Por Pablo E. Arahuete
Corazones abiertos, séptima película de la danesa Susanne Bier, aborda con un tono intimista y desprovisto de especulaciones la fragilidad de la vida. Sin buscar respuestas funcionales a modo de recetas para afrontar lo inevitable, el film, realizado bajo los preceptos del Dogma 95, deja fluir las preguntas en sintonía con el crecimiento dramático que transita.
Un trágico accidente automovilístico transforma drásticamente los planes de vida de Cecilie (Sonja Richter) y Joachim (Nikolaj Lie Kaas), una joven pareja a punto de casarse. Además, la tranquila convivencia de Marie (Páprika Steen) y Niels (Mads Mikkelsen), un matrimonio con tres hijos, se ve trastocada por partida doble: Marie es la responsable del accidente y Niels es el médico encargado de atender al joven accidentado que ha quedado postrado. Niels se enamora de Cecilie durante sus charlas en el hospital cuando visita a Joachim, quien le manifiesta su desprecio y pretende alejarla de su nueva realidad pero ella insiste.
Bajo la premisa de cómo sigue la vida cuando sufre un vuelco repentino como éste, el guión de la misma realizadora con la colaboración de Anders Thomas Jensen explora las aristas menos visibles de un complejo entramado de relaciones humanas.
El deseo, la culpa, las crisis de la mediana edad se reflejan en los conflictos de los personajes que se deslizan por una pendiente abrupta. La historia se convierte por momentos en un triángulo amoroso que se derrumba intermitentemente y avanza con buen ritmo por lo incierto.
Si bien es cierto que el film de Bier entra en complicidad con algunos aspectos de Contra viento y marea de Lars Von Trier, como por ejemplo la tortuosa relación de Cecilie con Joachim y la incursión de Niels en sus vidas, la película logra definirse en un registro propio, ligado a la reflexión sobre las consecuencias de las decisiones tomadas en situaciones extremas. Situaciones donde prevalece lo visceral por encima de lo racional como un impulso difuso e incontrolable.
Un rasgo objetable desde el punto de vista narrativo obedece a la falta de equilibrio en la incidencia de cada personaje: Joachim luego del accidente queda relegado, posiblemente con la intención de subrayar su ausencia. La diferencia respecto a otros personajes es muy acentuada y esa marcada ausencia no consigue transmitir la tensión dramática que el film reclama. Sin embargo, esta falta de criterio no obstaculiza el normal desarrollo del relato que promediando el final revierte la falta de equilibrio.
Es destacable el inteligente uso de los recursos cinematográficos empleados bajo las estrictas reglas del Dogma. La puesta en escena con iluminación natural crea una atmósfera intimista que se complementa con el tono buscado por el film. Lo mismo sucede con el sonido directo y la inclusión de la banda sonora con fines narrativos.
Un interesante planteo que invita a reflexionar sobre lo efímero que resulta todo.
Título: Corazones abiertos.
Título Original: Elsker dig for evigt aka Open Hearts.
Dirección: Susanne Bier.
Intérpretes: Mads Mikkelsen, Sonja Richter, Nikolaj Lie Kaas, Paprika Steen, Stine Bjerregaard, Birthe Neumann, Niels Olsen, Ulf Pilgaard, Ronnie Hiort Lorenzen.
Género: Drama.
Clasificación: Apta mayores de 16 años.
Duración: 113 minutos.
Origen: Dinamarca.
Año de realización: 2002.
Distribuidora: Alfa Films.
Fecha de Estreno: 22/01/2004.
Puntaje: 7 (siete)