Por Pablo E. Arahuete
Hoteles, ópera prima del realizador argentino Aldo Paparella, es un film que bordea lo experimental y propone al espectador asistir a un viaje introspectivo por cinco historias desarrolladas en diferentes ciudades del mundo. Shanghái, Asunción, Nueva York, Buenos Aires y Chernobyl se relacionan a partir de un elemento común: un cuarto de hotel o el interior de una vivienda donde parejas ocasionales se comunican a través del cuerpo y no de las palabras. Sin un hilo conductor que los hilvane, los cinco episodios presentan al acto sexual desde un aspecto vitalista cargado de erotismo por un lado y como una fuerza entrópica y desintegradora por otro.
Así, cada espacio cerrado se construye y deconstruye como las siluetas y los objetos que los ocupan e intercambian constantemente su estado. Los cuerpos se retuercen de placer y de dolor, mutan hacia objetos y pasan a ser funcionales a la puesta en escena. De este modo, la representación como idea conceptual desplaza a la realidad y define un plano simbólico donde cada elemento cobra una multiplicidad de sentidos.
La primera historia transcurre en un cuarto de hotel en Shanghái atravesado por el sonido ambiente puesto en un primer plano. Allí, una mujer recorre diferentes habitaciones y repara en una serie de objetos. Luego, mantiene relaciones sexuales con un hombre. Filmado con escenas de sexo explícito, este relato encuentra algunas semejanzas con Hiroshima mon amour de Alain Resnais y con El amante de Jean-Jacques Annaud.
En Asunción, la cámara recorre junto a un personaje los tétricos pasillos de un mercado, en cuya recámara una mujer satisface las fantasías sexuales sadomasoquistas de un cliente. La atmósfera opresiva y la opacidad del color enfatiza la sensación de hastío moral.
Nueva York es quizás la propuesta más arriesgada desde el lugar del cine y la que mejor expresa la idea conceptual de Hoteles. El tratamiento de las imágenes en blanco y negro, acompañado de una sugestiva banda sonora, refleja el cuidadoso trabajo de Paparella en la composición del cuadro. Sin dudas, este fragmento es el menos narrativo de todos. Una pareja hace el amor en un hotel barato. De pronto el viento proveniente del exterior llama la atención de la mujer que se queda observando el movimiento de las cortinas. El tiempo se congela. Desde ese instante donde todo parece estar detenido, un montaje de fotos fijas ataca la pantalla. Las imágenes incrustan significados diversos, entre ellos, referencias a la cultura pop del Tío Sam, a la soledad urbana y al encierro.
Buenos Aires gira alrededor de una pareja lésbica que, antes de romper su relación, se despide en el lugar donde se quitó la vida Leopoldo Lugones. En la historia prevalece el juego de atracción y rechazo entre dos mujeres que presentan rasgos masculinos y femeninos.
Chernobyl explora los recovecos de una fábrica alcanzada por la explosión nuclear. Un hombre recoge muestras de radioactividad y somete a sus perversiones a una sobreviviente. El instinto, el sexo y la religión se mezclan en este relato apocalíptico donde las referencias al cine y al arte son obvias.
Hoteles es una experiencia cinematográfica distinta, tan intensa como caótica. Una audaz propuesta del cine local que por momentos se vuelve un tanto redundante pero que no deja de sorprender.
Título: Hoteles. Título Original: Idem.
Dirección: Aldo Paparella.
Intérpretes: Noemí Amaya, Fernando Carballo, Anahí Paz, Alberto Giu, Jorge Richter, Laura Occhi, Pablo Quaglia, Amparo Rodriguez, Carla Bandirali, Boris Seitakov y Virginia Lopez Etcheverry. Género: Drama, Comedia. Clasificación: Apta para mayores de 18 años. Duración: 90 minutos.
Origen: Argentina. Año de realización: 2004. Distribuidora: Primer Plano Film Group. Fecha de Estreno: 22/01/2004.
Puntaje: 7 (siete)