Por Omar Tubio
A partir del modélico ejemplo de Atracción fatal (1987) los thrillers americanos que le siguieron vinieron acompañados -en mayor o menor medida- de un claro mensaje conservador y moralizante. Por supuesto que estoy generalizando y sería exagerado decir que lo ha sido en todos los casos, pero sí sobre todo en aquellos en donde la familia como institución debe prevalecer ante todo. Y si de infidelidad se trata, las consecuencias serán funestas. Si no, pregúntenle al pobre Charles…
Charles (un convincente Clive Owen) trabaja a diario en una agencia de publicidad como creativo en el centro de la ciudad. Al vivir en los suburbios debe viajar en tren todos los días y es allí donde fortuitamente conoce a una atractiva mujer, Lucinda (Jennifer Aniston, correcta), que le brinda su ayuda en un entuerto menor. Sintiéndose en deuda y a la vez atraído comienzan a verse en forma cotidiana hasta que finalmente no puedan resistir la pasión que comienza a invadirlos. ¿Cuál es el problema? Ambos están casados, hay niñas de por medio y en el caso de Charles, su hija padece una curiosa y potente diabetes que la obliga a penosas sesiones de diálisis y para la cual hace años que ahorra dinero a la espera de un costoso medicamento que le aliviaría su sufrimiento. En cuanto a su matrimonio, pareciera estar pasando por un frío letargo (el film no ahonda demasiado en esta cuestión) y apenas cruzan palabra.
Cuando Lucinda y Charles se atrevan a cristalizar su mutua atracción, alguien inesperado se sumará a la fiesta y todo terminará mal, muy mal. Un infierno se desatará en la vida del hombre para quien los llamados incómodos, las extorsiones con altas sumas de dinero y las peligrosas visitas a su hogar, se convertirán en moneda corriente. Al no poder poner al tanto a la Policía sin poner en el tapete su affaire ilícito, Charles deberá enfrentar la situación tratando de salvaguardar a su familia y los ahorros que tanto le costó reunir.
Descarrilados intenta presentarse como una especie de film de suspenso a lo Hitchcock, y si uno lograra desprenderse de algunas cuestiones hasta se podría decir que lo consigue. Pero es imposible hacer a un lado esa sensación de déjà vu que con el correr de los minutos se hace presente e ir adivinando la “trampita” que cualquier ojo avezado en el género descubrirá mucho antes que al guionista se le ocurra dar el famoso giro o vuelta de tuerca tan de moda en los últimos thrillers estrenados. Si a eso le sumamos ese tufillo sacralizador y de sermón de Iglesia que queda como moraleja, decididamente la película no consigue levantar vuelo.
De todas maneras no defraudará a quienes gusten de un plato liviano, sin muchas pretensiones y sin un largo historial en este tipo de films. Vincent Cassel, el francés de Irreversible, se divierte como loco componiendo al villano de turno. Algo es algo.
Título: Descarrilados.
Título Original: Derailed.
Dirección: Mikael Håfström.
Intérpretes: Clive Owen, Jennifer Aniston, Vincent Cassel, RZA, Melissa George, Addison Timlin, Xzibit, Tom Conti, Giancarlo Esposito, David Morrissey, Georgina Chapman.
Género: Thriller, Crimen, Drama.
Clasificación: Apta mayores de 16 años.
Duración: 108 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2005.
Distribuidora: Buena Vista.
Fecha de Estreno: 16/02/2006.
Puntaje: 5 (cinco)