Por Emiliano Fernández
Recientemente Hollywood ha conseguido reformular el subgénero “terror para adolescentes” a partir de la incorporación de temáticas extraídas del cine de horror asiático. Desde hace tiempo nos encontramos con la recurrente presencia de maldiciones en cadena, fantasmas y pitonisas. Esto no solo se ve en las numerosas remakes industriales de modestos films, fundamentalmente japoneses, como Ringu, Ju- On, o Dark Water. También en películas como Boogeyman, el hombre de la bolsa está presente en el contenido sobrenatural característico de la cinematografía oriental. Sin embargo, esta preocupación por derivar el subgénero hacia los espíritus no va acompañada por un interés en emular los componentes formales de aquel cine. Hollywood sigue bombardeando con sustos previsibles, ritmo vertiginoso y efectos especiales de ultima generación, negando alegremente las posibilidades que abren los mismos films que copia, olvidándose del desarrollo pausado y de las formas narrativas que vinculan al relato con las pesadillas y las alucinaciones (en especial, el sueño dentro del sueño). Latidos (Pulse, 2006) es otro ejemplo de esta deficiencia del terror norteamericano actual.
Basándose en la japonesa Kairo, del 2001, Latidos cuenta la historia de un grupo de jóvenes que se ve en serios problemas cuando uno de ellos descubre y libera involuntariamente un virus en el ciberespacio que va afectando de a poco todos los dispositivos electrónicos, propagándose no solo por computadoras sino también por celulares y televisores. El virus funciona como una especie de portal entre el mundo de los vivos y el de los muertos, lo que posibilita que numerosos fantasmas entren a nuestro plano de existencia y se dediquen a robar las “energías vitales” de los vivos, dejándolos vacíos por dentro y a un paso del suicidio. Mientras que esta epidemia destruye a la humanidad, los protagonistas deberán hallar una solución lo más pronto posible.
El film es un poco lento en su primera mitad, cuando los adolescentes viven en la pavada y de repente se ven obligados a enfrentar la primera muerte dentro del círculo íntimo. La cosa comienza a mejorar durante la segunda parte, cuando el virus ya está suelto con todas las letras. Es aquí cuando la película levanta la puntería y brinda un interesante giro argumental; todo se desvía para el lado del Apocalipsis, dejando en claro que la pretensión general va más allá de la anécdota centrada en el grupito púber. Este es un punto a favor ya que aporta un poco de imprevisión, si tenemos en cuenta que este inmemorial factor no ha sido aprovechado en las otras remakes recientes.
A pesar de esto, y como ya se dijo anteriormente, Latidos está más emparentada en términos formales con la publicidad o MTV que con el cine de horror japonés. Y para ver comerciales y/ o canales de música que ya no pasan música, solo hace falta prender la televisión, no es requisito indispensable ir al cine. Si por un lado se incorporan los núcleos temáticos sobrenaturales y se los incluye dentro del contexto “terror para adolescentes”, por otro lado no se llega a buen puerto desde el punto de vista narrativo, haciendo agua con golpes de efecto muy quemados e incoherencias varias. Mientras que desde el contenido la película es loable, desde lo formal fracasa relativamente en su búsqueda por redondear una obra que se despegue del resto.
Los films de horror actuales que provienen de Asia no solo se caracterizan por estas historias de almas en pena que vagan entre los vivos con sed de venganza, quizás el punto más “micro” de este cine, también encontramos rasgos más generales, más “macro”, que hacen a la concepción general de las películas: esos elementos tan paradójicos como interesantes que son la casi ausencia de sangre y el sadismo fugaz, furtivo, prácticamente gratuito. Hollywood ha decido centrarse en los componentes “micro” del terror oriental, los cuales complementan viejas estructuras dramáticas relacionadas con el pánico pero no renuevan en demasía al género y sus subgéneros. Mientras tanto, los rasgos más “macro” permanecen desaprovechados por la industria cinematográfica estadounidense y solo se dan cita, con gran éxito, en los originales asiáticos, los únicos que hasta ahora vale la pena rever.
Título: Latidos.
Título Original: Pulse.
Dirección: Jim Sonzero.
Intérpretes: Kristen Bell, Ian Somerhalder, Christina Milian, Tate Hanyok, Rick Gonzalez, Jonathan Tucker, Samm Levine, Octavia Spencer, Jeremy Guskin y Ron Rifkin.
Género: Remake, Terror, Ciencia-ficción.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 90 minutos.
Origen: EE.UU./ Sudáfrica.
Año de realización: 2006.
Distribuidora: Distribution Company.
Fecha de Estreno: 12/10/2006.
Puntaje: 6 (seis)