Por Sergio Dobosz
Difícilmente muchos espectadores conozcan los films de John Waters y quizás este no sea el mejor ejemplo del cineasta, pero sí es buen momento para acercarse a una obra que, hay que reconocerlo, es un auténtico valuarte del cine underground. Tal como lo demostró en sus anteriores trabajos (Pink Flamingos, Cecil B. DeMented), para Waters el cine es un mecanismo de provocación y de burla al puritanismo americano.
En Adictos al sexo todo transcurre en el pequeño pueblo de Hartford Road. La excusa es la historia de una mujer que en un accidente automovilístico es golpeada por una especie de gurú erótico que le despierta una lujuria incontrolable. Sumado a ello, el grupo conservador del pueblo desata una protesta contra gays y perversiones varias. Lo que prevalece en el film es una marcada histeria colectiva, giros de guion innecesarios y cierta vulgaridad en el tratamiento de la historia.
La película de Waters no aporta nada nuevo, dejando como balance final un aire más patético que transgresor gracias a un guion endeble que está lejos de causar el impacto pretendido. El humor que emplea no es lo suficientemente agudo como dar una adecuada relevancia a la historia y convertirla en una lectura que sobrepase la sórdida anécdota.
Adictos al sexo, más intenciones que resultados.
Título: Adictos al sexo.
Título Original: A Dirty Shame.
Dirección: John Waters.
Intérpretes: Tracey Ullman, Johnny Knoxville, Selma Blair, Chris Isaak, Patty Hearst, Mink Stole, Susan Allenback, Jeffrey Auerbach, Lance Baldwin, Paul DeBoy, Mary Vivian Pearce, Wes Johnson, James Ransone y David Hasselhoff.
Género: Comedia.
Clasificación: Apta mayores de 16 años, con reservas.
Duración: 89 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2004.
Distribuidora: Distribution Company.
Fecha de Estreno: 20/10/2005.
Puntaje: 4 (cuatro)