Dentro de la categoría de pareja despareja ya hemos visto cientos de veces el cuentito que propone la mediocre Detective por error. Como un déjà vu interminable, el paquetito que entrega Les Mayfield (el irresponsable de poner en imágenes un guion ya de por sí infilmable por su inexcusable vulgaridad) cumple cada una de las reglas de la fórmula “comedia policial moderna” más rancia para desesperación de cualquier persona inteligente obligada a permanecer durante ochenta y tres minutos de su vida en la butaca porque pagó la entrada, craso error, o por simple obligación profesional como es mi caso. Hay actores de nivel como Samuel L. Jackson y Eugene Levy –ni uno más debería aclarar- y una agradable refrigeración en la sala como para que el suplicio no se estire hasta límites intolerables. Si esto suena como un paliativo al borde del patetismo no es casualidad.
Que estos productos carentes de ingenio y creatividad se sigan produciendo en cadena es otro inapelable síntoma de la actual decadencia del cine mainstream estadounidense el cual siempre priorizó la cantidad por sobre la calidad. Detective por error se suma sin rebeldía a esa lista. Por algo a estos subproductos los terminan dirigiendo los más impersonales laburantes del medio como el mencionado Mayfield que no posee ni una sola película en su currículum de la cual enorgullecerse (aquí sólo se conocieron la infantil Flubber y la intrascendente De ladrón a policía, con el no menos intrascendente Martin Lawrence encabezando el elenco)
Para no perder demasiado tiempo del lector voy a hacer un mínimo resumen del argumento: el duro policía Derrick Vann (Jackson) se las ve negras (perdón, pero si a esto no se le pone onda no dan ni ganas de escribir) cuando su socio es asesinado e inmediatamente vinculado al robo de unas armas. Por lo que le dan veinticuatro horas para encontrar a los culpables antes de encarcelarlo como posible sospechoso (por ahí anda circulando Miguel Ferrer como un agente de Asuntos Internos: de RoboCop a esta parte el tipo parece no haber envejecido nada). Con sus contactos, y con métodos poco ortodoxos considerando que se está jugando las dos primeras sílabas de ese adjetivo, Vann arregla un encuentro en una cafetería con los delincuentes pero por desgracia para él los muchachos lo confunden con el vendedor de herramientas odontológicas Andy Fiddler (el gran Eugene Levy) y de ahí en adelante, un poco porque no le queda opción y bastante más porque de otra manera no existiría la película, el policía que vio demasiados clásicos con Harry el sucio obliga a Fiddler a seguirle el juego a la banda para: a) limpiar su nombre y honor y b) convertirse en un mejor hombre por el contagio de la bondad de Andy (que es un pan de Dios y al mismo tiempo tan insoportable como un callo en el dedo chiquito del pie).
De no contar con los servicios de Jackson y Levy (un comediante canadiense notable que formó una inolvidable dupla cómica con el querible, ya fallecido, gordo John Candy en títulos como Splash, Armados y peligrosos o la serie animada Camp Candy) que se entienden muy bien y generan una química agradable estaríamos calificando a The Man como una stinker o bomb para estar a tono con la jerga que usa la crítica en EE.UU. cuando quieren destrozar a un film. No hay nada más para agregar en su defensa.
Título: Detective por error.
Título Original: The man.
Dirección: Les Mayfield.
Intérpretes: Samuel L. Jackson, Eugene Levy, Miguel Ferrer, Horatio Sanz, Luke Goss, Anthony Mackie, Susie Essman y Rachael Crawford.
Género: Comedia, Policial.
Clasificación: Apta todo público.
Duración: 83 minutos.
Origen: EE.UU./ Alemania.
Año de realización: 2005.
Distribuidora: Distribution Company.
Fecha de Estreno: 26/01/2006.
Puntaje: 4 (cuatro)