Con el pesado antecedente del clásico e insuperable filme de William Friedkin sobre sus espaldas, los creadores de El exorcismo de Emily Rose recurrieron a un giro argumental algo extraño para evitar las comparaciones: fusionaron el género de terror con el drama judicial. La idea no era mala pero la ejecución falla porque la intención es confusa desde su propia hibridez. Tironeada entre los flashbacks donde nos ponen al tanto de la posesión de Emily con el proceso legal que transcurre en el presente para esclarecer su muerte, la película no admite nada nuevo en ninguna de las dos líneas de acción. Y como la sobriedad nunca es aconsejable en una historia de estas características -a menos que se propongan llevar a cabo un ensayo sobre las diferencias entre el racionalismo (ciencia) y el mundo espiritual (religión)- el saldo final oscila entre la mediocridad y la indiferencia.
Los autores de El exorcismo de Emily Rose se basaron en un caso supuestamente verídico ocurrido en los años setenta en Alemania donde una chica llamada Anneliese Michel pasó a mejor vida luego de ser poseída por fuerzas demoníacas. En el filme del casi desconocido Scott Derrickson (aunque quizás alguien haya visto por HBO la deplorable Hellraiser: Inferno) se recrean esos eventos con demasiada liviandad. La chica (interpretada con convicción por Jennifer Carpenter) se limita a gritar como una energúmena y a contorsionar el cuerpo de manera imposible para denotar su estado mental. Porque en el fondo lo que se busca es plantar la siguiente duda: ¿Emily está poseída o su conducta anormal es consecuencia de una epilepsia degenerada en psicosis por haber abandonado la medicación? En medio de alucinaciones varias, que son más efectivas que la esperada escena del exorcismo, nos encontramos con el juicio al que es sometido el Padre Moore (Tom Wilkinson, siempre digno de ver) acusado de homicidio por negligencia ya que fue él quien le sugirió a Emily que deje de tomar la droga para controlar su enfermedad. La abogada Erin Brunner (Laura Linney que ha hecho mejores cosas que esta) es contratada por la Archidiócesis para defender al sacerdote mientras que por la fiscalía tenemos al metodista Ethan Thomas (un Campbell Scott solemne hasta la exasperación) dispuesto a probar la culpabilidad del acusado. Sucesos que podrían o no ser paranormales comienzan a aparecer en la vida de Erin quien se debate entre un natural escepticismo, dado que es agnóstica, y la sugestión de que tal vez sea cierto lo que el Padre Moore tanto pregona.
Como se estarán imaginando por lo descrito en los párrafos anteriores, El exorcismo de Emily Rose es una pseudo película de terror en la que los factores místicos se van desdibujando y perdiendo peso por no haberles otorgado el tratamiento narrativo que ellos merecían. El ritual del título, por ejemplo, es una secuencia mal resuelta de no más de diez minutos que ni siquiera está cerca del clímax y que carece por completo del clima necesario para contagiar de miedo a la platea. Así las cosas, ¿a quién le importa si el cura es o no responsable por el fallecimiento de Emily? Lo digo con claridad: este filme podrá no ser un engendro pero deja un gusto a poco por su engañoso proceder. No es lo que prometía el tráiler (por lejos mucho más interesante) y esa decepción se paga muy caro. En fin: dos horas de puro tedio.
Título: El exorcismo de Emily Rose.
Título Original: The Exorcism of Emily Rose.
Dirección: Scott Derrickson.
Intérpretes: Jennifer Carpenter, Laura Linney, Tom Wilkinson, Colm Feore, Campbell Scott, Shohreh Aghdashloo, Mary Beth Hurt, JR Bourne, Joshua Close, Kenneth Welsh, Henry Czerny, Duncan Fraser.
Género: Drama, Terror, Thriller.
Clasificación: Apta mayores de 16 años.
Duración: 119 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2005.
Distribuidora: Columbia/Sony.
Fecha de Estreno: 01/12/2005.
Puntaje: 5 (cinco)