por cuestionarse cosas que implican un rigor importantísimo, y por pretender concluir en un supuesto universal que habrá de conformar a unos pocos y seguro promoverá a la incomprensión u ofensa de muchos otros. No obstante, dentro de las exigencias de su accionar polémico este director nunca deja de mostrarse con suficiente altura narrativa para dar la talla en el asunto. Sus ideas trascendentalmente católicas se encuentran apoyadas en una anécdota que concibe la posibilidad de que exista vida en otro espectro del universo, al igual que la hay para el creyente después de que el alma del hombre deja al cuerpo. Y lo cierto es que en Señales (no un título casual) ninguna de estas ideas carece de su debido fundamento -a lo sumo se verá si uno adhiere o se prefiere lejos-, y eso se debe al poder de precisión de puesta en escena de este director Hitchcockiano que, entre sus múltiples operaciones narrativas, encuentra siempre el curso debido para sus historias para que todo fluya con la solvencia con que sólo saben persuadir los grandes. Shyamalan ya es sin duda uno de ellos.
Título: Señales.
Título Original: Signs.
Dirección: M. Night Shyamalan.
Intérpretes: Mel Gibson, Joaquin Phoenix, Patricia Kalember, Cherry Jones, Rory Culkin, Abigail Breslin y M. Night Shyamalan.
Género: Ciencia-ficción, Thriller.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 107 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2002.
Distribuidora: Buena Vista.
Fecha de Estreno: 15/08/2002.
Puntaje: 8 (ocho)