Por Juan Blanco
Ciertamente no sé si a Robert Duvall le encanta nuestro país a raíz del descubrimiento del tango, o viceversa, pero lo cierto es que ambas cosas lo ponen de la nuca y Bobby cada vez que puede lo demuestra. Vino de visita unas 30 veces y no se cansa. Se casó con una tanguera salteña y hasta se dio el lujo de filmar una película de género por nuestros lares que incluyera el baile que tanto lo apasiona en la mismísima trama (o al menos de esto último se puede decir que lo intentó). Sea como sea, cabe denominarlo un porteño de alma, cuando no de cuna, pero eso sería lo de menos. Su película se llama Assassination Tango, un policial tanguero (me hace acordar al slogan de Calles de Fuego, que decía “una fábula de Rock’n Roll”) no del todo redondo por cuestiones de jerarquización. Y sí, Bob -escritor, productor, protagonista y director- se pasó de híbrido desde su mismo título, veamos de qué modo…
Para poder considerar a Assassination Tango como un policial neto, habría que omitir mucho baile y una desmesurada obsesión turística (la parte del choripán es graciosísima…). Para un musical sobre tango, entonces le sobran tiros y una trama demasiado ficcional a cuestas. Y para ser un documental con el lema “Qué bello es mi país!”, hay demasiado énfasis puesto en el baile como referencial absoluto, además de que aún sobraría Robert con un rifle de alto impacto. Y si, Duvall lo intentó todo a modo de combo tres por uno, lo cual no sería un problema mayúsculo, pero lo malo es que lo hizo sin el suficiente tacto, y más que transiciones entre tonos hay saltos gruesos. Las buenas intenciones son importantes, y eso cuenta, pero lo cierto es que tampoco pueden serlo todo. En Assassination Tango Robert Duvall pretendió narrar una ficción prácticamente inofensiva al tiempo que rendir un homenaje de iguales medidas a sus placeres más íntimos, como los que ya se indicaron antes, y por ello su película no duele ni indigna, pero tampoco asombra y hasta confunde un poco, hay que decirlo.
En la anécdota Bob es un asesino a sueldo americano (genialmente interpretado, cabe apuntarlo) con un contrato a ejecutar en Buenos Aires. Tiene que matar a un general malo, muy malo, y aparentemente él sería el mejor para el trabajo, a pesar de su edad y de algunos condicionamientos lingüísticos. La cosa se complica cuando su “blanco” de repente cambia su itinerario, y John (Duvall) queda varado por más tiempo del estimado en una ciudad sobre la cual ignora todo, y a todos. No obstante, como buen mañero habrá de ocupar su tiempo en plena exploración de las noches porteñas, y conocerá un baile hipnótico: el tango. Cuando John se cruce accidentalmente por segunda vez con este ritmo, lo hará para enamorarse de Manuela (la esposa de Bobby en la actualidad), una bailarina profesional medio seriota pero no menos impactante. Entonces sus prioridades cambiarán por completo, haciendo del recio de John un tonto enamorado que no sabe ni dónde pisa pero que no duda en lanzarse al ruedo.
Lo injusto es que en esos mismos momentos de quiebre donde Robert se vende a sus emociones, Assassination Tango pierde toda identidad y coherencia interna. En su arrebato de pasión Duvall confunde las prioridades de su historia, como su mismo personaje lo hace con su misión, promoviendo a una desprolijidad que desconcierta y genera una completa pérdida de concentración en el espectador. En su aparente mirada ingenua sobre todo ese mundo que admira, se esconde un tipo que la tiene más que clara (porque Duvall sabe tanto de cine como de tango), y al que uno no puede evitar descubrir haciéndose el otario. La credibilidad de su asesino se rompe en pedazos en su afán por mostrarlo vulnerable; y cuando tras tantos tropiezos milongueros éste decida volver a lo suyo, ya no quedará lógica para sostenerlo.
Insisto en que a Robert, al momento de gestar Assassination Tango, las buenas intenciones le sobraron, pero para mezclar negocios con placer hay que ser más que astuto, y no un tonto enamorado o un turista fascinado. De todos modos, ¡gracias por el tributo Bob! Huevo pusiste y mucho…
Título: Assassination Tango.
Título Original: Idem.
Dirección: Robert Duvall.
Intérpretes: Robert Duvall, Rubén Blades, Kathy Baker, Luciana Pedraza, Julio Oscar Mechoso, James Keane, Frank Gio, Frank Cassavetes.
Género: Crimen, Drama, Romance.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 114 minutos.
Origen: EE.UU./ Argentina.
Año de realización: 2002.
Distribuidora: Compañía General de la Imagen (CGI).
Fecha de Estreno: 04/09/2003.
Puntaje: 5 (cinco)