Por Omar Tubio
Las expectativas previas con respecto a Un Viernes de locos no eran muy alentadoras que digamos. La ya muy trillada idea del intercambio de cuerpos o de roles ha sido utilizada en numerosas ocasiones y en todas sus variantes posibles. Viceversa, Hay una chica en mi cuerpo, Una rubia caída del cielo, Este cuerpo no es mío y muchas otras dan cuenta de ello. En este caso, además, se trata de una remake de un film de los 70 –idéntico título y protagonizado por Barbara Harris y Jodie Foster- que los estudios Disney desempolvaron para aggiornarlo a los tiempos que corren. O sea que no se podía esperar nada muy original que digamos.
Y de hecho los logros de esta amable y divertida comedia familiar no pasan por la originalidad de la propuesta, sino por otros detalles que hacen a la puesta en escena y que convierten a esas situaciones tantas veces vistas en algo novedoso. También ayuda, y mucho, la química establecida entre las dos protagonistas, pero eso lo dejo para el final.
Como ya dijimos anteriormente se trata de un producto de la factoría Disney, por lo cual de antemano ya sabemos que si se trata de una comedia familiar, los valores de tan sagrada institución prevalecerán ante todo y no ha de caber, bajo ningún punto de vista, un final que no sea feliz con sonrisa de oreja a oreja. Pero la película se sobrepone a todo eso y sale airosa.
Tess Coleman (Jamie Lee Curtis) es una atareada profesional de la psicología y una todavía atractiva viuda, que no da abasto con sus celulares y que encima debe ocuparse de los preparativos de su inminente boda y de los avatares de su convulsionado hogar que componen su anciano padre, un niño con todas las pilas puestas y una hija adolescente en plena rebeldía. Anabell (Lindsay Lohan), la chica en cuestión, tiene problemas en la escuela, está “muerta” con un estudiante mayor que no le da toda la atención que ella querría y además ensaya con una banda de rock esperando alguna oportunidad. Entre madre e hija todo es tensión y los enfrentamientos no se hacen esperar. El plato está servido para que el artilugio del hechizo que invertirá los roles se produzca, esta vez de la mano de una entrometida chinita y unas sabrosas galletitas mágicas.
De allí en más está lo mejor de la película. Los gags se suceden sin cesar y los enredos se producen inexorablemente. Por supuesto que todo en un tono light y si se quiere previsible, pero donde prevalece el respeto por el espectador al que jamás se lo toma por idiota (algo muy frecuente en este tipo de films). La moraleja final es la que Ud. se imagina y tanto mamá como la nena entenderán que nada es tan blanco ni tan negro como parece.
La química de la que hablaba antes la producen: una Jamie Lee Curtis en su salsa, divertida, espontanea, dispuesta a reírse de si misma (la escena del espejo es antológica) y con un sentido de la comedia física que pocas actrices de Hollywood dominan. Y por otro lado Lindsay Lohan, más conocida en el ámbito televisivo, de la cual el mejor elogio que se le puede conceder es que no desentona para nada frente a su fuerte antagonista.
Si la quiere pasar bien y en familia, es una buena propuesta para distraerse un rato sin mayores pretensiones. Lo peor en este caso es no poder acceder a ninguna copia subtitulada, ya que la distribuidora decidió (incomprensiblemente) estrenar solo versión doblada al castellano, algo que impide disfrutar completamente del show de la Curtis.
Título: Un viernes de locos.
Título Original: Freaky Friday.
Dirección: Mark Waters.
Intérpretes: Jamie Lee Curtis, Lindsay Lohan, Mark Harmon, Harold Gould, Stephen Tobolowsky, Chad Michael Murray, Christina Vidal, Ryan Malgarini, Haley Hudson, Lucille Soong, Rosalind Chao y Willie Garson.
Género: Remake, Comedia, Familiar, Fantasía.
Clasificación: Apta todo público.
Duración: 97 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2003.
Distribuidora: Buena Vista.
Fecha de Estreno: 08/01/2004.
Puntaje: 7 (siete)