Por Juan Blanco
Papá Noel no existe; al menos en Argentina dejó de existir hace mucho tiempo. Esto lo saben todos (hasta los chicos). Pero también se sabe, y en especial lo saben los americanos, que para remediar eso existe el cine. Nadie sabe definir todavía qué es el cine, pero se sabe que es un lugar en el que por lo pronto Papá Noel existe, pero se llama Santa Claus.
Según la leyenda, se sabe que es gordo, peludo, canoso, y que se viste de rojo para hacer juego con sus mejillas, que según se dice las tiene siempre coloradas porque está “lleno de vida” (o de birra); tal es así que en nuestro país alguna vez se creyó que Papá Noel era Galtieri. Se sabe también que vive en el Polo Norte, que vuela en un trineo tirado por renos mágicos, y que reparte regalos a los chicos buenos, no me acuerdo qué día de Diciembre, y que a los malos les entrega carbón. Pero lo que nunca se supo hasta que la magia del cine lo reveló, es que Santa es tan torpe como para pifiarle a la chimenea y matarse cayendo desde un techo, o como para que lo vivan secuestrando, y hasta metiendo en cana por violación a la propiedad. Un fiasco.
Claro, por su torpeza, hay navidades en las que los chicos tienen que aguantar con los genitales en la garganta, hasta ver cómo Galtieri se sale del entuerto en que se metió en una de sus tantas noches de borrachera. De esa anécdota sufrida que siempre pone a los niños a cuestionarse una fe que no alcanzan a comprender del todo, es de la que se nutrieron desde siempre las películas sobre Santa Claus. Claro, en todas ellas, una vez que a los chicos ya se los estresó bastante se les cambia el tono por otro que diga que el gordo después vivió chupando para siempre con los elfos, y colorín colorado, esta navidad se ha acabado. Hasta la próxima.
Ahora, cuando en 1994 apareció Santa Cláusula, algo fuera de lo previsto llegó para darle un poco de aire a esos chistes envejecidos de las películas navideñas: se llamaba Tim Allen. Resulta que Tim era Scott Calvin, un ejecutivo cínico (pero re jovial), separado de su mujer y con un hijo que apenas confiaba en él, que de pronto una noche mató de un susto a Santa Claus mientras el gordo hacía su trabajo. En eso, por una cláusula navideña, el asesino de Santa debía ponerse el traje y asumir su nueva identidad… para siempre. Y Scott lo hizo. Desde allí, el tipo tenía un año para poner sus cosas en orden en la tierra (o en los EE.UU.), antes de ponerse gordo, colorado y torpe de por vida.
Un comienzo piola para una historia que se preveía perfilando para la complacencia, cuando un quiebre en el relato de seguro habría de revertir el hechizo, para que el verdadero Santa después reviviera, y Scott volviera con su mujer e hijo a festejar la navidad. Pero no, al final Santa terminaba muerto, Scott convertido en el nuevo Mr. Claus, su mujer casada con otro hombre, y su hijo en custodia de los dos últimos. Ojo, tanto la esposa como el chico quedaban en paz (y en contacto) con el pobre Scott, reconocido y respetado por ambos como el auténtico Santa Claus. Raro, no? Y todo esto con el despliegue de humor ácido por medio de un actor formidable, como lo es sin duda Tim Allen (para los que no lo conocen es el que puso la voz del astronauta de Toy Story).
Aunque un poco desprolija, con malos efectos especiales, y con algunas bajadas banales en los diálogos finales, Santa Cláusula llegaba a ser por momentos tan noble y tan negra en ideas como El extraño mundo de Jack. Pero eso fue hace ocho años. Ahora, para el 2002, Tim Allen se calzó el traje de vuelta (con mejores efectos especiales y de maquillaje), esta vez para una duplicación de aquella anécdota, pero invertida. Ahora Santa se está desantificando (volviéndose parecido a Tim de nuevo) por no tener esposa, motivo por el cual el tipo deberá volver a la tierra (o a los EE.UU.) para buscarse una hembra; caso contrario Santa Claus dejará de existir… como en Argent¡na.
Pero desde ya, Santa tuvo para entonces tanto tiempo siendo Santa, que de Scott Calvin quedó apenas un vago recuerdo, lo que implica que Tim Allen pierda todo vuelo y casi ni tenga cabida en este cuento. Y si a eso le sumamos un guión apto para fetos y con la torpeza propia del personaje en cuestión, es fácil llegar a la conclusión de que Santa Cláusula 2 habrá mejorado en técnica, pero en el camino perdió al comediante y todo el espíritu guerrero de la primera.
Título: Santa Cláusula 2.
Título Original: The Santa Clause 2.
Dirección: Michael Lembeck.
Intérpretes: Tim Allen, Judge Reinhold, Wendy Crewson, Elizabeth Mitchell, David Krumholtz, Eric Lloyd, Spencer Breslin, Liliana Mumy, Aisha Tyler.
Género: Secuela, Comedia, Fantasía, Familiar.
Clasificación: Apta para todo público.
Duración: 104 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2002.
Distribuidora: Buena Vista.
Fecha de Estreno: 19/12/2002.
Puntaje: 5 (cinco)