Por Pablo E. Arahuete
Si hay algo más arrogante en el cine que un norteamericano haciendo películas con aspiraciones de grandeza, la búsqueda de una respuesta satisfactoria sobre este enigma encontraría un buen rumbo luego de padecer este actual engendro del autodenominado nuevo cine inglés, traducido al castellano como Obsesión.
Resulta imposible haber concebido un producto tan patético y absurdo como éste si no existiese la presunta sospecha de que se trata de un film pretencioso, milimétricamente estudiado en cada gesto y giro narrativo, con una subestimación obscena del público y un pseudo nivel reflexivo sobre el cine y sus clichés que en realidad oculta su intención de autorreferencialidad constante.
La clave del relato es un triángulo amoroso con pronóstico de tragedia, donde se mezcla una cámara intrusa que sigue a sol y sombra a la protagonista de la historia, Carmen (Natalia Verbeke). A punto de casarse con un joven ricachón, demasiado bueno, conoce en su despedida de soltera a Kit (Gael García Bernal) y vive un apasionado romance al encontrar en él todo lo que su futuro esposo no le ofrece.
Al promediar la primera media hora de película ciertos indicios indican que se trata de una transposición de la famosa tragedia Carmen de Bisset, llevada al cine hasta el hartazgo, como las versiones de Carlos Saura o Jean-Luc Godard, entre otros directores. La Carmen de Obsesión es una temperamental madrileña radicada en Londres que baila flamenco y es despedida de todos sus lugares de trabajo por su comportamiento rebelde. Ella se debate entre la seguridad ofrecida por su futuro esposo y el incierto pero atractivo romance con Kit, un misterioso muchacho brasileño que no quiere perderla. Sin embargo, no todo parece lo que es y el simple triángulo amoroso no es más que una puesta en escena de película, cuya particularidad consiste en la participación involuntaria de sus protagonistas y cuenta con un director pedante que manipula la vida ajena justificando su enfermizo rol de artista.
El director Matthew Parkhill se escuda en el trillado recurso del cine dentro del cine al servicio de la trampa más burda para desorientar al espectador y ocultar las fallas de un guión mal hecho. Es tan torpe la trama que la catarata de flashbacks explicativos, escenas agregadas para sembrar información vital y funcional a las vueltas de tuerca resultan inofensivos frente a la pretendida mirada autoreflexiva, crítica y superadora de los lugares comunes, los vicios del género y los límites éticos del arte.
Este film no es más que el irritante discurso infradotado de un cineasta, perdón de un artista, cuyo criterio cinematográfico es tan audaz como tomar el té de las cinco.
Título: Obsesión.
Título Original: Dot the I.
Dirección: Matthew Parkhill.
Intérpretes: Gael García Bernal, Natalia Verbeke, James D’Arcy, Tom Hardy, Charlie Cox, Yves Aubert, Jonathan Kydd, Tasha de Vasconcelos y Michael Elwyn.
Género: Thriller, Drama, Romance.
Clasificación: Apta mayores de 16 años.
Duración: 92 minutos.
Origen: Reino Unido/ España/ EE.UU.
Año de realización: 2003.
Distribuidora: Quasar Films.
Fecha de Estreno: 29/04/2004.
Puntaje: 2 (dos)