Por Emiliano Fernández
Max Payne (2008) es un producto amable, bien llevado, de una consistencia poco habitual. Por supuesto no llega a deslumbrar pero por suerte tampoco molesta ni se convierte en una catarata elemental de clichés de género. Precisamente este es uno de los méritos principales de la propuesta: a pesar de que estamos frente a una adaptación cinematográfica de un videojuego recargado de acción, el resultado final está mucho más volcado hacia el thriller de tono sombrío, apuntalado en una investigación en zigzag y algunos detalles dramáticos.
La trama sigue los pasos del austero protagonista, personificado por un inspirado Mark Wahlberg. Max Payne es un agente de la DEA obsesionado con encontrar al asesino prófugo de su esposa e hija, por lo que trabaja sin descanso en el departamento de crímenes sin resolver. Un par de cadáveres lo transforman de pronto en un objetivo móvil, ahora perseguido por la policía y la mafia: un ex compañero que seguía el caso de su esposa fallece en un tiroteo y una mujer que conoció en una fiesta es salvajemente descuartizada.
A medida que se acerca al responsable de la muerte de su familia, se va topando con una conspiración de insospechadas proporciones. El anodino John Moore levanta la puntería con respecto a la paupérrima La Profecía (The Omen, 2006), una remake que nunca tendría que haber existido, y hasta consigue mantener el suspenso a fuerza de climas ásperos y paciencia narrativa. En esto ayuda también el guión equilibrado y sereno de Beau Thorne. Hollywood abandona temporalmente la pirotecnia y entiende que a veces “menos es más”.
La película funciona como un combo bastante ecléctico: mucho de policial negro y drama de venganza, más algunos elementos de terror grandilocuente y violencia criminal. Las contadas secuencias de acción no abusan de los CGI y la cámara lenta se caracteriza por su discreción. Este recurso, hoy ridículo, debería ser desechado u orientado hacia su origen, el cine de Sam Peckinpah, dejando de lado la parafernalia a la Matrix (The Matrix, 1999). Hay un mínimo desarrollo de personajes, sin demasiadas aristas aunque señalando lo necesario.
El elenco que acompaña a Wahlberg es en verdad heterogéneo: desde los correctos Beau Bridges, Mila Kunis y Ludacris, hasta el efectivo Amaury Nolasco o el siempre olvidable Chris O’Donnell. Llama la atención que se trabaje sutilmente el tópico del falso culpable y se haya decidido no revelar el enigma central hasta bien entrado el film. Max Payne, a fin de cuentas, retoma un clásico leitmotiv/enfrentamiento de los videojuegos apocalípticos: otra vez el capitalismo militarista pretende destruir la sociedad basada en la unidad familiar.
Título: Max Payne.
Título original: Idem.
Dirección: John Moore.
Intérpretes: Mark Wahlberg, Mila Kunis, Beau Bridges, Ludacris, Chris O’Donnell, Donal Logue, Amaury Nolasco, Nelly Furtado y Olga Kurylenko.
Género: Basado en videojuego, Acción, Crimen, Drama.
Calificación: Apta mayores de 16 años.
Duración: 100 minutos.
Origen: EE.UU./ Canadá.
Año de realización: 2008.
Distribuidora: Fox.
Fecha de estreno: 20/11/2008
Puntaje: 6 (seis)
El staff opinó:
–El film de John Moore resulta interesante no por su trama previsible -con aristas de thriller básico- sino por su propuesta estética que por momentos mezcla lo dark con lo post-apocalíptico. Mark Walhberg, correcto y nada más…– Pablo E. Arahuete (5 puntos)