Hace mucho tiempo, en una galaxia muy lejana, existía un actor colosal nacido como Alfredo James Pacino (Al o Sonny para los amigos). Este hombre bajito e intenso compuso unos cuantos personajes memorables en la década del ’70. Olvidémonos de Michael Corleone en El padrino y su secuela -que podrá ser su obra más popular pero ciertamente 
no su mejor trabajo- y recordemos otros fantásticos roles como los de Pánico en el parque (1971), Espantapájaros (1973), Sérpico (1973) o Tarde de perros (1975). En cada una de estas películas Pacino deslumbró por su talento consumando interpretaciones que ya son patrimonio cultural de la cinematografía mundial. Pero a partir de los ’80, concretamente con Prohibida obsesión (1989) su regreso a la pantalla grande luego de un paréntesis de cuatro años, algo cambió para mal en este artista fabuloso. No sé si por aburguesamiento o por no encontrar un material acorde a su nivel, Pacino descubrió que hacer de sí mismo reiterándose una y otra vez en cada una de sus intervenciones era mejor negocio. La estrella se devoró al actor y desde entonces nada ha vuelto a ser igual. Dos por el dinero, su filme más reciente, vuelve a traernos a un Pacino sobreactuado y egocéntrico como nos tiene acostumbrados en los últimos tiempos. Diálogos superiores a la media -casi en una línea de stand-up comedian- que son exprimidos hasta la última gota hacen de su Walter Abrams una excepción a la regla sin por ello lograr compensar, ni siquiera remotamente, todo el prestigio logrado en su juventud y arrojado por la borda con bazofias tales como El abogado del diablo, El discípulo o La noche del crimen.
El tercer film de D.J. Caruso, prolijo artesano formado en la TV que debutara en la realización con Venganza amarga (2002) a la que le siguió la fallida Robando vidas (2004), extrae algo de la ya mencionada El abogado… y de Wall Street (1987) para elaborar una comedia dramática efectiva con momentos brillantes, todos obviamente a cargo de Pacino, que no le agrega nada a la carrera de los involucrados aunque como pasatiempo no se le puede recriminar mucho.
Brandon Lang (el atlético Matthew McConaughey) es un ex jugador de fútbol americano de las ligas universitarias alejado prematuramente del deporte debido a una lesión en una rodilla. Brandon se dedica a grabar pronósticos de partidos para una especie de 0-600 y como generalmente da en el blanco llama la atención de Walter Abrams quien dirige una asesoría de apuestas en Nueva York y ve en él a la gallina de huevos de oro. Contratado
por Walter, Brandon viaja a la gran ciudad y muy pronto demuestra con creces sus condiciones para el negocio. En el camino, Walter y él entablan una relación compleja signada por las fluctuaciones de carácter del primero, antiguamente un jugador empedernido, y las dudas que la riesgosa actividad generan en el segundo (forzado a adoptar un alter ego de nombre más ganador: John Anthony). Con programa de tele propio y toda la plata habida y por haber a su disposición, la dupla goza de las mieles del éxito por un tiempo hasta que la aparición de un magnate apostador (Armand Assante) y algunos pálpitos malogrados de Brandon (o John Anthony) empiezan a mostrar ciertas grietas insalvables entre ambos. En este contexto la esposa de Walter, Toni (una ya algo ajada Rene Russo), se convierte en una pieza invaluable para interceder y calmar las aguas cuando la situación así lo demanda. El final es previsible, como el resto de la historia, y deja sabor a poco pero de nada vale quejarse. No podía esperarse otra cosa.
Título: Dos por el dinero.
Título Original: Two for the money.
Dirección: D.J. Caruso.
Intérpretes: Al Pacino, Matthew McConaughey, René Russo, Jeremy Piven, Armand Assante, Jaime King, Kevin Chapman, Ralph Garman, Gedde Watanabe, Carly Pope y Charles Carroll.
Género: Crimen, Drama, Deporte.
Clasificación: Apta mayores de 13 años, con reservas.
Duración: 122 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2005.
Distribuidora: UIP.
Fecha de Estreno: 27/04/2006.
Puntaje: 6 (seis)
