Por Pablo Arahuete
Si bien Soñadoras, arribo al cine del exitosísimo musical de Broadway Dreamgirls, escrito por Tom Eyen y dirigido por Michael Bennet, no escapa a las convenciones del género y tampoco se destaca por su historia, es inobjetable su eficacia, prolijidad, y brillo como para no decir que es por lejos -junto a Moulin Rouge!– el mejor musical de los últimos años.
Y tal vez esa afirmación se pueda justificar desde tres aspectos que se interconectan y funcionan casi perfecto, salvo en la inclusión de Jamie Foxx (el productor malo de la película), cuya labor actoral es cien veces superior a su pobre y deslucida beta musical.
Un reparto aceitado, dirección impecable y un repertorio de canciones sumamente representativo, que sintoniza muy bien con el desarrollo de la historia pero sobre todo con el costado emocional de sus personajes, son las tres claves que hacen de este film un espectáculo para los ojos y los oídos.
Aunque el contexto de la historia que de alguna manera avanza sobre la imposición de la música negra en el mercado pop de los años 60, y su consabida pérdida de identidad en pos del negocio, resulte poco menos que chistoso en estos tiempos donde hasta el hip hop también fue cooptado, Bill Condon refleja ese proceso de cambio hacia lo vendible; ese gradual despojo que le fue quitando los rasgos negros al soul el alma y su pureza. Hacia allí se remonta el film.
Señal de esta transición, el director de Dioses y Monstruos -siempre amparado por la banda sonora de Henry Krieger- conjuga dos historias que reflejan las dos caras de una misma moneda: el ascenso meteórico de un trío de cantantes que en un pasado se conoció bajo el nombre de The Supremes y en su contracara la caída estrepitosa y consecuente degradación de una estrella masculina del soul, quien no pudo advertir el final de su cuarto de hora.
La diatriba entre lo viejo y lo nuevo, la nefasta relación de la música y los negocios, los vaivenes del éxito el entramado de traiciones y disputas de egos que rodea al mundo de la música, cuando sólo se vuelve un producto, atraviesa las aristas de una trama sencilla, repleta de lugares comunes pero que se vuelve transparente cuando fluye la cautivante presencia de Eddie Murphy en el mejor papel de su carrera. Compone de manera brillante a este solista en decadencia, suerte de James Brown que al entrar en el escenario se erige como un símbolo viviente de aquellos que dejan todo en cada nota o grito.
Y si de voces arrolladoras se trata, que pueden deslizarse suaves en una cuesta de sensaciones o desgañitarse y vibrar en un lamento, un blues o la melodía más insulsa, todo los laureles son para Jennifer Hudson (ex American Idol). Sólo por ella, cuyo rol de Effie White, la voz desplazada del trío por decisión del productor, quien tuvo que rehacer su camino artístico y encontrar su lugar como solista, vale la pena ir. La suave voz de Beyoncé Knowles queda absolutamente opacada y su rostro de una belleza descomunal apenas trasciende frente al temperamento de Hudson quién se “roba” la película.
Título: Soñadoras – Dreamgirls.
Título Original: Dreamgirls.
Dirección: Bill Condon.
Intérpretes: Jamie Foxx, Beyoncé, Danny Glover, Jennifer Hudson, Eddie Murphy, John Lithgow, Keith Robinson, Hinton Battle, Sharon Leal, Anika Noni Rose y John Krasinski.
Género: Musical, Drama.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 130 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2006.
Distribuidora: UIP.
Fecha de Estreno: 08/02/2007.
Puntaje: 8 (ocho)