Por Emiliano Fernández
La idea de construir una biopic sobre la mítica Edith Piaf (1915- 1963) provino del director Olivier Dahan. Inicialmente el tipo no quería escribir el guión, pero luego terminó cediendo frente a las presiones de los productores y dio forma final a este heterogéneo recorrido por la vida y obra de la representante por autonomasia de los bajos fondos franceses. La vie en rose (La Môme, 2007) es el resultado de ese difícil intento artístico/ biográfico, una película despareja que se apoya fundamentalmente en la excelente labor de Marion Cotillard como el “gorrión de Paris”.
El film agrupa en sus largas dos horas y media gran parte de los hechos más trágicos de la vida de la mujer que nació bajo el nombre de Edith Gassion. Tenemos el abandono por parte de su madre, el descuido sistemático del padre, la crianza en un prostíbulo, la enfermedad que casi la deja ciega, los viajes con el circo, la adolescencia pobre y marginal, la muerte de su pequeña hija, las actuaciones callejeras controladas por proxenetas, el descubrimiento por parte de Louis Leplée (interpretado por un impagable Gérard Depardieu), el asesinato de este ultimo y la falsa acusación sobre ella, el éxito internacional, su relación con el boxeador Marcel Cerdan (Jean-Pierre Martins), sus vicios, su temperamento irascible, el fallecimiento de Cerdan, el grave accidente automovilístico que la dejó convaleciente un tiempo, las giras por Estados Unidos, su vejez prematura y finalmente su muerte por cirrosis a la edad de 47 años.
Tantos vaivenes profesionales y personales resultan imposibles de abarcar y convierten a la película en un melodrama exacerbado que olvida recurrentemente dar verdadera conexión a los hechos singulares que componen este incesante desfile de tragedias. Personajes entran y salen para volver a entrar sin la más mínima lógica, generando confusión y dejando en la nebulosa el “por qué” de numerosas situaciones, penurias y reacciones de la cantante. También se malgastan muchas escenas en el tópico “adicciones”, como si sus únicos pasatiempos hubieran sido ingerir alcohol, tragar pastillas e inyectarse morfina. Mucha leyenda y muy poco ser humano real. Si no fuera por el segmento dedicado a la relación con Cerdan, cualquiera podría pensar que la Piaf no tuvo ni un momento de paz en toda su vida. Pero centrarse casi de forma exclusiva en los componentes más dramáticos y negativos del mito no es el único error grosero de Dahan, este también la pifió feo con la estructura narrativa elegida. Otra vez (y van…) estamos ante un film fragmentado temporalmente que convierte al espectador en un esquizofrénico a raíz de los continuos saltos descontextualizantes e innecesarios. La estética videoclipera sigue haciendo estragos y resulta contraproducente sobre todo en los films basados en hechos reales.
Lo mejor de esta coproducción entre Francia, el Reino Unido y la República Checa lo encontramos en su elenco, principalmente en los descollantes trabajos de Cotillard y Depardieu (aunque no hay que olvidar el bienvenido aporte de la siempre bella Emmanuelle Seigner como Titine, una prostituta que adopta a Edith durante sus años en el burdel). Aquí sin lugar a dudas son los actores los responsables excluyentes de que el film en su conjunto no decaiga del todo y mantenga el interés. Por otro lado, los rubros técnicos cumplen sobriamente y el maquillaje está a la altura de los cambios físicos requeridos por el personaje central. También se agradece el generoso numero de canciones incluidas, la mayoría con el audio original.
La película peca por reiterativa, incoherente y demasiado larga, logrando sólo por momentos captar la desgarradora, ciclotímica y apasionada personalidad de la mejor intérprete que tuvo la canción popular francesa. Quizás centrándose en un periodo en particular de su vida e incorporando una estructura lineal, las cosas hubiesen salido de otro modo y hoy no estaríamos hablando de una obra tan ampulosa como laberíntica fue la existencia de la recordada estrella (en este sentido, siempre es conveniente rever ese genial e inmortal ejemplo de la biografía cinematográfica, muchas veces muy mal imitado, Toro Salvaje, Raging Bull, 1980, de Martin Scorsese). La treinteañera Marion Cotillard le hace justicia a Edith Piaf desde el punto de vista histriónico, apoyándose en algo de sobreactuación, una pizca de mimetismo y mucho talento. El que se queda en el camino es el director/ guionista Dahan, otro cineasta pretencioso que promete más que lo que cumple, desperdiciando una excelente oportunidad para homenajear a la gran artista e invocar su contradictoria esencia: por supuesto que melancólica y sufrida, pero también esperanzadora y batallante.
Título: La vie en rose.
Título Original: La Môme.
Dirección: Olivier Dahan.
Intérpretes: Marion Cotillard, Sylvie Testud, Pascal Greggory, Emmanuelle Seigner, Gérard Depardieu, Jean-Paul Rouve, Clotilde Courau y Jean-Pierre Martins.
Género: Biopic, Drama, Musical.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 140 minutos.
Origen: Francia/ Reino Unido/ República Checa.
Año de realización: 2007.
Distribuidora: Alfa Films.
Fecha de Estreno: 10/05/2007.
Puntaje: 6 (seis)