Por Emiliano Fernández
Esta extraordinaria realización desparrama disidencia e ingenio, nos ofrece diálogos antológicos, atmósferas de tensión muy logradas y apabullantes secuencias de suspenso. Suerte de épica microscópica, pro familia, antimilitarista y antinorteamericana, The Host es una joyita imprescindible…
Estamos ante una obra que sin lugar a dudas estará entre lo mejor de este año. The Host (Gwoemul, 2006) es una maravilla por varias razones. No solo nos devuelve el espíritu de las películas clase B de monstruos indestructibles, también subvierte sus principales características al suplantar la habitual grandilocuencia de esos films por un bienvenido minimalismo. Formalmente retoma con gran éxito la vieja tradición asiática de combinar géneros considerados opuestos como la comedia, el thriller, el drama y el horror. En el trayecto de un registro al otro consigue transiciones sutiles, redondeando una estructura narrativa muy bien balanceada y cuidada. Pero por sobre todas las cosas, The Host es una de las pocas películas de terror que además de asustar con mucha eficacia, lleva las fronteras del espanto más allá del mero entretenimiento y construye una sátira inteligente del intervencionismo mundial encarado por los Estados Unidos.
Lo primero que vemos en The Host es la morgue de la base norteamericana en Corea del Sur. Allí un forense yanqui le ordena a su par surcoreano que arroje al desagüe unos químicos porque los frascos en los que están almacenados tienen una capa de tierra. Pese a la advertencia del nativo sobre la peligrosidad de los productos y el riego para las aguas del río Han, el estadounidense persiste con su orden. Luego de una panorámica de todos los frascos vacíos, corte mediante, apreciamos las mansas aguas del río y conocemos a la simpática familia Park, dueña de un puesto de comida al paso en la costa y encabezada por el anciano Hie-bong (Hie-bong Byeon). Cuando un anfibio gigante imposible de describir surge de la nada y empieza a masacrar a todo lo que encuentra, la desesperación se apodera de los paseantes y turistas que pululan el lugar. En ese momento Gang-Du (Kang-ho Song), inmaduro hijo mayor de Hie-bong, pierde de vista por un segundo a su hija Hyun-seo (Ah-sung Ko), la que termina en las fauces del extraño monstruo. Finalizado el ataque, los otros dos hijos de Hie-bong (un universitario desempleado y una medallista olímpica algo lerda) se reencuentran en el centro de refugiados con su padre y su hermano para llorar la muerte de la joven. Inmediatamente el gobierno estadounidense anuncia que el mutante es portador de un virus (de allí el titulo internacional en inglés, the host, “el anfitrión”), por lo que Gang-Du es tomado como conejillo de indias ya que el animal lo salpicó con sangre. Pero las cosas se ponen peor para el pobre tipo cuando recibe en su celular una llamada de auxilio de su hija… toda la familia en conjunto se escapa del centro de refugiados y parte al rescate de la niña.
El tercer largometraje del hasta ahora desconocido Joon-ho Bong es una proeza cinematográfica en lo que respecta a su ágil ritmo narrativo y a la descripción sumaria de los personajes centrales. Deambula con una facilidad llamativa y una sutileza envidiable de la tragedia imprevista a la risa furtiva, y de ésta al susto basado en la persecución y la ambientación, trabajado hasta el extremo del perfeccionismo y vacío de todo golpe de efecto simplista. El guión es francamente genial, una exploración y reinterpretación certera tanto de los clásicos de ciencia ficción/ catástrofe, como del humor más cínico y del melodrama familiar. Las constantes sorpresas y lo imprevisible de la historia se ven complementadas por el magnifico trabajo del elenco (especialmente de Kang-ho Song como Gang-Du) y el muy original diseño y animación del anfibio (verdadero rejunte de animales que terminan dando forma a un ser tan bizarro como aterrador).
The Host se planta en forma explicita en la vereda de enfrente de gran parte del cine de terror y acción actual, apuntando más a pequeñas batallas enmarcadas en escenas bellas y poéticas que a los tristemente celebres mega combates con milicia y policía de por medio. Desde el vamos el film propone un conflicto especifico, un choque forzado por el aleatorio accionar del animal: el de la familia Park contra este monstruo que hace recordar al entrañable Godzilla… en vez de destruir Tokio, aquí destruye Seúl (no olvidemos el apoyo que este tipo de propuestas tiene en Oriente: sin ir más lejos, The Host es la película más taquillera en la historia del cine de Corea del Sur). El minimalismo en el orden del contenido parece ser una respuesta a los tanques de Hollywood, a su ampulosidad, su prepotencia y su arsenal de efectos especiales sin sustancia ni razón de ser. Al mismo tiempo The Host critica directamente mecanismos político/ militares utilizados por los Estados Unidos para pisotear la soberanía de otros pueblos y usufructuar con sus recursos: el chauvinismo, la desinformación y el patoterismo liso y llano. En la película hay numerosas parodias al intervencionismo yanqui: desde la secuencia introductoria en la morgue hasta el rápido hallazgo del supuesto “virus” y la “cura” propuesta, un arma biológica llamada “agente amarillo”. Sin embargo la mejor de todas es la escena en la que Gang-Du se escapa de los oficiales estadounidenses luego de que estos le practicaran a la fuerza una biopsia en el cerebro, lo que parecía ser un quirófano de ultima generación no era más que parte de un container en el medio de la nada (de hecho, en el exterior vemos un grupito de yanquis haciendo una “barbacoa”).
El film funciona como un retrato tragicómico del rescate de la niña, como un pequeño cuento heroico de terror que propone auspiciosas innovaciones generales pero que a su vez se entronca con toda una tradición sci fi que parece olvidada, la de aquellos gigantes destructores de ciudades y humanidades varias. Mientras que la intervención/ invasión se consolida con la excusa del anfibio, la familia Park lucha tenazmente por hallar a la chiquilla en los bastos drenajes semi- subterráneos del río Han. Esta extraordinaria realización desparrama disidencia e ingenio, nos ofrece diálogos antológicos, atmósferas de tensión muy logradas y apabullantes secuencias de suspenso. Suerte de épica microscópica, pro familia, antimilitarista y antinorteamericana, The Host es una joyita imprescindible, fundamental, otro ejemplo de la tan refrescante capacidad del cine de horror asiático para derribar fronteras de género y dejar de lado estereotipos paralizantes.
Título: The Host
Titulo Original: Gwoemul
Director: Bong Joon-ho
Género: Comedia, Drama, Horror, Sátira
Intérpretes: Bae Doo-na, Byun Hee-bong, Ko Ha-sung y Song Kang-ho
Duración: 119 minutos
Origen: Corea del Sur
Año Realización: 2006
Distribuidora: Alfa Films
Fecha Estreno: 31/05/2007
Puntaje 9 (nueve)