Por Pablo E. Arahuete
Julio Arrieta es un tipo sencillo, entrador en el trato y auto-consciente de lo que quiere y hasta dónde puede llegar. Un rara avis de aspecto desaliñado que no se avergüenza de repetir una y otra vez que es pobre, villero, pero que está convencido de la importancia de la cultura para redefinir esa palabra tan peyorativa como pobreza. Y redefinir la pobreza significa por un lado desembarazarse del estigma, y por otro intentar convencer a sus iguales de que para dejar de ser idiotas útiles de los políticos de turno, flanco predilecto de la caricia lastimosa de la caridad; en definitiva para no ser más los monitos del circo resultaba vital cambiar el pensamiento.
Así, a partir de 1987 comenzó a cimentar las bases de un proyecto cultural diferente en la villa 21 de Barracas. Primero con un grupo de teatro y desde allí se le abrieron las puertas al cine y la televisión. La idea de Arrieta tomó forma cuando se le ocurrió una salida laboral para la villa: extras y locaciones. Se convirtió sin proponérselo en un representante de actores villeros, en un puente entre la villa y los productores, directores y en un problema para el sindicato de actores.
Uno de los realizadores que confió en la troupe de Arrieta fue Adrián Israel Caetano, permitiendo que los integrantes de este grupo se unieran a los extras de Tumberos y Disputas por “portación de cara”, tal como define Julio Arrieta. Son pobres que interpretan roles de pobres, chorros, piqueteros, mucamas o guardaespaldas, a quienes Julio enseñó a pararse frente a cámara y actuar. Por eso cuando en los alrededores de la villa 21 se escucha la frase “silencio, estamos rodando” nadie se inquieta; cuando se convoca a un casting muchos aparecen confiados de conseguir un trabajo, aunque más no sea en un talk show interpretando hombres golpeadores, madres prostitutas, etc.
Estrellas (premio del Jurado BAFICI 2007), documental de Federico León y Marcos Martinez ensaya una mirada original sobre el fenómeno Arrieta y sus derivaciones. Derivaciones que dosificadas con elementos de ficción y un tono humorístico e irónico abren distintas lecturas acerca de tópicos como la marginalidad, las consecuencias de la decadencia cultural y las notables formas de autogestionarse. También es un juego de representación tan consciente de sus propios límites como de sus posibilidades de bucear un mundo por lo general reducido a clichés o a modelos de representación que se regodean con las postales de la miseria. Estrellas no niega la realidad de la villa, sino que descubre desde el protagonismo del personaje de Julio Arrieta un universo con códigos y matices distintos. Dentro de este contexto se apuesta a conservar la identidad de la villa sin embellecerla, con sus casillas de chapa, mugre, barro y rostros curtidos. Fisonomías autóctonas reconocibles en la iconografía televisiva y en los resquicios del nuevo cine argentino como también de publicidades de campañas políticas. Pero sin idealizar a sus criaturas, los realizadores se valieron del registro documental no sólo como un testimonio, sino como una excusa del backstage de un rodaje. Se trata de un detrás de escena precario del film de Sebastián Antico, sobre una idea original del propio Arrieta intitulado El nexo.
Protagonizado y producido por su creador, la historia no es más que la visión de un villero sobre los extraterrestres. Algo similar a La guerra de los mundos aggiornada a la contrastante realidad de una villa lo suficientemente letal para aniquilar a los alienígenas. Más allá de lo mundano que esto parezca hay sin embargo un plus de auto-consciencia que sintetiza perfecto el itinerario metadiscursivo que atraviesa el mundo de Estrellas: la idea de cultura inclusiva y no excluyente que privilegie los rasgos característicos de sus actores sociales y les de su lugar sin marginarlos. Arrieta no es utópico, no es ingenuo, asume su empresa con los riesgos de ser tildado de oportunista. Estrellas lo retrata visceralmente sin filtros, recoge sus frases distintivas “Te lo hago más rápido, más barato y encima te hago un pete…” o descoloca al farandulero mundo del Martín Fierro al subirse al pedestal y preguntarle a un auditorio indiferente si la cultura cayó tan bajo que llegó a la villa.
Título: Estrellas.
Título Original: Idem.
Dirección: Federico León, Marcos Martínez.
Intérpretes: intervenciones de Julio Arrieta y Esther Arrieta.
Género: Documental.
Clasificación: Apta todo público.
Duración: 64 minutos.
Origen: Argentina.
Año de realización: 2007.
Distribuidora: independiente.
Fecha de Estreno: 13/12/2007.
Puntaje: 8 (ocho)