Por Luis Pietragalla
En una película –y también en otras formas de expresión artística y de comunicación- la previsibilidad ocupa un cierto espacio. Las estructuras dramáticas son parte de ello, ya que cuando las contemplamos, en ciertos tiempos esperamos que ocurran ciertas cosas: es el caso del formato de Hollywood, donde un planteo ágil informará acerca de ámbito, personajes y conflicto, que conducirá al desarrollo de esos componentes hasta llegar a su clima máximo (clímax) en el que la tensión se habrá concentrado.
Por cierto, no es el único formato existente. Lo que sí tienen en común todos ellos es el manejo de lo previsible. En algunos casos, el contenido lo será, pero no la forma; en otros, lo novedoso pasará por el modo de contar la historia, la manera en que un personaje está desarrollado, el manejo del espacio, etc. También, si se manejasen lugares comunes,
clichés o estereotipos -como ocurre en la fallida Pretendiendo-, la forma de soslayarlos podría ser exacerbarlos (como Almodóvar).
Si todo esto no existiera, sobrevendría el tedio; pero sí existe, como bien saben los aficionados a la ópera, que ven diferentes versiones de una misma pieza una y otra vez (sin olvidar una de las causas por las que vemos múltiples veces un mismo filme: cada visión es acompañada por un nuevo descubrimiento).
La prolija Pretendiendo está pensada como un producto para un determinado público (al que subestima). Su carencia de ritmo y su mala copia de lo más elemental de la telenovela latinoamericana la hacen tediosa, lo que la convierte en un mal producto.
Título: Pretendiendo.
Título Original: Idem.
Dirección: Claudio Dabed.
Intérpretes: Bárbara Mori, Marcelo Mazzarello, Amaya Forch, Jaime Azócar, Alejandro Cohen y Rodrigo Muñoz.
Género: Comedia, Romance.
Clasificación: Apta mayores de 13 años, con reservas.
Duración: 118 minutos.
Origen: Chile.
Año de realización: 2006.
Distribuidora: UIP.
Fecha de Estreno: 30/11/2006.
Puntaje: 2 (dos)
