Por Juan Blanco
El reinado del fuego es otra de esas pruebas de que un par de ideas interesantes no bastan por sí solas para proyectar interés, si no procura acompañárselas con un ordenamiento prioritario y un packaging apropiado para su exposición. Y eso que la base no es menos que un futuro apocalíptico onda Mad Max superpoblado por dragones que acechan al hombre –como toda una especie en extinción-, y guiños como el folklore para niños representado con La guerra de las galaxias (contando que en el futuro Star Wars sería la nueva caperucita roja), o la frase: -si existe algo peor que los dragones, son los americanos-. ¿Acaso no pinta divertido?
Rob Bowman, quien fuera el responsable de varios episodios y de llevar a la pantalla grande al éxito de TV Los expedientes secretos X, ahora cuenta un cuento de dragones, pero contextualizado en nuestros tiempos y en algunos años venideros.
En la presente Londres, el pequeño Quinn despierta de un prolongado sueño al primero de una camada de dragones que, con el correr de los años, habrá de consumir al planeta tierra hasta dejarlo hecho cenizas. Después de dos décadas, el ahora no tan pequeño Mesías británico (ya interpretado por Christian Bale) pasa a liderar una comunidad que sobrevive a duras penas en un castillo en algún punto perdido de Inglaterra. Esta mini-sociedad que predica la defensa como política de guerra, se preocupa por esconder la cabeza echándole siempre un ojo al cielo, para ver si hay moros en la costa, o más bien dragones buscando su cena. Pero todo cambia cuando desde Estados Unidos llega Van Zan (Matthew McConaughey) -una versión del Capitán América adiestrado por Patton, y antítesis de Quinn- quien asegura que la mejor opción para seguir viviendo será enfrentar a las bestias aladas de una vez por todas.
A pesar del sustento con que El reinado del fuego promete hacer de una leyenda romántica una aventura pop desaforada, toda la fuerza parece estar echada en el choque de los mundos de estos dos tipos que –obviamente- se odiarán desde el comienzo hasta los últimos minutos de película. Las ideologías de Van Zan y Quinn no podían ser más distintas (uno es la Guerra y el otro la Paz), y por eso el espectador se va a terminar lamentando por una historia que, prometiendo pura adrenalina, le termina rezando más al melodrama y a sus frases hechas que al fuego y a las piñas. No esperen una escena antológica con dragones y helicópteros, ni ataques que duren más de dos o tres minutos, pero sepan que se pueden conformar en su lugar con un Celebrity Death Match de MTV entre Superman y Batman, eso sí, con los dragones siempre mirando desconcertados… desde afuera.
Hay que decir que algunos (no todos) de los efectos especiales al servicio de las bestias persuaden de su realismo; que por su parte, los actores se pueden considerar más que acrobáticos (aunque más empeñados por inventarse insultos que por combatir a los monstruos); así como también cabe destacar que la dirección propina una corrección que sin dudas evidencia mucho esmero. No obstante, entre tanto elemento plástico dispuesto con delicadeza se escapa esta falta de jerarquización de Bowman, quien se nota que por querer bajar la fantasía a tierra, no advirtió que todo el universo creado para la anécdota pedía a gritos volar entre los Arcángeles esperando que algún dragón se los coma. Una lástima.
Título: El reinado del fuego.
Título Original: Reign of Fire.
Dirección: Rob Bowman.
Intérpretes: Matthew McConaughey, Christian Bale, Izabella Scorupco, Gerard Butler, Scott Moutter, David Kennedy, Alexander Siddig, Alice Krige y Jack Gleeson.
Género: Fantasía, Acción, Aventura.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 101 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2002.
Distribuidora: Buena Vista.
Fecha de Estreno: 05/09/2002.
Puntaje: 5 (cinco)