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jueves, 21 noviembre 2024
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Más allá de la muerte: Al infinito y más allá…

Por Juan Blanco

Robin Williams es un actor al que la distribución de cine en nuestro país gusta en colocar más allá de las cosas… Supo estar literalmente Más allá de los sueños, un film tan raro como olvidable, y ahora está Más allá de la muerte en una película que estuvo muy cerca de llamarse La memoria de los muertos, pero que se rebautizó a última hora debido a un cambio de distribución local (además porque la onda es que Williams esté Más allá de algo…). Aunque Robin también estuvo –ya en el sentido metafórico- más allá de grandes y pequeños proyectos, tanto de excelentes como de nefastas actuaciones, de éxitos que lo convirtieron en una estrella de renombre y de fracasos absolutos que atentaron más de una vez –y aún lo hacen- contra su status y su lugar en la industria de Hollywood. Pero a pesar de todo (y de lo que las distribuidoras del mundo hagan con él), Robin Williams sigue estando más allá de muchas cosas, a veces hasta de sí mismo, y sigue trabajando y acertando al tiempo que pifiándola feo, pero siempre para adelante y definiendo paso a paso ese estilo que le es propio; el séptimo arte no cuenta con otro Robin Williams, y eso es indiscutido.

Como se dijo hace unas líneas, esta vez el actor está más allá de la muerte en un sólido drama de ciencia ficción cuyo título original, The Final Cut, crea una interesante analogía con el mundo del cine. El corte final al que hace alusión el filme es el que ejecuta Alan Hakman (Williams) en un futuro sombrío en el que existen chips de memoria que, tras ser implantados en el cerebro durante la niñez, pueden grabar la vida de un ser humano desde el nacimiento hasta su muerte. Cuando una persona fallece, los familiares del difunto se acercan a este hombre imperturbablemente amable para que las experiencias del homenajeado sean seleccionadas, editadas y -en algunos casos- tergiversadas en ese cuarto triste y oscuro donde esta suerte de artista pasa gran parte de su vida espiando los secretos ajenos. En el ambiente se lo conoce como uno de los mejores cutters (sería algo así como un montajista) de historias de vida del mercado, y todos ansían el corte final de Hakman, cual director de cine cotizado, para que el pasado de sus seres queridos luzca dignamente en la proyección del funeral.

Claro que en este futuro moralmente cuestionable, donde la privacidad ya no es un privilegio del hombre, hay organizaciones rebeldes que desean derrocar al sistema del Implante Zoe. Una de ellas, comandada en parte por un ex-cutter (Jim Caviezel) que se pasó al bando contrario, será la que le dará unos cuántos dolores de cabeza al pobre Alan, cuando éste reciba quizás la más dura –y personal- de sus asignaciones en su larga profesión: editar -omitiendo siniestros episodios- la vida de un hombre muy poderoso; trabajo que podría servir a los fines de la rebelión para destruir el opresivo régimen social.

La película tiene claramente dos tendencias: una con tintes filosóficos que no pretende ir mucho más allá de la premisa y de un saludo despedida hacia el desenlace, y otra más cercana al cine de género que procura orientar a la historia durante gran parte de su desarrollo hacia el thriller de persecución, asegurando cierto timing y una respuesta más inmediata del espectador hacia lo que se mira. Desde luego que el interés que genera la primera acaba por diluirse entre las convenciones del cine de suspenso clásico. Pero no obstante, la transición entre las dos aspiraciones del film resulta lo suficientemente sutil como para no sentir que se nos está vendiendo una cosa por otra, sino un cautivante mix de géneros y estilos bastante anómalo para el cine industrial contemporáneo.

Al fin de cuentas, Más allá de la muerte es un amargo relato enmarcado en un contexto de ciencia ficción que no pierde sus cualidades dramáticas (algo que se debe en parte a la gran labor de Robin Williams) a pesar de las improbabilidades de su anécdota, y tampoco decepciona como un entretenido thriller psicológico que se busca, a su vez, más allá de la corteza de artificio del género.

Las similitudes con el universo de Phillip K. Dick son tan casuales como factibles, en tanto se trata de un mundo en el que el hombre tarde o temprano dejará de servirse de los avances de la tecnología para verse irremediablemente superado por ésta y alienado en nuevas sociedades futuras en las que reinará la despersonalización y el caos; dos factores contra los que Hakman tratará de luchar para auto-rescatar su memoria y su vida de entre los muertos.

Título: Más allá de la muerte.
Título Original: The Final Cut.
Dirección: Omar Naïm.
Intérpretes: Robin Williams, Mira Sorvino, Jim Caviezel, Leanne Adachi, Mimi Kuzyk, Stephanie Romanov y Tarek Bishara.
Género: Ciencia-ficción, Drama, Thriller.
Clasificación: Apta mayores de 13 años, con reservas.
Duración: 95 minutos.
Origen: EE.UU./ Canadá/ Alemania.
Año de realización: 2004.
Distribuidora: Alfa Films.
Fecha de Estreno: 01/09/2005.

Puntaje: 7 (siete)

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