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jueves, 21 noviembre 2024
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El diablo viste a la moda: El peso de una gran actriz

Por Omar Tubio

En contadas ocasiones se ha confiado en ella para la comedia. Sin embargo, cuando se lo hizo ha dado pruebas irrefutables de su dominio escénico. La muerte le sienta bien, El ladrón de orquídeas o la muy reciente Secretos de diván son el ejemplo de que cuando hay una gran actriz no hay género que no se pueda abordar. Meryl Streep, como si hiciera falta, sigue demostrando su plena vigencia y justificando su indiscutido lugar entre las más grandes de la historia del cine.

El diablo viste a la moda gana varios puntos gracias a su presencia en pantalla y su personaje, Miranda Priestly (una especie de Cruella de Ville humanizada), una criatura fácilmente abordable desde la caricatura, en manos de ella adquiere una profundidad y una dimensión humana que le dan otra envergadura a la película. Pocas veces se percibe como en este caso la dependencia crucial de un film a un trabajo actoral.

Basada en el best-seller de Lauren Weisberger, esta comedia no deja de ser la tan remanida historia de la Cenicienta en la gran ciudad. Andy (la bonita Anne Hathaway) tiene la oportunidad de ingresar a la revista de modas más importante de Nueva York, cuando se produce una vacante como segunda asistente de la temible e irascible directora de la publicación, Miranda Priestly. Pero su desinterés y desconocimiento del ámbito de la Haute Cuture le juegan en contra, más allá de su propia apariencia que tampoco la ayuda demasiado. Cuestiones del destino, del guión o de la sabia mirada de su futura jefa, Andy finalmente logra ingresar. Como quien entrega su alma al diablo, su vida, sus afectos y sus propios ideales se verán trastocados por completo.

David Frankel, un director formado netamente en la televisión yanqui y con varios episodios de Sex and the city encima, traslada el glamour y los escenarios elegantes de la famosa serie al frívolo, distante y vacuo mundillo de la moda, en el que todos sus habitantes: fotógrafos, editores, asistentes, modelos y diseñadores parecen moverse a un ritmo esquizofrénico y acelerado en el cual la imagen lo es todo. Este universo, donde Miranda lo gobierna todo y en el que Andy termina siendo devorada, contrasta con el mundo real, aquel en donde su novio es un humilde ayudante de cocinero y en donde conviven en un discreto departamento de los suburbios. También en el cual descansan sus aspiraciones de periodista seria con escritos y notas archivadas a la espera de una oportunidad.

La película navega entre esta dicotomía sin decidirse a ser una sátira despiadada al negocio de la moda (donde hubiera sacado mayor rédito sin dudas) o al conflicto ético y moral que se desata en Andy al sentirse tironeada entre el deber o el querer ser.

Lujosamente vestida y diseñada, El diablo viste a la moda tiene algunos momentos desopilantes y en todos ellos -por supuesto- interviene la gran Meryl Streep. A veces solo con un gesto, una mirada de soslayo o un movimiento de manos le bastan para lograr el efecto preciso y deseado. Una labor que seguramente le abrirá las puertas del Oscar. Anne Hathaway se planta muy segura en frente y entre ambas logran un buen contrapunto. También se destaca Emily Blunt como la secretaria perfecta y obsecuente.

Podría haber dado para mucho más de haberse ceñido a un propósito más definido, pero de todas formas verla a la Streep dando cátedra cubre el valor de la entrada.

Título: El diablo viste a la moda.
Título Original: The Devil Wears Prada.
Dirección: David Frankel.
Intérpretes: Anne Hathaway, Meryl Streep, Stanley Tucci, Simon Baker, Emily Blunt, Alexie Gilmore, Adrian Grenier, Rebecca Mader y Tracie Thoms.
Género: Comedia, Drama.
Clasificación: Apta todo público.
Duración: 109 minutos.
Origen: EE.UU. / Francia.
Año de realización: 2006.
Distribuidora: Fox.
Fecha de Estreno: 21/09/2006.

Puntaje: 6 (seis)

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