Por Juan Blanco
Si hay algo tan cierto como que los norteamericanos son los reyes de la comida chatarra, es que a nivel mundial no existe una conciencia sobre lo que la mala alimentación puede implicar para la salud. Sobre este punto, nadie está exento de entrar en esta misma categoría chatarrera. Pero la comida es uno de los grandes placeres del que el ser humano rara vez quiere privarse, sobre todo cuando se trata de esas ricas hamburguesas con queso y panceta (bacon para los yanquis) de McDonald’s. Al menos eso es lo que piensa Morgan Spurlock, un joven norteamericano masoquista dispuesto a sacrificar su salud (y su silueta) para despertar algún tipo de conciencia en la gente sobre lo mal que hace caer compulsivamente bajo los arcos dorados de Ronnie McDonald.
Spurlock y su documental Super Size Me – Súper Tamaño (siendo Super Size el término que usan en la casa del payaso para agrandar los combos al máximo) son parte de la fiebre guerrera iniciada por Michael Moore y sus líneas de bowling, sus grandes preguntas y sus altos grados fahrenheit; elementos con los cuales pasó a desnudarse a una Norteamérica reprimida, asustada y autodestructiva. En la misma línea de investigación adornada con el humor cínico de esos americanos que se asumen como tales -pero no del todo-, el director intenta armar su tesis al respecto sometiéndose a una dieta absoluta de McDonald’s durante 30 días; un mes donde los desayunos, almuerzos y cenas serán exclusivamente de la cadena y en súper tamaño.
En teoría, Spurlock supone que si su salud alcanza a deteriorarse lo suficiente como para dar cuenta del veneno que constituye la comida rápida de McD, la sociedad norteamericana podría –al menos intentar- abstenerse del consumo desmedido que proclama a los EE.UU. el país con el más alto promedio de obesidad y de problemas de salud relacionado con el mal régimen alimenticio. Con el correr de los días (y de las hamburguesas) Spurlock comienza a subir de peso, sufre problemas respiratorios, padece de impotencia sexual y fatiga constante, de cambios de humor que sólo vuelven a su estado normal con una nueva y desmesurada porción de calorías, y de algunos otros síntomas que causan más tristeza que gracia (y eso que ni se menciona el –falso- paradigma macabro de las hamburguesas de gusanos…). Un recurso un tanto extremo quizás para el pobre cineasta, pero un eficaz disparador para lo que constituye un interesante bombardeo estadístico sobre el consumo y la oferta que existe del fast food en el mundo, así como también sobre las metamorfosis sufridas en los índices de mortalidad y en la misma calidad de vida de los americanos. Claro que cualquier persona sometida a una dieta asesina de 30 días de grasa y azúcar probablemente se enferme o padezca de los peores horrores gastronómicos. Pero lo que propone Spurlock es justamente un exceso que lleve a demostrar en él -y en poco tiempo- lo que para el resto de la humanidad puede tardarse generaciones en comprobar.
En lo que hace al ataque teledirigido hacia McDonald’s, la única hipótesis que sostiene la denuncia, o al menos la intención de culpabilizar a la firma por los “Gordos de Norteamérica”, es la que los destapa como la más ambiciosa y atroz campaña publicitaria global que busca la complicidad infantil (de ahí la idea del payaso, los juguetes e incluso el diseño gráfico general de la marca), posibilitando así la condena desde temprana edad a la insalubridad (por ejemplo, se comprobó científicamente que la diabetes diagnosticada en la adolescencia supone hasta 27 años menos de vida…). El resto de las acusaciones quedan flotando en la mera especulación, ya que cualquier adulto con criterio suficiente puede decidir sobre sus consumos. Sólo que el problema para Spurlock es que muchos americanos adultos no lo tienen; pero en ese caso la culpa tampoco la tendría McDonald’s… ¿no?
Algunos de estos interrogantes y muchos más son los que pretende desenmascarar Morgan Spurlock con Super Size Me, un documental que dista de ser obligatorio y mucho menos absoluto en sus conclusiones, pero que resulta lo suficientemente intrigante como para incitar a considerar la posibilidad de menguar la cantidad de tentaciones al pecado graso y/o goloso. Y para los que se pregunten por qué la película tardó tanto en llegar a nuestro país (definitivamente la estrenaron gracias al Oscar…), diría que es porque resulta más redituable (y tal vez más justo) un palo a George Bush que a Ronald McDonald.
Título: Súper Tamaño.
Título Original: Super Size Me.
Dirección: Morgan Spurlock.
Intérprete: Morgan Spurlock.
Género: Documental.
Clasificación: Apta todo público.
Duración: 100 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2004.
Distribuidora: Distribution Company.
Fecha de Estreno: 24/02/2005.
Puntaje: 7 (siete)