Por Emiliano Fernández
Hannibal, el origen del mal (2007) es una nueva precuela en la franquicia Lecter. Se ubica temporalmente antes de Dragón Rojo (2002) y bucea en el origen y la formación de este exquisito gourmet, tan elegante como carismático. Aquí nos encontramos con una importante novedad. El guionista es Thomas Harris, autor de todas las novelas que componen la saga y en las que se basaron los films: a la ya citada hay que sumarle la primera adaptación de Dragón Rojo, intitulada Cazador de hombres (1986), la recordada El silencio de los inocentes (1991) y la violenta Hannibal (2001), quizás la mejor de todas. Hasta este momento el hombre no había escrito ninguna, por lo que llama la atención el cambio de rumbo y la jugada comercial de presentar la película casi a la par del libro (por lo menos en Estados Unidos).
La historia comienza en 1944, durante el trayecto final de la Segunda Guerra Mundial. La familia Lecter posee un castillo medieval en Lituania que rápidamente se viene abajo a causa de las bombas nazis. Un joven Hannibal presencia la muerte de sus padres y termina prisionero, junto a su pequeña hermana Mischa, de una salvaje patrulla se mercenarios locales al servicio de las fuerzas alemanas. Transcurridos varios años, el muchacho sólo recuerda el escape y la desaparición de la niña. Luego de huir de un orfelinato queda bajo la tutela de la esposa japonesa de su fallecido tío, la hermosa Lady Murasaki Shikibu (Gong Li). Instalado en Francia e iniciados sus estudios en medicina, decide destruir el blackout mental que le impide conocer lo acontecido durante su infancia. Inyectándose cosas raras descubre que cuando el duro invierno trajo aparejada la escasez de alimentos, los militares no tuvieron mejor idea que comerse a su hermanita. Una vez identificados los glotones, el camino hacia la revancha estará abierto…
Más cerca de Hannibal que del resto, este film dirigido por el correcto Peter Webber es en esencia un relato de venganza estructurado en función de las distintas persecuciones (no sólo la encarada por el protagonista; también la del Inspector Popil, personificado por Dominic West, tras el propio Lecter). El Hannibal adulto es interpretado por Gaspard Ulliel, una placentera sorpresa teniendo en cuenta el pasado ilustre del personaje que supo estar en manos de Anthony Hopkins. El francés está a la altura del desafío, se inspira en la caracterización del septuagenario y le da una dimensión mucho más humana al psicópata. En esto juega un papel importante el guion de Harris, nutriendo de múltiples conflictos a la trama y disminuyendo el cinismo.
La película mantiene un ritmo fluido, entrega generosas dosis de hemoglobina y apunta a completar la configuración general en lo que respecta al carácter de esta inigualable maquina de matar y devorar. A muchos les resultará difícil reconocerlo, pero es una de las pocas continuaciones sobre la que vale la pena detenerse (no importa el género que consideremos…). Suntuosa y cool, pero también entretenida y eficaz; Hannibal Rising está infundida por un bienvenido espíritu clase B, desarrolla con coherencia y buen gusto su devenir dramático, y es un claro ejemplo de cine industrial que cumple su cometido al brindar logradas situaciones de suspenso sin traicionar su vocación gore. Hasta nos convence de que el canibalismo puede ser un gran recurso a la hora de administrar justicia…
Título: Hannibal: El origen del mal.
Título original: Hannibal Rising.
Dirección: Peter Webber.
Intérpretes: Gaspard Ulliel, Gong Li, Rhys Ifans, Dominic West, Kevin McKidd, Richard Brake, Aaran Thomas, Helena-Lia Tachovská, Denis Ménochet, Richard Leaf, Michelle Wade y Martin Hub.
Género: Precuela, Thriller.
Calificación: Apta mayores de 18 años.
Duración: 121 minutos.
Origen: EE.UU./ República Checa/ Reino Unido/ Francia/ Italia.
Fecha de realización: 2007.
Distribuidora: UIP.
Fecha de estreno: 21/02/2008.
Puntaje: 6 (seis)
El staff opinó:
–Es increíble cómo la calidad artística de la gran historia cinematográfica de Hannibal “el Caníbal” Lecter fue menguando conforme fueron agregándole episodios a la saga creada por Thomas Harris. Esta última (esperemos) visita a los aposentos del -hoy- joven Doctor tiene muy poco que ver, en términos de estilo, con los orígenes del personaje, a pesar de tratarse de otra precuela en la que se quiere contar el “nacimiento” del psicópata. No tiene sentido en el marco de la saga ni, para el caso, tampoco grandes virtudes artesanales como para al menos entretener a la audiencia. Más que un nuevo volumen en la vida de Hannibal parece otra adaptación berreta del cómic The Punisher…– Juan Blanco (3 puntos)