Por Omar Tubio
Cuando una película se convierte en saga y su justificación responde más a cuestiones de marketing que a las argumentales estamos en problemas. Esto ya pasó en su momento en los años 80 con el suceso taquillero de Porky’s (1981), que “obligó” a sus productores a estirar la historia en dos continuaciones más con resultados bastante desalentadores. Y el paralelo con dicho film no es casual, ya que American Pie (1999) es decididamente la Porky’s del nuevo milenio. Esto es: grupo de amigotes surgido de la escuela que descubren y experimentan el sexo en situaciones desopilantes, con personajes ídem, etc.
Entre los años transcurridos entre una y otra serie, los Hnos. Farrelly irrumpen en el firmamento cinematográfico incorporando mucho más abiertamente lo que ya se venía esbozando de manera más tímida en producciones de este tipo. Así el humor negro, lo escatológico, el chiste grueso y el llamado “mal gusto” llegan a su máxima expresión.
American pie en su primera aparición hizo gala de este delicado equilibrio presentando a unos personajes que rápidamente se ganaban nuestra simpatía, y donde lo sexual y chabacano se emparentaba de forma directa con la inocencia, la frescura y la espontaneidad logrando gags muy efectivos que en algún caso pasarían a formar parte de nuestra memoria cinéfila. Cómo olvidar aquel pastel de manzana en manos de un Jason Biggs totalmente obnubilado por el deseo; un gag que está a la altura del mechón de pelo levantado de Cameron Díaz en Loco por Mary (Farrelly, of course).
En 2001 llegó una secuela para el olvido que en vez de sumar restaba, y ahora con American Pie: La boda (2003) se supone que ¿culmina? la historia cuando su personaje principal, Jim, le propone matrimonio a su amada Michelle. Los preparativos de la boda, la presentación de las dos familias, la despedida de soltero y la llegada de un nuevo personaje (hermana de la novia) serán los ejes sobre los cuales girarán los principales gags de la película y donde se intentará, una vez más, equilibrar la comedia de tono romántico con sus dosis de ternura y candidez con su faz opuesta, en donde reinará en este caso Stifler (Sean William Scott), a quién se le ha dado más protagonismo para balancear estas dos vertientes. Su personaje está más desatado y desaforado que nunca, como si en estos años hubiera permanecido virgen y las hormonas estuvieran por estallarle en su cuerpo. Scott lo personifica con la sombra de Jim Carrey a su lado. También tiene a su cargo la secuencia más problemática de la película, de la cual sólo diremos que tiene que ver con excremento canino y que de haber durado lo necesario hubiera sido un gag efectivo, pero al regodearse con el efecto termina por ser casi repulsivo. Son decisiones que atentan contra el resultado final.
America Pie: la boda no termina por hacerle honor a su origen, pero hay que reconocer que está un poco mejor que la segunda, los muchachos no terminan de crecer y se siguen comportando como adolescentes en celo, pero si así lo hicieran la película no tendría razón de ser. Y si bien en términos de ritmo es bastante despareja y algunos tramos se alargan innecesariamente, los personajes conservan ese carisma que los hiciera queribles y reconocibles (Jim y su padre son el mejor ejemplo). En el epílogo hará su aparición (otra vez) la mamá de Stifler y se irá a la cama (otra vez) ya saben con quién. ¿Gag repetido vale por tres?
Chris Klein, Mena Suvari y Tara Reid ya no fueron de la partida pero tampoco se los extraña. Sean William Scott ya protagoniza junto a Chow Yun Fat o The Rock pelis de acción y Jason Biggs se codea nada más ni nada menos que con Woody Allen. Un presente bastante promisorio para aquellos ignotos jóvenes actores surgidos de un film que sólo quería divertir.
Título: American pie: la boda.
Título Original: American wedding.
Dirección: Jesse Dylan.
Intérpretes: Jason Biggs, Seann William Scott, Alyson Hannigan, Eddie Kaye Thomas, Thomas Ian Nicholas, January Jones, Eugene Levy, Fred Willard, Molly Cheek y Deborah Rush.
Género: Secuela, Comedia.
Clasificación: Apta mayores de 13 años, con reservas.
Duración: 96 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2003.
Distribuidora: UIP.
Fecha de Estreno: 04/12/2003.
Puntaje: 6 (seis)