Por Emiliano Fernández
Salomon Sorowitsch (Karl Markovics) es un falsificador experto que vive de juerga durante la Alemania nazi hasta que el superintendente Friedrich Herzog (Devid Striesow) lo arresta y termina en el campo de concentración de Mauthausen. Allí experimenta los tormentos propios de todos los prisioneros y logra sobrevivir realizando retratos de oficiales. Un día los alemanes seleccionan a un grupo de judíos para trasladarlos al campo de Sachsenhausen. Sorowitsch se ve obligado a falsificar para el régimen libras esterlinas primero y dólares después. El objetivo final del “Proyecto Bernhard” es desestabilizar las economías de los países rivales en un momento de gran escasez germana. Una ironía del destino: el responsable máximo de la operación no es otro que el hombre que lo capturó.
Los Falsificadores (Die Fälscher, 2007) es la reciente ganadora del Oscar a mejor película extranjera y formó parte de la competencia oficial del último Festival de Berlín. Stefan Ruzowitzky, el de la interesante Anatomía (Anatomie, 2000) y su no tan interesante secuela, la desastrosa Anatomía 2 (Anatomie 2, 2003), construyó un correcto drama bélico sobre el holocausto que incluye diversos interrogantes de índole moral. Esto se debe a que el protagonista traba amistad en Sachsenhausen con Adolf Burger (August Diehl), un militante anti-nazi que funciona en términos prácticos como su opuesto exacto. Mientras que Sorowitsch es un sobreviviente todo terreno, tan pragmático como egoísta, Burger es un idealista un tanto insoportable. El dilema ético será el eje principal de los conflictos.
Precisamente este es uno de los puntos fuertes del film. Quedan muy bien delimitadas ambas opciones: 1) obedecer órdenes, continuar trabajando para los alemanes y conservar la vida; o por el contrario, 2) dedicarse al sabotaje, retrasar todo lo posible la impresión y favorecer ante todo la lucha exterior. No es difícil imaginar quién defiende cada posición. La película está basada en un libro de Burger pero se centra en la figura de Sorowitsch, una suerte de perito en la confección industrial de billetes falsos, verdaderas copias fieles del original. Este es el costado más atrapante y loable de la propuesta, la cual decae un poco cuando se reflotan algunos viejos estereotipos del subgénero “nazis” (todos ellos parecen ser genios de la maldad suprema o bobos sádicos que no saben hacer otra cosa que gritar).
Resulta curiosa la inclusión de numerosos tangos en la banda sonora. Mano a Mano y Volver están presentes en función de las preferencias musicales del protagonista (de hecho, el primero se destaca en tanto leitmotiv). Un buen desempeño actoral enmarca en forma satisfactoria lo que se nos presenta como un film verídico sobre “la mayor operación de falsificación de la historia”. Ruzowitzky lamentablemente no consigue reformular el clásico combo cinematográfico sobre la Segunda Guerra Mundial; aunque administra muy bien la culpa que sienten estos obreros de la simulación como consecuencia del traslado, la separación en barracas especiales y la enorme mejoría general en lo que respecta a las condiciones de cautiverio (al punto que en una escena los otros prisioneros los confunden con miembros de las SS). Los Falsificadores pone el acento en el aislamiento, desarrolla con eficacia los distintos personajes e impulsa cuestionamientos pertinentes de conciencia.
Título: Los falsificadores.
Título Original: Die Fälscher tcc The Counterfeiters.
Dirección: Stefan Ruzowitzky.
Intérpretes: Karl Markovics, August Diehl, Devid Striesow, Martin Brambach, August Zirner, Veit Stübner y Sebastian Urzendowsky.
Género: Drama histórico, Crimen.
Clasificación: Apta mayores de 16 años.
Duración: 99 minutos.
Origen: Austria/ Alemania.
Año de realización: 2007.
Distribuidora: Alfa Films.
Fecha de Estreno: 15/05/2008.
Puntaje: 7 (siete)