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jueves, 21 noviembre 2024
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El Fantasma de la Ópera: Dura de aguantar

Por Omar Tubio

El fantasma de la Ópera, como espectáculo musical en Broadway o en Londres, fue uno de los más representados y duraderos de la historia del teatro –junto con A chorus line y Cats– y por el cual los turistas de otras partes del mundo pagaban fortunas a la hora de conseguir una entrada, ya que se debían reservar con muchísima anticipación. Y luego del resurgimiento del género en el cine a partir de sucesos como Moulin Rouge: Amor en Rojo! y sobre todo Chicago, sólo restaba esperar que el más famoso de los fantasmas tuviera su lugar en el firmamento cinematografico.

Andrew Lloyd Webber, el talentoso y prolífico autor de la obra y de otros innumerables títulos, fue el más firme impulsor del proyecto y después de haber compartido una muy buena experiencia con Antonio Banderas en Evita creía tener solucionado el primer escollo: encontrar a su protagonista. Ni bien corrieron los rumores sobre el reparto, Banderas encontró fuerte resistencia por parte de los fans del musical (que son muchos), quienes pedían a gritos que el rol lo cubriera el mismo actor que lo venía haciendo durante años sobre las tablas: Michael Crawford. Como en todo proyecto importante y costoso, pasaron años hasta su concreción final y ni Banderas ni Crawford se pusieron la máscara, sino el salido de la galera Gerard Butler. Pero mejor hablemos de la película.

La vieja historia que pergeñó Gastón Leroux hace ya tantos años y que no es más que otra vuelta de tuerca sobre la tan mentada La bella y la bestia, poseía ribetes oscuros y macabros que en la versión musical fueron dejados de lado, poniendo más énfasis en la faceta romántica y pasional de la historia. Así, el solitario ser obligado por las circunstancias a vivir toda su vida en las catacumbas de un teatro descubre el amor en la voz y el rostro de Christine, una joven huérfana que debido a una indisposición de la prima donna Carlota debe sustituirla en la función. Embelesado, el fantasma la guiará con sus conocimientos sobre la música y ella se debatirá entre su amor por un joven galán (Raoul) al que conoció siendo adolescente y esa voz que la deslumbra e hipnotiza y de la cual no puede escapar.

Con Joel Schumacher tras la cámara todo podía pasar. Un director de extensa carrera pero muy irregular en los resultados a quien en general le gusta sobrecargar la imagen en dosis desproporcionadas. No había incursionado nunca en el género, por lo cual aprovechó la oportunidad para dar rienda suelta a su… ¿imaginación?… y allí están los resultados.

Schumacher no se adueña en ningún momento de la historia y solo se limita a filmarla en una adaptación tan fiel a la original que uno se pregunta el para qué. Lo que sobre un escenario llama la atención no necesariamente produce el mismo efecto en una pantalla gigante. Los gestos ampulosos, las fanfarrias, el mostrarlo todo y no sugerir absolutamente nada atentan contra la esencia misma del cine. Como se dijo antes, los escenarios lucen ampulosos y excesivos denotando –eso sí- una gran producción, pero que no cumplen un objetivo dramático y solo embellecen lo vacío. Como si fuera un gran paquete muy bien envuelto pero sin contenido.

Los personajes transmiten poco y nada y la pasión que supuestamente los envuelve está ausente y sin aviso. Poco nos importa lo que les ocurra ya que su preocupación pasa más por dar la nota que por lo que los moviliza en su interior. Y esto nos lleva a la dirección de actores.

Hay una dicotomía enorme en el estilo de actuación de unos y otros. La Carlota de Minnie Driver o el caricaturesco dueto de Ciaran Hinds y Simon Callow como los nuevos dueños del teatro están jugados al exceso total y lo satírico, mientras que Raoul y Christine, compuestos por los insípidos Patrick Wilson y Emmy Rossum, viran hacia un naturalismo que no termina de convencer. En el medio, Gerard Butler se esfuerza por lograr un término medio y de vez en cuando sale airoso. Vocalmente, si bien están lejos comparativamente de los originales, cumplen con dignidad.

Lo único que sobrevive indemne a tanta desproporción es la apabullante partitura de Webber que se impone a fuerza de talento y creatividad y que lega para la historia tres o cuatro temas (The music of the night, All I ask of you) que son de lo mejor del género.

Si Ud. es un asiduo de los musicales y conoce la obra seguramente querrá verla y saciar su curiosidad. Pero si lo suyo son las de acción y aventuras y solo quiere un primer acercamiento, El fantasma… no es la mejor elección, ni por lejos un digno exponente. Alquile Cantando bajo la lluvia y quedará satisfecho.

Título: El Fantasma de la Opera.
Título Original: The Phantom of the Opera.
Dirección: Joel Schumacher.
Intérpretes: Gerard Butler, Emmy Rossum, Minnie Driver, Patrick Wilson, Miranda Richardson, Simon Callow, Ciarán Hinds y James Fleet.
Género: Musical, Drama, Romance, Basado en novela.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 143 minutos.
Origen: Reino Unido.
Año de realización: 2004.
Distribuidora: UIP.
Fecha de Estreno: 17/02/2005.

Puntaje: 4 (cuatro)

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