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domingo, 24 noviembre 2024
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Danny the Dog: Perro que ladra y muerde

Por Juan Blanco

No, Danny The Dog no es ni remotamente comparable con El Perfecto Asesino, aunque esa era la idea. Al menos cabe estimar que ese fue el propósito de Luc Besson cuando produjo este drama de acción en el que otro hombre duro emprende un viaje de humanización, una vez que su micromundo de violencia se ve invadido por otro opuesto, como ser el de los afectos.

Jet Li, quien le pone la cara (y las pulgas) a nuestro perro Danny, no es Jean Reno, pero intenta ir más allá del registro que usualmente sus películas demandan de su agresiva figura. En este caso, es un hombre criado desde su infancia como un perro. Tiene una linda correa metálica que su amo (el brillantemente malvado Bob Hoskins) sólo le quita para hacer eso único que Danny sabe hacer tan bien: atacar, atacar y atacar. Fuera de esos escasos y violentos momentos en los que es mandado a golpear a los deudores de su dueño, el tipo se queda tranquilo, con la mirada ausente y no causa más problemas de los que debe. Es un perro obediente que va desde su cucha (una jaula de metal diseñada en el sótano para él) directo a romper huesos cuando la situación lo demanda, para luego volver al sótano hasta un nuevo día. No conoce otra vida, carece de educación, de criterio moral alguno y tampoco parece preocuparle demasiado. Danny es simplemente un perro de riña, y nada más.

Pero por esas cosa de la vida –y del cine- este animal va a ser liberado por accidente y, tras creer muerto a su dueño, será acogido por un viejo ciego y afinador de pianos (el siempre noble Morgan Freeman) y su hijastra, quienes le mostrarán a este perro humano que existe un mundo lleno de cosas lindas, de emociones y alegría; y en parte lo harán a través de la música. Y Danny, el pobre y sugestionable Danny, comprará esta nueva propuesta de vida, se armará de valores y conocimientos, y por vez primera gozará de su libertad. Al menos hasta que el pasado (su amo no estaba nada muerto) vuelva para reclamarlo, y entonces Danny tendrá que decidir si pelear una vez más por su dueño, o si lo hará por sí mismo y su nueva familia.

Danny The Dog es una película que tiene de violenta lo que tiene de sosa. La primera parte, además de presentar a Danny y exponer con solidez la ingeniosa premisa, goza de la excelente tensión de las coreografías de batalla en las que Li rompe tantos cuerpos como Steven Seagal en sus épocas esbeltas. La primera media hora hará al espectador entrar tan en sintonía con el personaje como para sufrir lo mismo que él con cada pelea injusta y con cada orden bastarda de su amo. Emociones a las que Li contribuye y no poco. El tipo no será Marlon Brando, pero su esfuerzo tratando de componer a tan conflictivo personaje se hace notar y merece un aplauso. Por una vez, al menos una maldita vez, Jet Li nos transmite algo más que adrenalina con sus piñas y patadas, y tanto la película como el espectador le deben al menos eso. Por lo demás, la premisa era tanto más seductora que el resto del relato, que no hace otra cosa que ahogar en convenciones melodramáticas (aunque correctamente acomodadas) a personajes interesantes y no poco elaborados que merecían un tanto más de esmero en los libros.

Esta película no la dirige Besson, sino que la produce. Pero tiene su firma, tiene su escuela y arrastra sus defectos. Al ex-realizador le cuesta cada vez más pasar de la corteza popular que hicieron desde siempre a sus películas tan redituables. A esta altura sólo cabe conjeturar que aquel director de El Perfecto Asesino, Azul Profundo y Nikita fue un flaco con suerte que con el tiempo demostró saber más de negocios que de cine. Por esos sus proyectos están mejor construidos desde afuera que desde adentro, gracias al buen desempeño de los técnicos a su cargo, que al menos hacen bien su trabajo. Pero sus películas jamás pasan la medianía de una clase B de alta factura. En esta oportunidad hablamos del director de El Transportador y del coreógrafo de Matrix (cuyos nombres no voy a escribir porque las referencias ya quedan lo suficientemente claras); dos buenos perritos falderos que una vez liberados de sus correas hicieron lo que dictó su amo: construir una eficaz película de acción para los amantes de las piñas que gustan de ver dientes partidos volando por los aires. Ahora, el costado dramático de Danny The Dog, ese deficiente que no alcanza a convencernos del todo salvo por la buena labor de Jet Li, es el que en teoría comandó Besson. Y que si bien busca elevar al film a una categoría más alta que la típica “piña, patada, fractura”, tiene la misma sutileza de Danny cada vez que le sueltan las amarras.

Título: Danny the dog.
Título Original: Unleashed.
Dirección: Louis Leterrier.
Intérpretes: Jet Li, Morgan Freeman, Bob Hoskins, Kerry Condon, Christian Gazio, Vincent Regan, Dylan Brown, Tamer Hassan, Michael Jenn y Laurence Ashley.
Género: Acción, Crimen, Drama.
Clasificación: Apta mayores de 16 años.
Duración: 103 minutos.
Origen: Francia/ Reino Unido/ EE.UU.
Año de realización: 2005.
Distribuidora: Distribution Company.
Fecha de Estreno: 06/10/2005.

Puntaje: 6 (seis)

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