Por Pablo E. Arahuete
Mucho de atmósfera onírica –no necesariamente de surrealismo- se respira en esta ópera prima de Santiago Otheguy intitulada La León (no confundir con Leonera de Pablo Trapero). Y mucho del cine de Lisandro Alonso, de la película Bolivia de Adrián Caetano o Sudeste de 
Sergio Belloti se recuerda al transitar por las márgenes narrativas que este opus va desarrollando de forma pausada y lacónica. La zona más salvaje del Delta del Tigre ruge, en un blanco y negro rabioso, su melancolía, desconsuelo y soledad cuando la barcaza de Álvaro (Jorge Román) la recorre. El río, una muerte misteriosa, la invasión de intrusos del Paraguay y la parquedad de las palabras son los pilares que unen esta historia sobre la intolerancia, la pertenencia a un lugar y la xenofobia. Por eso la inevitable irrupción de Bolivia, otro film enteramente atravesado por el racismo.
Los personajes de La León flotan, parecen suspendidos en el tiempo, hablan poco pero sus silencios y retraimientos dicen mucho más. Esas pocas palabras que apenas alcanzan a comunicar tejen una tensión que, junto a la puesta en escena estudiada al mínimo detalle, generan un clima de completo extrañamiento y ambigüedad. Esa sensación es la que separa pero al mismo tiempo une a los dos protagonistas de la historia: Álvaro (Román) y el Turu (Daniel Valenzuela), quien maneja una lancha colectiva a la cual apodó “La León”. La lancha no discrimina, transporta tanto a lugareños como a extraños, pero su conductor cada vez que el alcohol hace algún efecto despotrica y demuestra en sus dichos una enorme intolerancia para con sus semejantes. Y esa intolerancia es la que irá creciendo y
determinando el rumbo de una trama en que los secretos se descubren a la pasada como esos tesoros que se esconden en lo más profundo del alma o en las márgenes del río, anónimo e impenetrable. De márgenes y marginales también habla esta película, de una lucha silenciosa pero violenta por defender un lugar, por defender una tradición cuando la llegada de otros pone en riesgo el equilibrio de un grupo de nativos ya consolidado en el lugar.
La relación entre ambos personajes no se reduce a un antagonismo de manual sino a la permanente dialéctica de la atracción y el rechazo; del juego del gato y del ratón que termina también siendo un secreto. Con este debut cinematográfico Santiago Otheguy recurre al formalismo del relato clásico con gran prolijidad a la hora de narrar y una sensible y cruda mirada sobre sus personajes para dejar bien en claro que ya existen marcas registradas para cierto tipo de cine argentino, que busca expandirse más que encerrarse en su propio ombligo. Un cine que es una isla dentro de otra mucho más grande.
Título: La León.
Título original: Idem.
Dirección: Santiago Otheguy.
Intérpretes: Jorge Román, Daniel Valenzuela, José Muñoz y Daniel Sosa.
Género: Drama.
Calificación: Apta mayores de 13 años, con reservas.
Duración: 82 minutos.
Origen: Argentina/ Francia.
Año de realización: 2007.
Distribuidora: 791 Cine
Fecha de estreno: 12/06/2008
Puntaje: 8 (ocho)
