Por Pablo Arahuete
La cinematografía china contemporánea representa en el panorama del cine mundial un ejemplo de recambio cultural e ideológico que la ubican en un lugar de privilegio. Durante décadas de ostracismo, producto de una feroz dictadura que se recrudeció con el enfrentamiento entre estudiantes y sectores del Ejército Popular Chino (aunque supuestamente ambos bandos defendían a Mao), sus seguidores levantaron una bandera que atentaba contra el libre pensamiento. De este modo reinó en el país la censura. Los enemigos del pueblo debían ser reeducados en pueblos donde se trabajaba a destajo y en precarias condiciones, junto a los campesinos, bajo la supervisión del Ejército. Con la muerte de Mao en 1976 y una crisis social de varios años, se iría gestando en China un polo contracultural en la piel de estudiantes e intelectuales. Este proceso de lucha contra la opresión económica y cultural estalló en 1989 en los cruentos episodios de la Plaza de Tiananmen. Allí, estudiantes y civiles desarmados fueron reprimidos por el Ejército. Hoy, la tragedia de Tiananmen es un símbolo de resistencia pacífica contra el poder absoluto y para muchos sobrevivientes un recuerdo de una época que abrazaba utopías.
Esta larga introducción no es en vano, sino que sirve para ubicarnos en el contexto de Balzac y la joven costurera china, film del director y guionista Dai Sijie (hoy radicado en Francia). Basado en su bestseller semi-autobiográfico, refleja la experiencia del director durante su estadía en los centros de reeducación en los años 70 y reconstruye, nostálgicamente, la historia de un pueblo campesino que sufrió los embates del tiempo y del progreso de una de las economías más poderosas del planeta.
Luo (Chen Kun) y Ma (Liu Ye) son amigos que viven en el pueblo durante la Revolución Cultural a fines de los años 60. Hijos de intelectuales reaccionarios, fueron reclutados en un centro de reeducación y allí trabajan para el régimen en la explotación de una mina de carbón y en la cosecha. Para el Jefe del Pueblo (Wang Shuangbao), ferviente admirador de Mao, ellos cuentan con un atributo y ese privilegio es útil para la causa: saben leer y escribir y son hábiles narradores de historias que disfrutan en el cine del pueblo, para luego reinventarlas ante el improvisado auditorio de lugareños.
Frente a la ignorancia de su superior y sus compañeros, hacen valer su ingenio y filtran la música de Mozart en el violín de uno de ellos con el rótulo irónico de “Mozart está pensando en Mao”.
Así, sobreviven al oscurantismo de la Revolución, impulsora del cierre de Universidades y escuelas. La rutina del trabajo y la chatura general pasan a un segundo plano al conocer a la nieta del sastre del pueblo (Zhou Xun), una bella muchacha con quien entablan una pronta amistad. También toman contacto con otro intelectual reeducado, Cuatro Ojos (Wang Hongwei), propietario de literatura subversiva que esconde celosamente.
A través de la lectura de novelas de Dostoievski, Tolstói, Víctor Hugo y, sobre todo, Balzac, inician en una aventura de conocimiento y sensibilidad a la mujer y se enamoran de ella. Bajo la influencia de un nuevo pensamiento, la chica y los muchachos crecen y atraviesan distintas etapas que conforman el núcleo central del film.
Sin una intención de revisionismo histórico, Dai Sijie introduce el clima vivido en aquel tiempo y privilegia la historia de sus personajes. El relato, pacientemente elaborado desde el guión y el poder evocador de las imágenes, rescata lo mejor del cine de estos tiempos, acostumbrado a la inmediatez y el abuso tecnológico.
El realizador condensa en una historia costumbrista, apelando a la belleza del paisaje y el uso expresivo de la fotografía, un caudal de metáforas que realzan el valor del cine y, sobre todo del arte como reflejo del pensamiento. Así la oscuridad de una mina de carbón, símbolo del otro oscurantismo, contrasta con la luz del conocimiento de los libros y la naturaleza humana.
La mirada nostálgica desde el presente remonta un pasado de lucha que veía con buenos ojos la cultura de occidente pero no olvida a la tradición. Si bien es evidente la occidentalización de Dai Sijie en su tono bucólico y despreocupado, jamás reniega de sus orígenes y eso lo transmite hacia el final de su obra.
Con la delicadeza de un sastre, Sijie teje con puntada fina esta deslumbrante película de alto vuelo poético y reafirma el buen momento del cine chino en un mundo donde pensar en libertad sigue siendo un privilegio de pocos.
Título: Balzac y la joven costurera china.
Título Original: Xiao cai feng.
Dirección: Dai Sijie.
Intérpretes: Zhou Xun, Chen Kun, Ye Liu, Wang Shuangbao, Wang Hongwei, Cong Zhijun, Xiao Xiong, Ang Zouhui, Chen Wei, Chen Tianju.
Género: Biografía, Drama, Romance.
Clasificación: Apta mayores de 13 años, con reservas.
Duración: 110 minutos.
Origen: China/ Francia.
Año de realización: 2002.
Distribuidora: Telexcel.
Fecha de Estreno: 04/09/2003.
Puntaje: 9 (nueve)