Por Omar Tubio
Las películas de ciencia-ficción orientadas hacia la más pura aventura se saturaron de viajes o misiones al espacio sideral, a la luna, a otros planetas o a lo que uno pueda imaginarse. Cuando Julio Verne, hace casi ciento cincuenta años atrás escribió “Viaje al centro de la Tierra”, no sólo dejó plasmada una obra maestra en lo literario, sino que aventuró un universo desconocido y por descubrir, al que le adosó criaturas monstruosas sobrevivientes de la prehistoria, y hasta una ciudad perdida en los confines de las profundidades. Hoy, Hollywood retoma esa idea actualizándola con datos científicos y dejando a un lado toda la imaginería verniana, para establecer un conflicto más cercano a lo posible, y vendernos una vez más, la clásica y heroica misión de los americanos para salvar a la Humanidad.
Resulta que por alguna razón (luego nos enteraremos que a causa de un experimento no oficial fallido) el núcleo interno de la Tierra ha dejado de girar, provocando que el campo electromagnético del planeta se vaya deteriorando velozmente. Los primeros síntomas se hacen notar cuando una serie de hechos inexplicables aparecen en diferentes partes del mapa. En Londres, una bandada de palomas pierden su rumbo de navegación y chocan con lo que encuentran, provocando un caos en la ciudad; en Roma se desata una devastadora tormenta que con sus relámpagos y rayos dejan a la capital italiana en llamas, como Nerón unos cuantos siglos antes… ¿Qué está pasando?
Para responder ese interrogante se convoca al geofísico Josh Keyes y a un científico francés, quienes llegan a la conclusión antes expuesta. La única solución es llegar hasta el núcleo, y con una detonación “despertarlo de su letargo”. Todo lo que sigue es la larga preparación de la misión, la formación del equipo que la tripulará, y el viaje en sí mismo, que ocupa la segunda parte de la película.
Pese a que como dije en un principio, no se trata de una misión al espacio, es casi lo mismo, ya que lo primero que nos viene a la memoria es Armageddon, el insufrible mamotreto de Michael Bay. Todos los tópicos y lugares comunes de este tipo de films están presentes: la CIA y sus intereses ocultos, el científico idealista y el que solo busca la fama, la chica fría y aguerrida que necesita demostrar su valía, los que se sacrifican en pos de la concreción con éxito del cometido, y por último y como corolario, la -falsa- sensación de que únicamente los americanos son los que se preocupan por el bien de la Humanidad y saben cómo hacerlo.
Lo que distingue a El núcleo de otros films de sus características es principalmente su casting: la oscarizada Hillary Swank, Aaron Eckhart (el actor fetiche de Neil LaBute), el carismático Stanley Tucci. Todo ellos, sin ser estrellas de envergadura, inscriben a la película casi en la categoría “B”. Es decir, no se trata de un mainstream con todas las letras (a pesar de que se la venda como tal), y por eso se le disculpan unos efectos especiales que no son precisamente de lo mejor que uno ha visto en los últimos tiempos.
En definitiva, una larga y de a ratos tediosa remake de Armageddon, pero bajo tierra.
Título: El núcleo.
Título Original: The Core.
Dirección: Jon Amiel.
Intérpretes: Aaron Eckhart, Hilary Swank, Stanley Tucci, Delroy Lindo, Nicole Leroux, DJ Qualls, Tchéky Karyo, Bruce Greenwood, Alfre Woodard, Richard Jenkins, Rekha Sharma y Christopher Shyer.
Género: Ciencia-ficción, Aventura.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 135 minutos.
Origen: Reino Unido/ Francia/ Italia/ Alemania/ Canadá/ EE.UU.
Año de realización: 2003.
Distribuidora: UIP.
Fecha de Estreno: 03/04/2003.
Puntaje: 4 (cuatro)
