Por Juan Blanco
Alfie es una remake –bastante libre- de un pequeño film de los 60’s y que a su vez trae a cuento las desventuras de un personaje visto varias veces en el cine desde entonces. La original era más dramática y tenía como protagonista a Michael Caine (de hecho fue la película que lo lanzó a la fama), y este personaje central, que ahora en la nueva versión interpreta Jude Law, no era más que ese típico playboy misógino que tarde o temprano habría de pagar por sus pecados sexuales.
Alfie es un buenmozo y joven cazachicas inglés radicado en Manhattan que gusta comerse un bocadito todas las noches. Durante una parte del día trabaja como chofer de limusinas y durante el resto se ocupa de lo que mejor sabe hacer: seducir mujeres, arrinconarlas en algún lugarcito privado y brindarles placer, felicidad y autoestima, procurando –desde luego- que recuerden su nombre. Tiene una pseudo-novia a la que no respeta demasiado, un amigo al que eventualmente traicionará con su jermu y muchas ideas sobre cómo, cuándo y dónde conseguir nuevas muchachas. La vida de Alfie no va mucho más lejos, y el flaco parece contento. Nosotros, los espectadores, sabemos todo sobre Alfie porque él mismo le habla de forma constante a la cámara participándonos directamente de sus “hazañas”, para luego hacernos testigos de las miserias a las que lo arrastrará su conducta irresponsable y desconsiderada hacia el sexo femenino y hacia el mundo. Alf pasará de ser un galán en el apogeo de su vida de macho a convertirse en un tipo inseguro y acosado por la idea de quedarse solo con sus penas por el resto de su vida.
Los más grandes aciertos del film de Charles Shyer son, en primer lugar, Jude Law, quien compone a su personaje con toda la chispa y la empatía que se necesita para dominar la pantalla en todo momento; y en segundo término, algunos recursos narrativos del mismo Shyer que articulan las crónicas de Alfie. Pero no todos los disparos de la película dan en el blanco. El constante parloteo a la cámara, el punto de vista único e inobjetable del personaje y la obsesión por incluir al público en todos los detalles de la ficción tornan lo jovial del comienzo en una experiencia monótona y cansadora en progresión hacia el final.
No obstante, en estas instancias decisivas en las que Alfie busca exponer su costado vulnerable a la audiencia, el film de Shyer, así como también Jude Law, alcanzan sus mejores y más interesantes momentos. Esos en los que se dejan de acumular sistemáticamente pequeñas anécdotas humorísticas para desnudar ideas dramáticas relevantes sobre sexo, amor y demás temas de trascendencia universal. Todo a pesar de que Alfie termine adhiriendo a la convención moralista que, tal como pasaba con Hugh Grant y Campbell Scott en Un gran chico y Cosas de hombres, siempre hace a estos bribones mujeriegos arrepentirse de sus actos y prometer un cambio para mejor… No más que esas simples y tontas correcciones de Hollywood que, en este caso, no llegan a opacar por completo al amigo Alfred.
Título: Alfie: El seductor irresistible.
Título Original: Alfie.
Dirección: Charles Shyer.
Intérpretes: Jude Law, Marisa Tomei, Susan Sarandon, Nia Long, Jane Krakowski, Omar Epps, Sienna Miller, Renée Taylor, Jeff Harding, Tara Summers, Gedde Watanabe, Kevin Rahm y Katherine LaNasa.
Género: Drama, Comedia, Romance.
Clasificación: Apta mayores de 16 años.
Duración: 103 minutos.
Origen: Reino Unido/ EE.UU.
Año de realización: 2004.
Distribuidora: UIP.
Fecha de Estreno: 25/11/2004.
Puntaje: 6 (seis)