Por Pablo Arahuete
In vino veritas, tal el lema que oficiaba en las intensas reuniones del film ¿Quién le teme a Virginia Wolf? (1966, Mike Nichols), con una Elizabeth Taylor completamente alejada del glamour y entregada a los efectos etílicos. Las dos parejas protagonistas del film destilaban pequeñas y crueles verdades, gracias al sustancial aporte del vino que lograba desinhibirlos y los animaba a compartir sus miserias.
Quizá el legendario lema encaje adecuadamente en esta rareza documental intitulada Mondovino. Un extenso periplo de más de dos horas que intenta tejer relaciones entre la penetración del fenómeno globalizador y el cada vez más homogeneizado mercado vitivinícola.
Jonathan Nossiter se inserta en este viaje con escala en las bodegas más importantes, confronta a sus principales actores y sin intervenir -o a veces murmurando preguntas difíciles- deja que las palabras fluyan frente a nosotros. Así, las verdades crueles caen como gotas refrescantes en un desierto de hipocresía, que oculta las prácticas monopólicas de una industria de escala mundial que busca eliminar la diversidad. Un juego de intereses económicos con derivaciones políticas propicias para un boceto de un buen guión para un thriller.
Aunque las comparaciones con el universo del cine, en cuanto al monopolio de Hollywood sobre los cines periféricos resulte obvia, no deja de ser cierto que ambas realidades se cruzan. Y ese cruce se reproduce en los discursos que la cámara viajera recoge: desde la resistencia de la tradición artesanal en Languedoc, Francia, de la mano del veterano Aimé Guibert y su sentencioso “El vino está muerto” hasta la monstruosa empresa estadounidense de Robert Mondavi, quien impuso su producto de inferior calidad, amparado por la crítica y enólogos que se venden al mejor postor.
La obra de Nossiter dosifica la información de una manera muy astuta y coquetea con la ficción al delinear sus personajes bajo un modelo maniqueísta. Ese recurso que puede tildarse de facilista permite que el film resulte atractivo sin estar supeditado al tema del vino y su comercialización. Por ello, el mayor mérito de Mondovino es el retrato del villano Michel Rolland, cuya sonrisita maquiavélica es digna de un malo de James Bond. Igual que Michael Moore con el patético Charlton Heston, Nossiter identifica las máscaras que este enólogo francés -de enorme influencia en las principales bodegas del mundo- esconde bajo su simpatía cuando sólo se trata de dinero.
Vino de autor, artesanal, cada vez más diezmado por el vino industrial y elaborado en serie: un esquema que enfrenta dos maneras de pensar el mundo, una alegoría que puede ir paladeándola de a poco. Salud!
Título: Mondovino.
Título Original: Idem.
Dirección: Jonathan Nossiter.
Género: Documental.
Clasificación: ATP.
Duración: 135 minutos.
Origen: Argentina/ Francia/ Italia/ EE.UU.
Año de realización: 2004.
Distribuidora: 791 Cine.
Fecha de Estreno: 03/08/2006.
Puntaje: 8 (ocho)
