Por Sergio Dobosz
No dudaría jamás en sostener que los personajes animados de la galería Warner son los más importantes de la historia. Luego del horroroso precedente establecido por el execrable film Space Jam (1996), y caracterizados por la misma dinámica quebradora de estructura que poseen los cortos animados (se emiten sin interrupción desde 1930), llegan a la pantalla grande Looney Tunes: de nuevo en acción, comandados por el reconocido director Joe Dante. Afortunadamente, Dante es un gran conocedor del material animado, y su amor por los personajes y sus personalidades se hacen evidente en la sensibilidad que este director siempre imprime en sus películas (casos concretos son Gremlins, Aullidos y Matinee); en esta oportunidad, el concepto marketinero que caracterizó a Space Jam es profundamente atacado a tal punto de atreverse a burlarse agriamente de esa actitud, mofándose del posicionamiento del producto empleando para ello grandes dosis de sarcasmo y cinismo. Y si bien no podemos esperar una sátira extremadamente incisiva, al menos es refrescante ver que Dante es uno de esos fans que han sido traicionados por el modo como Warner Bros. maltrató a los queridos personajes de Looney Tunes.
En esta ocasión, Bugs Bunny y el Pato Lucas, actores bajo contrato de la Warner Bros., continúan con su interminable pelea. Cansado de conformar la sombra de Bugs, Lucas decide abandonar el Estudio para siempre. Para ello, la vicepresidenta de comedia de Warner Bros., Kate Houghton (Jenna Elfman), una mujer con poco sentido del humor, lo libera de su contrato y ordena al guardia de la WB y aspirante a especialista de cine DJ Drake (Brendan Fraser) a que capture y “conduzca” a Lucas fuera de los terrenos del estudio. Convertido de repente en un compañero sin un héroe, el pato decide aliarse con DJ, le guste o no. Mientras tanto, el perverso Mr. Chairman (Steve Martin) de la igualmente perversa Acme Corporation está decidido a apoderarse del mundo; con la ayuda del misterioso y poderoso diamante Mono Azul, piensa transformar a la población mundial en simios y ponerlos a trabajar en sus fábricas, para luego volverlos a la condición humana y venderles los mismos productos que fabricaron a cambio de irrisorios salarios. Con Lucas, Bugs y Kate, DJ se pone en marcha en un desesperado intento de llegar al diamante antes que los malvados empleados de Acme y salvar al mundo de sus malvadas garras. Su persecución lleva a los cuatro por todo el mundo para encontrarse con varios agentes secretos, desde Dusty Tails, una corista del ostentoso casino de Yosemite Sam en Las Vegas, hasta Mother (Joan Cusack), la severa pero cariñosa cuidadora de las diversas criaturas de otro mundo alojadas en el Área 52, un lugar tan extraordinariamente secreto que el Área 51 (un supuesto centro secreto del gobierno de los Estados Unidos) se inventó sólo para ocultarlo. A continuación son las luces de París y los tesoros del Louvre, y finalmente las más profundas selvas de África, donde deben llegar al mortífero diamante antes que el despreciable Mr. Chairman.
Poco importante resulta esta disparatada trama en un film donde lo destacable es la metralla de delirantes gags y citas de las más variadas fuentes: la persecución dentro de un set en donde Roger Corman (Dante debutó con él, editando tráilers de films rusos y filipinos) dirige una nueva película de Batman; referencias a films que van desde El hombre del planeta X, El cerebro que no podía morir y Los usurpadores de cuerpos; el proyectil marca ACME que el coyote usa llamado “Hi There! coincide con el nombre de la bomba que Slim Pickens montó en el film Doctor Insólito (1964) de Stanley Kubrick; una secuencia llena de inspiración pictórica, cuando nuestros héroes se cuelan en el Museo de Louvre para hallar una pista escondida dentro de la Mona Lisa, lo que lleva a una fabulosa persecución por algunos los más famosos cuadros, mimetizándose con las formas, técnicas y estilos de renombrados artistas.
Todo es posible en el mundo de los Looney Tunes, inclusive Bugs Bunny puede pescar a Nemo, el popular personaje de Pixar, y Shaggy puede increpar al actor Matthew Lillard por su pobre caracterización en el film Scooby Doo. Y la sátira no se acaba allí. Uno de los personajes, Damien Drake, es un actor que interpreta a un superagente secreto en la ficción, quién es ni más ni menos, el inglés Timothy Dalton, quien fuera James Bond a fines de los ‘80.
Estas son precisamente las características básicas que permiten comprender este fenómeno que, quiérase o no, ya lleva setenta años de vida. Alejados del cine “didáctico” que nos tiene acostumbrado la Disney, Looney Tunes: de nuevo en acción nos regala entretenimiento del más alto nivel destinado a un público sin fronteras.
Se recomienda no leer el siguiente párrafo si usted no ha visto todavía el film
Al final del film, Lucas hace estallar el satélite con el diamante del Simio Azul, y dos rayos salen disparados hacia la tierra; uno de ellos impacta en el villano de ACME que lo convierte en simio, pero el otro pasa rasante sobre la Tierra. Volverá a caer sobre Mr. Chairman transformándolo en un ser humano deseoso de venganza????… ¿habrá una nueva vuelta a la acción?
Título: Looney Tunes: De nuevo en acción.
Título Original: Looney Tunes: Back in Action.
Dirección: Joe Dante.
Director de animación: Eric Goldberg.
Intérpretes: Brendan Fraser, Jenna Elfman, Steve Martin, Timothy Dalton, Heather Locklear, Joan Cusack, Bill Goldberg, Don Stanton, Ron Perlman y los personajes clásicos animados de Warner.
Género: Animación, Aventura, Comedia.
Clasificación: Apta todo público.
Duración: 93 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2003.
Distribuidora: Warner Bros.
Fecha de Estreno: 11/12/2003.
Puntaje: 8 (ocho)