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jueves, 21 noviembre 2024
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Que sea rock: No tan al palo

Héctor Olivera, a través de su sello Aries Cinematográfica, se ha preocupado desde siempre por registrar el fenómeno social del rock: los documentales Hasta que se ponga el sol (Aníbal Uset; 1973) y Buenos Aires Rock (dirigida por el mismo Olivera en 1983) son prueba fehaciente de ello. Siguiendo esta tradición de realizar un filme por década, interrumpida en los ’90 debido a la crisis que asoló tanto a la industria del cine como a la musical (no sólo en términos económicos sino también creativos), la flamante Que sea rock intenta dejar su huella en la historia condensando las actuaciones en vivo y la opinión de artistas consagrados así como el fascinante ida y vuelta que se produce entre los músicos y sus seguidores.

La eficacia del filme es relativa y depende mucho del cristal con que se lo mire. Si se espera alguna suerte de ensayo que relacione el estado de cosas de la Argentina actual con el influjo que la música opera sobre lo personal y colectivo la película no está a la altura (no se hace ninguna alusión a Cromagnón, por ejemplo). Hay, sí, unos pocos apuntes que colacionan la inquietud de los intérpretes con lo que sucede en el país -como es el caso del grupo Attaque 77 que se solidarizó con los obreros de una fábrica cerrada por intermedio del contenido de una canción y que demuestran su interés por colaborar no sólo desde el escenario- pero por una cuestión de metraje, y como son tantos los que intervienen, resulta una quimera horadar mucho en el tema. Por eso el director Sebastián Schindel, en una decisión evidentemente muy meditada, se queda en la superficie en aras del dinamismo y el entretenimiento. Al que le guste alguna de las bandas o solistas que participan en el proyecto (la Bersuit, Babasónicos, García, Gieco, Calamaro, Las pelotas, La Vela Puerca, Fito, Almafuerte, Arbol, Catupecu Machu, Cerati, Intoxicados y Juanse con el recordado Pappo en un homenaje ostensible ya desde el título de la película) van a tener su momentito para disfrutar de sus ídolos -o no- en pantalla grande y con sonido digital. Los demás no la van a pasar mal, siempre y cuando toleren la música nacional, ya que el popurrí propuesto incluye varias escenas movilizadoras. Entre ellas: un Charly García que trasluce toda su genialidad en el estudio de grabación acompañado por su eterno mezclador Amílcar Gilabert; el toque nostálgico de ver y oír a León Gieco cantando “Hombres de hierro” en tiempo presente y pasado con pantalla dividida (las imágenes setentosas son de B.A. Rock) y, finalmente, el dolor que provoca la secuencia de Catupecu Machu experimentando con el sonido de la mano del malogrado compositor Gabriel Ruiz Díaz (en coma desde el accidente que es de público conocimiento).

Como un buen complemento para Que sea rock recomiendo el programa de cable La viola emitido por TN y el libro de Gloria Guerrero “La historia del palo”. Los dos aportan un material indispensable para empezar a comprender los cómo y por qué de un género musical que ha significado tanto para tanta gente desde que el sonido de unos muchachos melenudos cruzara las fronteras allá por los lejanos años sesenta.

Título: Que sea rock.
Título Original: Idem.
Dirección: Sebastián Schindel.
Intérpretes: Fito Páez, Ricardo Iorio, Gustavo Santaolalla, Andrés Calamaro, Fernando Ruíz Díaz, Charly García, Ciro Pertusi, León Gieco, Gustavo Cerati, Andrés Ciro Martínez, Norberto ‘Pappo’ Napolitano y Gustavo Cordera.
Género: Documental, Música.
Clasificación: Apta todo público.
Duración: 101 minutos.
Origen: Argentina.
Año de realización: 2006.
Distribuidora: Aries Cinematográfica.
Fecha de Estreno: 07/09/2006.

Puntaje: 5 (cinco)

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