Por Juan Blanco
Infielmente casada es el prototipo de comedia de domingo lluvioso en el que nunca hay mejor excusa para pasar el diluvio en casa. Sin embargo, se estrenó en cines. Trabajan Matthew Perry, el Chandler de Friends, y Elizabeth Hurley, la ex-sometida de Hugh Grant (qué graciosas son las referencias que nos hacen recordar a algunos artistas) y la diabla de Al diablo con el diablo. Para los que hayan visto alguna vez Friends, se puede decir que la película deja volver a disfrutar de Perry como el Chandler Bing que todos queremos. Y no sólo eso: se puede además verlo en grande y en planos mucho más cercanos y asesinos que los de cualquier sitcom, y para colmo durante una hora y media. Para los babosos, Liz Hurley está casi más linda que en aquella otra comedia con Brendan Fraser, y además inspira cierta actitud protectora y consoladora, ya que hace de mujer engañada por su marido (ejem… no, no tiene nada que ver con Hugh) y pronta a quedar de patitas en la calle. Ambos están bien, pero les falla el contexto.
Argumentalmente la cosa va más o menos así: un marido infiel (un patético al tiempo que copado Bruce “Ash” Campbell) tiene planes de mandarle a su mujer (Hurley) una notificación legal de divorcio, lo cual implicaría -por cuestiones burocráticas tan ininteligibles como sospechosamente inverosímiles- dejarla económicamente en pelotas. Para ello, el tipo debe servirse de una compañía que se encarga de hacer llegar tales documentos, y ahí es donde entraría Chandler (es más fácil decirle así) como el “servidor”. La cosa se pone densa cuando Sara (Hurley) convence a Chandler de venderse por un millón de dólares a cambio de notificar a su marido primero, ya que el primero que notifique se llevará el premio gordo.
Con esa premisa es que Infielmente casada se aventura a la suerte de la típica road movie con sus obligados obstáculos generadores de gags. Los hay retóricos, escatológicos y hasta ramplonamente físicos. Ninguno funciona demasiado, ya sea por falta de timing, de sutileza o simplemente de ingenio. La película se rinde sin resistencia alguna a cuantos lugares comunes se cruzan y no presenta aparentes ambiciones de trascender su cómoda trivialidad. Esto la convierte en una de las comedias más intrascendentes y olvidables que se conocerán en mucho tiempo en nuestras salas de cine.
Sólo hay un detalle que se salva. Al final, como es de esperarse, las cosas encuentran su cauce y los malos las pagan como corresponde. Pero los buenos, a pesar de ganar el juego, la guita y de quedarse juntos, no aprenden de valores ni descubren metas sorpresas en sus vidas, sino que siguen tan materialistas y despreciables como siempre. No es mucho, pero al menos es una eludida destacable a las complacencias burdas de este tipo de películas.
Título: Infielmente casada.
Título Original: Serving Sara.
Dirección: Reginald Hudlin.
Intérpretes: Matthew Perry, Elizabeth Hurley, Bruce Campbell, Cedric the Entertainer, Amy Adams, Vincent Pastore.
Género: Comedia, Romance.
Clasificación: Apta todo público.
Duración: 102 minutos.
Origen: EE.UU./ Alemania
Año de realización: 2002.
Distribuidora: Distribution Company.
Fecha de Estreno: 22/01/2004.
Puntaje: 3 (tres)