Por Pablo Arahuete
Si bien es cierto que nadie es profeta en su tierra, la mirada sesgada sobre Argentina que Eliseo Subiela reafirma con extensos bailes o comentarios retrógrados lo mantiene tan lejos de la realidad que su film goza de una elementalidad patética.
¿Cuál es el fin último de una operación de lifting? Quitar aquello que sobra, recuperar algo perdido, engañar al tiempo tal vez. Si nos quedamos con estas tres aseveraciones y las traspolamos al cine de Eliseo Subiela, entonces, podríamos hacer lo mismo con su opus más reciente, Lifting de corazón: quitarle lo que sobra, anhelar algo que irremediablemente se ha perdido y contemplar cómo el tiempo lo destruye todo.
No hace falta afilar con precisión el bisturí para llegar a la conclusión que si removemos el tejido adiposo de esta historia de amor destinada al fracaso, un enfoque aparatosamente melancólico de la crisis de la mediana edad, con algunos ribetes de comedia de enredos, lo que queda es precisamente nada. Oliverio Girondo, poeta del que alguna vez el mismo Subiela extrajera fragmentos de sus versos para El lado oscuro del corazón, se burlaba del amor con “M” de merengue, ese lugar común y trágico transitado por toda novela de amor que se precie.
A ese amor de aforismo cursi y barato, el realizador de Hombre mirando al sudeste (añoro al Subiela de esos tiempos) le rinde homenaje con “M” de meloso. Y este aspecto queda resaltado en su falta de vuelo, al ser excesivamente obediente a los dictados de cualquier film pensado para Europa. Eso es lo primero que se huele cuando el autor de Despabílate amor introduce el tango for export como uno de los elementos identificatorios o hace alusiones a los piqueteros (otrora se hacía con el dulce de leche).
Si bien es cierto que nadie es profeta en su tierra, la mirada sesgada sobre Argentina que Eliseo Subiela reafirma con extensos bailes o comentarios retrógrados lo mantiene tan lejos de la realidad que su film goza de una elementalidad patética. Si existiera un rasgo que pudiera definir al Subiela del pasado, ése sería la libertad creativa, el riesgo artístico de introducir elementos simbólicos en vez de caer en atmósferas usuales. Aquí, en cambio, la obviedad se detecta apenas el protagonista se embarca rumbo a Buenos Aires, temeroso de ser secuestrado o asaltado.
Aunque el detalle resulte poco significativo para la trama, el efecto no es menos importante y volvemos al problema de miradas en el eje del debate: la realidad argentina vista desde el frívolo enfoque de un telediario. Antonio (Pep Munné) vive con su esposa (María Barranco) y su hijo en España. Su rutina de cirujano plástico y su buen pasar económico no le afectan tanto como el paso del tiempo y su lento desencanto por llevar una vida sin emociones. Sin embargo, la invitación de un Congreso médico en Bs. As. le abre las chances de la novedad. Esa novedad se presenta ni bien conoce a Delia (la etérea Moro Anghileri), una joven morocha encargada de asistirlo durante su estadía en Argentina. De inmediato, surge una atracción y la aventura de un romance intenso a punto de concretarse.
Aunque la relación pueda extenderse hasta que el Congreso finalice, un hecho fortuito obliga a Antonio a permanecer en suelo argentino y de este modo su apasionado vínculo con Delia se fortalece. Persiste, más allá de la distancia geográfica con mensajes de correo electrónico y llamados secretos.
Pero, ¿hasta dónde puede durar un amor pasajero con una joven cuando ya se construyó una vida junto a otra mujer?, ese interrogante sumerge a Antonio en un viaje interior con destino incierto que el director no sabe cómo resolver. Se desentiende muy rápido del conflicto y toma el conservadurismo como atajo, con desaciertos en el manejo y resolución de las escenas; desaprovecha actores secundarios de lujo como Alfredo Casero, una suerte de taxista que oficia de voz de la conciencia del protagonista.
El cine de Eliseo Subiela se va degradando, desde sus últimas producciones, como parte de una progresiva metamorfosis de la decadencia de un autor cada vez más náufrago de un cine interesante, audaz, impredecible como alguna vez supo realizar.
Título: Lifting de corazón.
Dirección: Eliseo Subiela.
Intérpretes: Pep Munné, María Barranco, Moro Anghileri, Alfredo Casero, Rosario Pardo, Arturo Bonín.
Género: Drama, Romántica.
Calificación: Apta mayores de 13 años, con reservas.
Duración: 92 minutos.
Origen: Argentina, España.
Año de realización: 2006.
Distribuidora: Pachamama Cine.
Fecha de estreno: 02/03/2006.
Puntaje: 3 (tres)