Por Pablo E. Arahuete
Rostros en primer plano y una cámara que escudriña entre el cemento de una Buenos Aires gris. El blanco y negro para resaltar el contraste y la urgencia de lo urbano se impone. Lo anónimo se cruza de golpe con la vida mundana de Marcia (Tatiana Saphir), una joven gorda, vendedora de ropa interior femenina. Sus clases de gimnasia modeladora para bajar esos kilos de más no resultan y ella arrastra su aburrimiento. De pronto, dos chicas pseudo punks la acechan en la calle. Mao y Lenin, las dos muchachas vestidas a la moda “piercing” la incomodan y sin vueltas le ofrecen tener sexo. El argumento de la heterosexualidad de Marcia no alcanza para que Mao (Carla Crespo) desista de su actitud atropellada y le declare su amor. Ante la nueva negativa de la tímida Marcia y ayudada por la andrógina Lenin (Verónica Hassan), Mao emplea la fuerza y la secuestran.
El crudo realismo y la inquietud por saber más aparecen en los primeros minutos de Tan de repente, ópera prima de Diego Lerman. A partir de ahí, el film se introduce en el ámbito de la road movie pero se aleja con gran sutileza de los códigos de esta categoría. Se entrecruza con el viaje iniciático de Marcia, personaje obligado a participar de una aventura incierta y descubrir un mundo ajeno. A diferencia de las road movies convencionales, la obra de Lerman abandona el viaje y se instala en la casa de la sexagenaria Blanca (Beatriz Thibaudin), la tía vieja de Lenin, quien vive junto a dos inquilinos, una pintora joven y un estudiante de biología tartamudo e introvertido, en Rosario. Así, el vértigo de Buenos Aires del comienzo contrasta con la tranquilidad de la casa y la mirada reflexiva se precipita, desnuda el vacío y se incrusta en lo anecdótico con fricciones entre los personajes.
La magistral dirección permite arribar al detalle de la puesta en escena, donde los personajes quedan despegados del fondo, muestran su cuerpo y se mimetizan con el lugar. La fotografía resalta los matices y crea una atmósfera fría, donde el paso del tiempo se dilata. Diego Lerman descubre la belleza en las pequeñas cosas, explora la profundidad de lo anecdótico con la excusa de acercarse a sus criaturas de carne y hueso sin prejuicios. Utiliza hábilmente el humor y la ironía para descomprimir la tensión, y no como un relleno como suele ocurrir últimamente con el cine nacional.
Sin duda, el excelente resultado de Tan de repente y su reconocimiento en Festivales de primera línea (Buenos Aires, La Habana, Biarritz, Cannes, entre otros), debe la mitad del crédito a sus actrices. Tatiana Saphir deslumbra por su seguridad frente a la pantalla, Carla Crespo inquieta por su aspereza y Verónica Asan conmueve por su fragilidad oculta en su personalidad errática. Un párrafo aparte merece la soberbia actuación de Beatriz Thibaudin, quien compone a la entrañable Blanca.
Con la melancolía de un film de Godard, la creatividad de los mejores directores del cine moderno, Tan de repente confirma que el cine nacional transita por su mejor momento y se regenera con propuestas audaces, innovadoras y actuales. Un lujo para estos tiempos confusos. El film de Lerman es un suspiro en el vacío.
Título: Tan de repente.
Título Original: Idem.
Dirección: Diego Lerman.
Intérpretes: Carla Crespo, Verónica Hassan, Tatiana Saphir, Marcos Ferrante, María Merlino y Beatriz Thibaudin. Género: Drama.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 92 minutos.
Origen: Argentina/ Países Bajos.
Año de realización: 2002.
Distribuidora: Alfa Films.
Fecha de Estreno: 19/06/2003.
Puntaje: 9 (nueve)