Hace algunos años se mencionaba a S.W.A.T. como un posible vehículo para el lucimiento de Arnold Schwarzenegger, que –cumpliendo su habitual promesa/amenaza- regresaba al trabajo tras varias temporadas de ostracismo. Pero el actual Governator del estado de California no estaba muy convencido del proyecto y prefirió dar un paso al costado. La idea de recrear cinematográficamente la vieja serie con Robert Urich (Dios lo tenga en la gloria) quedó en stand by por un largo tiempo. Pero era sabido que tarde o temprano se iba a concretar. Y el momento llegó. Como en vidas pasadas cometimos fechorías imperdonables, para castigarnos por nuestros pecados acaba de estrenarse la tan postergada película que el productor Neal H. Moritz soñaba con realizar. Por el bien general, ojalá su sueño hubiese quedado trunco.
S.W.A.T. – Unidad especial adhiere con fervor a un género netamente orientado a los hombres pero la acción, las explosiones y los personajes unidimensionales no logran disimular el fin ulterior de este producto en apariencia simple y poco pretensioso: la publicidad encubierta de la institución policial. Por ese motivo es muy fácil establecer un paralelismo con Top Gun/Reto a la gloria -otro filme “oficial” por antonomasia en su panegírico a la Fuerza Aérea-, cuya estructura es demasiado similar para ser nada más que una coincidencia. La fórmula básica consiste en la descripción somera de los reclutas, sus diferencias, la relación con sus superiores, el dilatado proceso de entrenamiento que los terminará uniendo como a hermanos y por fin, en el último tercio de la historia, la misión arriesgada en la que volcarán con valentía inusitada todo lo aprendido previamente.
De acuerdo, ambas difieren en ciertos matices argumentales. Por ejemplo, en S.W.A.T. hay policías que traicionan a sus compañeros por dinero. Para compensar esa decisión, los guionistas martirizan al personaje que sufre como una madre por la culpa. Si eso no es condescendencia, ¿qué es? La trama presenta otros dos villanos: un ex miembro de la unidad que se descarrió –no califica como personaje de equilibrio porque fue dado de baja de la fuerza en la primera secuencia del filme- y un mafioso francés encarcelado dispuesto a lo que sea con tal de recuperar la libertad. El único antagonista que duda y se preocupa por sus colegas es justamente el policía panqueque. Esa auto-indulgencia es la que delata la intención de los productores y deteriora la credibilidad de la propuesta que cae de a ratos en el papelón.
S.W.A.T., debo decirlo, no es un policial. Es un simulacro de policial. Y uno terriblemente vacuo si consideramos que la línea argumental principal arranca recién a los setenta minutos de proyección. Hasta entonces debemos soportar las patéticas bravuconadas de sus latosos protagonistas. Si para colmo de males ese último segmento no aporta ni un solo pasaje de acción decente queda poco por agregar. Carente de ingenio e imaginación, S.W.A.T. acumula lugares comunes con un entusiasmo digno de mejor causa. Altamente recomendada por la OMS para enfermos crónicos de insomnio. Efectividad garantizada.
Título: S.W.A.T. – Unidad especial.
Título Original: S.W.A.T..
Dirección: Clark Johnson.
Intérpretes: Colin Farrell, Samuel L. Jackson, Michelle Rodriguez, Olivier Martínez, LL Cool J, Josh Charles, Brian Van Holt, Jeremy Renner, Larry Poindexter, Page Kennedy y Denis Arndt.
Género: Acción, Thriller, Policial.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 117 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2003.
Distribuidora: Columbia.
Fecha de Estreno: 04/12/2003.
Puntaje: 2 (dos)