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jueves, 21 noviembre 2024
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La escafandra y la mariposa: El rostro perdona al espejo

Por Emiliano Fernández

Jean-Dominique Bauby (Mathieu Amalric), editor en jefe de la revista francesa Elle, despierta en una cama del Hospital Marítimo de Berck-sur-Mer y comienza a preguntarse cómo terminó allí. Sus pedidos desesperados por información no reciben respuestas hasta que el Doctor Lepage (Patrick Chesnais) le explica lo sucedido: sufrió un accidente cerebro vascular, ha despertado luego de veinte días de coma y está casi completamente paralizado. Mediante monólogos internos, apreciamos el pánico que le genera saber que padece del llamado “síndrome de cautiverio”. Sus capacidades cognitivas están intactas pero no puede hablar y permanece prisionero en su propio cuerpo. El hombre de 43 años deberá aprender a sobrellevar una situación vital espantosa y a comunicarse a través del parpadeo de su ojo izquierdo, único residuo de una existencia pasada plena de movilidad y distintos excesos.

La escafandra y la mariposa (Le scaphandre et le papillon, 2007) es la mejor película hasta la fecha de Julian Schnabel, superando ampliamente sus dos realizaciones anteriores, la fallida Basquiat (1996) y la interesante Antes que anochezca (Before Night Falls, 2000). Una vez más retoma tópicos que conoce muy bien en tanto cineasta y artista plástico: el proceso de creación estética y su vinculación con el devenir diario, la vida intima del constructor de placeres etéreos. La producción cultural sigue siendo el eje de su obra aunque su enfoque se profundiza y encrudece, sin perder nunca esa sensibilidad entre melancólica y cínica que le valió la Palma de Oro al mejor director en la edición 2007 del Festival de Cannes. De la corrosiva vanguardia neoyorquina pasamos al contradictorio régimen comunista de Cuba para finalizar en la peor cárcel de todas, el cuerpo y sus devaneos. Confusión psicológica y contexto social se unifican en casos ejemplares.

La actuación de Mathieu Amalric es muy elogiable pero está eclipsada por la excelente fotografía de Janusz Kaminski. El film apenas si mantiene un lazo conceptual con Mar Adentro (2004), aquella maravilla de Alejandro Amenábar. Estamos ante una película igual de emotiva aunque mucho más ambiciosa en lo que respecta a su estructuración formal. Existe una clara división que enfatiza los cambios conscientes. Los primeros 30 minutos están compuestos sólo por tomas subjetivas desde la perspectiva del protagonista. A partir del momento en que vemos reflejada su imagen en los ventanales del centro de salud, la primera persona se combina con curiosas fantasías de “escape” y planos generales objetivos. El título es bien explícito en este punto: la doble metáfora de la “escafandra” y la “mariposa” nos habla tanto de la eterna claustrofobia como de la disposición del exterior.

De hecho, la imaginación y la memoria son elementos centrales en el poético planteo de Schnabel, quien por suerte evita todo fetichismo visual inconducente y desarrolla con sutileza la felicidad de Jean-Dominique en sus diversos “viajes” hacia un mundo lejano y trastocado. Ronald Harwood regresa a su mejor forma adaptando el libro homónimo de Bauby sin caer en golpes bajos, diálogos rimbombantes y maniqueísmos hollywoodenses. El director continúa abriéndose camino como una voz inconformista e independiente dentro del panorama cinematográfico contemporáneo. A pesar de algunos traspiés en lo que hace al ritmo narrativo, la originalidad y perspicacia en el abordaje de Schnabel compensan de sobra las pequeñas falencias que podamos hallar. Las películas del norteamericano son extremadamente singulares en su valentía. Sólo basta decir que el guión original era en inglés, el cineasta convenció al estudio de la necesidad artística de rodar en francés.

No debemos pasar por alto las gloriosas intervenciones de Max von Sydow como Papinou, el padre del protagonista, y Emmanuelle Seigner como Céline, la esposa y madre de sus hijos. En especial las dos escenas “padre/ hijo” son verdaderas joyas de la interpretación que rankean entre lo mejor del año. La banda sonora es otro punto fuerte y se destaca por su eclecticismo desprejuiciado… esperemos que le estén pagando buenas regalías a Tom Waits por la presencia habitual en muchos films de canciones espléndidas como Green Grass y All the world is green. Historias reales como esta no suelen tener una transposición tan exitosa a la pantalla grande, quedando relegadas a la categoría de “seudo biografías con pretensiones elevadas”. La escafandra y la mariposa es un retrato certero de alguien que encontró en el arte un cable a tierra. Como diría Waits, así consiguió perdonar al espejo.

Título: La escafandra y la mariposa.
Título Original: Le scaphandre et le papillon.
Dirección: Julian Schnabel.
Intérpretes: Mathieu Amalric, Emmanuelle Seigner, Marie-Josée Croze, Anne Consigny, Patrick Chesnais, Niels Arestrup, Olatz Lopez Garmendia, Max von Sydow y Jean-Pierre Cassel.
Género: Biografía, Drama.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 112 minutos.
Origen: Francia/ EE.UU.
Año de realización: 2007.
Distribuidora: Alfa Films.
Fecha de Estreno: 14/08/2008.

Puntaje: 8 (ocho)

El staff opinó:

Un excelente dirección para este profundo drama carente de golpes bajos que resuelve, de manera inteligente, una historia basada en un hecho real sin condescendencia ni lirismo grandilocuente. En la misma sintonía que Mar adentro, será un film difícil de olvidar-. Pablo E. Arahuete (9 puntos)

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