Por Pablo Arahuete
Que los guionistas de Click, perdiendo el control, último film de la nueva etapa de Adam Sandler sean los mismos de Todopoderoso no es mera coincidencia. Sí lo es, en cambio, que el nombre de su director Frank Coraci nos recuerde a un maestro del Hollywood dorado también llamado Frank pero apellidado Capra, quien contara entre sus obras consagradas con Qué bello es vivir.
Básicamente, se trataba de una comedia -no necesariamente graciosa- donde el protagonista era testigo de cómo había transcurrido la vida de su entorno a partir de su muerte y recapacitaba sobre todo lo que se hubiese perdido al quitarse la vida. Este es el rumbo de Click… y una marca de transición en el mundo-Sandler, cada vez más distanciado de aquel comediante de ironía devastadora, fogueado en las noches del Saturday Night Live neoyorquino, y más cerca del adulto conservador y políticamente correcto que mira su pasado desde un nuevo rol.
Si bien esta metamorfosis en Sandler no es una novedad, pueden rescatarse dos películas muy diferentes entre sí como punto de inflexión: Embriagado de amor y un dibujo animado (no estrenado en Argentina) Eight Crazy Nights.
El primero lo presentó como un actor que podía sacarse el mameluco de comediante filoso para comenzar a lucir el de actor serio, capaz de desatar tanta locura como ternura, tanta violencia como emociones contenidas en un viaje caleidoscópico timoneado por Paul Thomas Anderson. A Sandler, ese oscuro Barry Egan vestido de azul le calzaba justo.
Sin embargo, el germen del cambio lo constituye ese extraño relato de espíritu navideño, donde el Sandler animado al principio es un joven rebelde y sarcástico pero su soledad lo lleva a encontrar el amor y consuelo en una familia que lo ablanda espiritualmente.
Coincidencias aparte, cuento de navidad con moraleja al estilo de Scrooge de Charles Dickens pero sin fantasmas, similar al último segmento en que se precipita Click. Y por no repuntar nunca, termina confirmándose que el humor de este film aparece forzado. Sin dudas, algunas escenas funcionan gracias al talento de Sandler y su inagotable repertorio de chistes y gestos.
No obstante, la moralina exagerada y ese tono solemne deja un sabor agrio.
Adam Sandler esta vez es un arquitecto, casado (con Kate Beckinsale, más decorativa que nunca) y con dos hijos pequeños, quien se desloma por ascender económicamente si es que su jefe (David Hasselhoff) lo nombra socio. Obviamente, el jefe lo explota y su falta de consideración lo pone entre la espada y la pared: o pasa más tiempo con su familia y descuida el trabajo, o se ocupa de ellos y espera que el ascenso llegue algún día.
Pero su mayor conflicto es que no logra aprenderse qué función cumple cada uno de los controles remotos que pululan en su casa. La solución llega cuando una suerte de profesor loco (Christopher Walken) le obsequia un control remoto universal; un aparatito no retornable que lo vuelve todopoderoso, aunque dependiente y eso -ya sabemos- en el universo políticamente correcto se paga muy caro.
Moraleja: ten cuidado con lo desees porque se puede cumplir.
Otro tropiezo y esperemos que no sea caída.
Título: Click, perdiendo el control.
Título Original: Click.
Dirección: Frank Coraci.
Intérpretes: Adam Sandler, Kate Beckinsale, Christopher Walken, David Hasselhoff, Henry Winkler, Julie Kavner, Sean Astin, Joseph Castanon y Jonah Hill.
Género: Comedia, Fantasía.
Clasificación: Apta todo público.
Duración: 98 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2006.
Distribuidora: Columbia – Sony.
Fecha de Estreno: 17/08/2006.
Puntaje: 5 (cinco)