Por Ary Cohen
El asesinato de los cuatro miembros de una familia en Kansas conmueve a Estados Unidos a fines de la década del 50 y Truman Capote, cronista del New Yorker, decide viajar al lugar del hecho para investigar acerca de lo ocurrido. 
Poco a poco el caso comienza a “tomar” su vida, como algo inevitable que lo ocupa pero también lo consume, como un tumor. Capote decide escribir un libro y para eso necesita investigar. Hay dos culpables, condenados a muerte, pero él elige solo a uno de ellos, Perry Smith, para penetrar su intimidad hasta conseguir la información que necesita. Para ello soborna, miente y manipula, incluso logra demorar los tiempos de la ejecución.
Es la ambigua relación entre el escritor y el condenado el eje de esta historia basada en los años en que Truman Capote escribe “A sangre fría”, libro que lo convertiría en el escritor más leído de los Estados Unidos. A medida que va conociéndolo, Capote se identifica con este hombre que mató a una familia: ambos han sido abandonados, ambos han conocido el desprecio de la sociedad (uno por ser homosexual, el otro por ser un marginal), ambos han sufrido pasados difíciles. Pero como dice el escritor “es como si Perry y yo hubiéramos crecido en la misma casa. Solo que él salió por la puerta de atrás y yo por la de adelante”. Si la relación está construida sobre ésta identificación, si es solo una íntima conveniencia, una historia sentimental o quizás todo a la vez, es un interrogante que hay que resolver. Alguien le pregunta… ¿es posible estar enamorado de una persona y a la vez, estar usándolo?. Lo cierto es que Capote hace lo posible para demorar la condena hasta conseguir de Perry el alegato sin el cual no puede dar por terminado su libro, e inmediatamente después decide desentenderse del caso, como si la vida de los condenados fuese incompatible con la publicación del libro. Ambos condenados son ejecutados en su presencia.
Phillip Seymour Hoffman compone con exquisitez y minuciosidad al excéntrico
Truman Capote, desde el detalle, resultando un personaje lleno de aristas que puede ser tan tierno como especulador, encantador como abyecto, inseguro como desafiante. Hoffman luce su transformación en cada una de las escenas entregando su cuerpo y su voz al servicio de la historia. El film cuenta con actuaciones muy logradas, tanto de Chris Cooper, como de Catherine Keener. Clifton Collins Jr. dota al condenado Perry Smith de una dosis equivalente de violencia y sensibilidad contenidas.
Altamente recomendable resulta la primera película de ficción del director Bennett Miller, quien solo había dirigido documentales. La densidad de climas, sobre todo en las entrevistas entre Capote y Smith dentro de la prisión, conduce inevitablemente al espectador hacia las profundidades de estos personajes y sus destinos.
Truman Capote jamás pudo terminar otro libro después del éxito de “A sangre fría” y murió debido a una sobredosis de barbitúricos.
Título: Capote.
Título Original: Idem.
Dirección: Bennett Miller.
Intérpretes: Philip Seymour Hoffman, Catherine Keener, Clifton Collins Jr., Mark Pellegrino, Bruce Greenwood, Chris Cooper y Bob Balaban.
Género: Biopic, Drama.
Clasificación: Apta mayores de 13 años, con reservas.
Duración: 114 minutos.
Origen: EE.UU./ Canadá.
Año de realización: 2005.
Distribuidora: UIP – Sony.
Fecha de Estreno: 02/03/2006.
Puntaje: 8 (ocho)
