Por Pablo E. Arahuete
Resulta lastimoso que el INCAA siga patrocinando al mal cine argentino. Ese que nos da vergüenza porque parece aferrarse a la tradición de la mediocridad, a la falta de inteligencia a la hora de desarrollar una historia y a las patéticas marcas de un cine vetusto, anodino, pacato, insulso y de una elementalidad de manual de primer grado. Cualquier programa periodístico o televisivo de mediana calidad tiene mayor atractivo que este nuevo despropósito de Javier Torre, intitulado Impunidad.
Recordemos que este director es también responsable de la soporífera Lola Mora entre otros títulos que no vale la pena mencionar en esta nota. No hace falta escarbar demasiado en la trama risible que propone su nuevo opus para encontrar todos los vicios y las falencias del mal cine argentino: un discurso netamente panfletario con ínfulas de denuncia social para contar “el estado de las cosas”, camuflado en un puñado de situaciones inverosímiles y personajes de segunda y tercera línea que vociferan a cámara parlamentos altisonantes con una pretendida búsqueda de la identificación con el espectador. Si la película en su conjunto pretende reflejar el estado de situación de muchos habitantes, enumerando problemas sociales como la inseguridad, la corrupción política y policíaca, los crímenes impunes (de ahí su título) y las brechas sociales (incluidos ocupas que están más cerca de venderse por unas migajas que de mantener limpia su conciencia), el vehículo que propone es torpe, antiguo y hasta por momentos desprolijo. Ese mayor defecto queda plasmado en un guión concebido a base de arbitrariedades, maniqueísmos y personajes que aparecen y desaparecen sin otro justificativo que la funcionalidad, lejos de una estructura dramática lo suficientemente sólida, pero por sobre todas las cosas creíble.
La premisa es sencilla: el protagonista (Carlos Echevarría) decide hacer borrón y cuenta nueva tras haber sufrido algunos reveses en su vida, entre ellos el asesinato de un amigo. Nada sabemos de su pasado pero por su modo de manejarse se intuye algo turbio. Así se refugia en la desolada Necochea como cuidador de una casa abandonada y toma contacto con una misteriosa masajista, retraída y parca, interpretada por Leticia Brédice. Un día ella aparece ahorcada y la mirada de todo el pueblo apunta al extraño, aunque una serie de sucesos irán develando que ese asesinato encubre algo mucho más pesado, cuyas implicancias son impredecibles.
Estructurada con una fragmentación caprichosa que no aporta nada al relato y además lo entorpece, la película de Javier Torre se acerca mucho a esos aburridos policiales de décadas pasadas, aunque aquellos productos de mediocre calidad por lo menos eran más coherentes.
Título: Impunidad.
Título original: Idem.
Dirección: Javier Torre.
Intérpretes: Carlos Echevarría, Leticia Brédice, Pilar Aventín, Carlos Ruiz Moreno, Nano Benzal, Soledad Palacio, Martín Perkins, José Luis Alfonzo, Fernando Cia, Osvaldo Peluffo y Antonio Ugo.
Género: Drama.
Calificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 90 minutos.
Origen: Argentina.
Año de realización: 2008.
Distribuidora: Primer Plano.
Fecha de estreno: 02/10/2008.
Puntaje: 1 (uno)