En un futuro próximo el cine tal como lo conocemos podría cambiar significativamente de implementarse ciertas modificaciones tendientes a incrementar el grado de interactividad entre lo que se proyecta en la pantalla y su destinatario natural. Munidos de cascos virtuales, mandos a distancia y Dios sabe qué otros gadgets, los espectadores deberían ser capaces de mutar a piacere el contenido de la obra. Seguramente no será el denominado cine de autor pero con la producción industrial no me atrevería a conjeturar lo contrario. La política intrusiva que denota Hollywood cada vez que practica una privada para el público general anticipa claramente lo que vendrá. Ajenos al rigor creador del autor/realizador lo trascendente para los ejecutivos pasa por complacer a la mayor cantidad posible de potenciales compradores de entradas. No importa si para esto hay que modificar el montaje del film, rodando nuevos finales o suprimiendo escenas que no gustaron de acuerdo al resultado de los testeos. Si el estado de las cosas en la actualidad es ése… ¿qué podemos esperar para el día de mañana? Seguramente los candidatos más atinados para esta clase de manipulación vayan a ser los videojuegos, tan fáciles de adaptar como desechables por su calidad intrínseca. Recordando títulos como Street fighter, Final fantasy, Tomb raider, Super Mario Bros., Resident evil, Doom, Silent Hill, Mortal Kombat, Bloodrayne, Alone in the dark o House of the dead, uno arriba a una conclusión obvia: muy pocos, por no decir ninguno, han capturado la imaginación o estimulado la adrenalina de los fans pasivamente sentados en sus butacas sin poder intervenir en las decisiones que se plantean en el film.
Proveniente de las huestes de EuropaCorp. -la productora francesa de Luc Besson- acaba de agregarse al listado Hitman, agente 47. Un producto descuidado en la marcación actoral, deficiente en su puesta en escena y con un guion patético que hasta da la impresión de haberse escrito a las apuradas para llegar a tiempo al plan de rodaje. En otras palabras, una berretada de la peor calaña…
Para que una historia nos alimente espiritual, intelectual o emocionalmente se requiere mucho más que unos tiritos de salva y un par de patadas voladoras. Si ninguno de esos tres aspectos son tomados en consideración nos encontramos con el más desolador de los panoramas. Hitman, agente 47 es la Nada absoluta. La trama –de alguna manera hay que llamarla- relata el periplo de un asesino (el imperturbable Timothy Olyphant) que es traicionado por la Organización a la que pertenece y en la cual fue “educado” desde niño (curiosamente en esas imágenes se han infiltrado varios fotogramas de Dark Angel, la serie de James Cameron). Aliado caprichosamente con la joven prostituta rusa Nika (la muy delgada y muy bonita Olga Kurylenko), el Agente 47 (los de arriba ni siquiera se molestaron en ponerle un nombre a él o a sus compañeros) va dejando un tendal de cadáveres mientras el inspector de la INTERPOL Mike Whittier (un impresentable Dougray Scott) le sigue los pasos conjuntamente con un oficial de la Policía Militar rusa, Yuri Marklov (Robert Knepper, el violetero manco de Prison Break). No le interesa a nadie, pero el guionista Skip Woods pretende que creamos que se toma su trabajo en serio introduciendo un par de giros francamente patéticos (le funcionó en la enredada Swordfish… y evidentemente hasta ahí llegó su inspiración).
El cineasta galo Xavier Gens supuestamente renunció durante la post-producción cuando los productores se le metieron en la sala de edición y comenzaron a aligerar la carga de violencia. Es como pretender que Hitman, al estilo de Schwarzenegger en Terminator 2, les dispare a sus enemigos por debajo de las rodillas. Simplemente ridículo. No obstante, lo que queda en pie deja bastante que desear. Gens comete el pecado de aburrir repitiendo escenas vistas en demasiadas oportunidades en otras obras similares. Sólo la secuencia de pelea primero con espadas y luego mano a mano contra otros tres “buenos muchachos” merece calificarse como aprobada. El resto es rutina y de la peor.
Probablemente lo más divertido de Hitman, agente 47 sea detectar la presencia de varios actores provenientes de la televisión estadounidense que aquí pasan más de un papelón. Escuchar a Robert Knepper hablar en ruso y en inglés con acento puede descalabrarle la mandíbula de risa a cualquiera. Sin embargo, las palmas (al revés) se las lleva el escocés Henry Ian Cusick (el visionario Desmond Hume en Lost), que no sólo se atreve a mascullar en ruso sino que alcanza su instante de gloria como un Scarface de pacotilla en la única escena que interpreta en toda la película. Esperemos que por su bien borre urgente este bochorno colosal de su CV. Yo intentaré hacer lo propio recurriendo a la misma empresa que Jim Carrey en Eterno resplandor de una mente sin recuerdos. Sí, para tanto…
Título: Hitman, agente 47.
Título Original: Hitman.
Dirección: Xavier Gens.
Intérpretes: Timothy Olyphant, Dougray Scott, Olga Kurylenko, Robert Knepper, Ulrich Thomsen, Michael Offei, Henry Ian Cusick, James Faulkner.
Género: Basada en videojuego, Acción.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 92 minutos.
Origen: EE.UU./ Francia.
Año de realización: 2007.
Distribuidora: Fox.
Fecha de Estreno: 24/01/2008.
Puntaje: 2 (dos)
El staff opinó:
–Un producto vacío que confirma que muy pocas veces los videojuegos pueden traspolarse al celuloide sin resultar ridículos, salvo para los fans del juego…– Pablo E. Arahuete (2 puntos)
–Pasable producto de acción basado en un video juego. Pocos diálogos, algunas escenas logradas, muchos asesinatos y un buen trabajo de Timothy Olyphant. Nada más.– Emiliano Fernández (5 puntos)