Por Emiliano Fernández
Este último eslabón de la saga El juego del miedo (más conocida como Saw) reformula nuevamente la escala de castigos, violencia y sangre para retrotraernos al film original del 2004. Si la primera fue mucho más un thriller psicológico que un festín de asesinatos y la segunda un híbrido extraño que apuntaba a la carne, la tercera torció el volante para decidirse sin medias tintas por el porno- terror de torturas planeadas hasta el mínimo detalle. La entrada numero cuatro no sólo aclara gran parte de las piezas faltantes en el pasado del ya finado Jigsaw (el mono tremendo Tobin Bell), sino que también se juega por una trama muy cercana a los policiales duros y frenéticos. El nivel de exigencia por suerte aumentó. Sólo uniendo todas las pequeñas pistas y desandando el camino atravesado por los personajes, se llega a dar sentido a otra seguidilla de cadáveres acumulados bajo el rigor de la despiadada ética de lo que a esta altura se ha convertido en una cofradía de verdugos obsesionados con el libre albedrío y la posibilidad siempre obviada de subsanar errores…
La historia retoma el final de la anterior, cuando John y su secuaz Amanda (Shawnee Smith) murieron a manos de sus víctimas. El inicio es bien gráfico y contradice el desarrollo subsiguiente, más detectivesco y menos gore. El juego del miedo 4 arranca con dos escenas muy logradas; la primera centrada en el descubrimiento de una cinta de audio en el estómago de Jigsaw durante la autopsia, y la segunda en un nuevo “juego” en el que un par de muchachotes se deben poner de acuerdo para liberarse, lástima que uno tiene cocida la boca y el otro los ojos… Ahora los encargados de la pesquisa son los oficiales del FBI Strahm y Perez, los que por supuesto se ven inmersos en pruebas relucientes y extremas que tienen por blanco al Comandante de SWAT Rigg, prácticamente el único sobreviviente de las antiguas masacres. El tipo debe ponerse en el lugar de Jigsaw para rescatar a su colega Eric Mathews (al que encontramos con una hermosa soga al cuello, sobre una inmensa barra de hielo y disfrutando de la compañía de otro hombre que morirá electrocutado cuando el agua le llegue a los pies). Rigg dispone de sólo 90 minutos para llegar a destino y evitar el deceso de esta simpática pareja de pobres diablos.
Una de las grandes novedades es el abandono del entorno cerrado. En esta oportunidad los protagonistas no están encarcelados en fábricas inmundas y baños apestosos; por lo que no les queda otra que recorrer las calles para dar con el paradero de los secuestrados. Todo aquí está motivado por una incesante obsesión compulsiva: tanto Rigg (Lyriq Bent) como Strahm (Scott Patterson) están súper desesperados por terminar de una buena vez con la truculenta cacería. Por otro lado tenemos la reconstrucción del origen de Jigsaw mediante flashbacks disparados a través del interrogatorio a la ex mujer de este cruzado de la moral. En este caso la estética videoclipera es necesaria porque funciona como un bálsamo contra la angustia, la tensión y la incomodidad que provocan los “jueguitos” del título, generando imágenes entrecortadas que en planos continuos serían insoportables. De todas formas los martirios ceden paso al suspenso en lo que claramente es el film más complejo de la serie en términos argumentales. Esto genera varios problemas narrativos como deficiencias en la continuidad, baches en la estructura lógica y excesos en la capacidad de Jigsaw para predecir el futuro en general y las reacciones de las victimas en particular (todos elementos que comprometen el verosímil hasta cierto punto).
Quizás algunos fans extrañen las mutilaciones a lo Hellraiser (1987) de El juego del miedo 3 (2006) o la colección de “muertes artísticas” símil Pesadilla en lo profundo de la noche (1984) de El juego del miedo 2 (2005), pero lo cierto es que la franquicia sigue rankeando en punta dentro del triste panorama contemporáneo del horror cinematográfico. Hay que reconocer que el público gore nunca fue muy numeroso y que el vuelco hacia el thriller moderado garantiza un mejor recibimiento en ciertos sectores no habituados a esta clase de propuestas. Sin embargo no se termina de comprender si las transformaciones de película a película fueron producto de preocupaciones formales, cambios en el equipo creativo, presiones comerciales de la productora Lionsgate o simplemente una combinación de todos estos factores. De los guionistas de la primera ya no queda ninguno (Leigh Whannell había colaborado en la segunda y la tercera, hoy parece que se bajó del barco). Tanto el director de la original, James Wan, como el de las tres secuelas, Darren Lynn Bousman, han aportado profesionalidad y prometen interesantes proyectos a futuro.
Ya todos saben que aquí la balanza de la justicia marca el cuerpo cual Inquisición Española, casi como un signo de estos tiempos masoquistas y morbosos, entregados al placer del voyeur sádico e impasible que encuentra en el dolor ajeno la exaltación definitiva de las pulsiones sexuales. Todo esto hace recordar el genial corto Delirios del Primitivismo Moderno (Delusions in Modern Primitivism, 2000), en el que un hombre en busca de la experiencia máxima de autoflagelación le paga a otro para que le dispare a quemarropa. La penetración y la expulsión como fetiches. Desde ya que el servicio es prestado con solvencia y a sabiendas del resultado… de igual manera obran todas las Saw, ejemplos paradigmáticos de un sinceramiento por parte de Hollywood en cuanto a los mecanismos y murallas de contención del género. ¿O cuál creían que era el eje del cine de terror? ¿El amor al prójimo? Si sólo nos circunda el odio y la ira, productos inmemoriales de la mente humana…
Título: El juego del miedo IV.
Título Original: Saw IV.
Dirección: Darren Lynn Bousman.
Intérpretes: Tobin Bell, Lyriq Bent, Costas Mandylor, Scott Patterson, Angus MacFadyen, Justin Louis, Sarain Boylan, Betsy Russell, Athena Karkanis y Simon Reynolds.
Género: Secuela, Horror, Crimen, Misterio.
Clasificación: Apta mayores de 18 años.
Duración: 93 minutos.
Origen: EE.UU./ Canadá.
Año de realización: 2007.
Distribuidora: Buena Vista.
Fecha de Estreno: 01/11/2007.
Puntaje: 7 (siete)
El staff opinó:
–Pese a cierta disminución en el nivel de explicitud, esta cuarta incursión en los sádicos territorios del temible Jigsaw no va a causar indiferencia entre su público fiel. Narrativamente más compleja que las anteriores, la saga sigue ratificando su influencia en el horror fílmico contemporáneo. A esta altura, Tobin Bell ya es un ícono del género. Y se lo merece.– Diego Martínez Pisacco (7 puntos)
–Con esta cuarta entrega que sube la apuesta en morbo y elaboración narrativa quedan planteadas todas las argumentaciones para exigir un cierre definitivo, porque todo lo que venga será más de lo mismo.– Pablo E. Arahuete (6 puntos)