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jueves, 21 noviembre 2024
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Sentencia de muerte: La desaparición de un paraíso artificial

Por Emiliano Fernández

Los amantes de las películas de venganza están de parabienes. Llega nada más y nada menos que una nueva adaptación de una de las novelas que componen la saga de Brian Garfield, específicamente la secuela directa de “Death Wish”, llevada al cine en 1974 y conocida bajo el título de El vengador anónimo. Como en aquel clásico protagonizado por el recordado Charles Bronson, Sentencia de muerte (Death Sentence, 2007) cuestiona hasta qué punto uno puede soportar impasible los atropellos y nulidades del sistema judicial. Ahora es Kevin Bacon el padre modelo de una familia perfecta que ve cómo su mundo se viene abajo cuando sus seres queridos son atacados de repente. Saldar cuentas con los responsables será desde ese momento su objetivo excluyente. A puro baño de sangre, profundizando la perspectiva dramática, y apelando a izquierda y derecha, el film es un cóctel explosivo que maravillará a los fans del subgénero y no dejará a nadie indiferente.

Nicholas Hume (Bacon) y su hijo mayor vuelven tranquilamente a su casa luego de un partido nocturno de hockey. Como se están quedando sin combustible, se detienen en una pequeña estación de servicio. Muy mala jugada. Una banda de desaforados entra para robar y asesina al pobre diablo que atendía el lugar. Nick presencia cómo le cortan la garganta a su hijo con un machete y luego huyen, pero no sin antes abandonar al carnicero allí. Grande es su sorpresa cuando la policía y los abogados le informan que todo fue un crimen ritual de iniciación; la gasolinera no tiene cámaras de seguridad, sólo cuentan con su testimonio y encima se creen obligados a pactar con la defensa. Hume se niega a testificar y el joven asesino queda libre. Hay que administrar justicia. Torpemente le clava un cuchillo en el estómago y desata la ira del líder de la pandilla y hermano del difunto, Billy Darley (Garrett Hedlund). Ahora su mujer e hijo menor corren peligro. Nick decide actuar en consecuencia…

Sentencia de muerte viene a confirmar el talento del malayo James Wan, realizador de la excelente El silencio de la muerte (Dead Silence, 2007) y el primer eslabón de una exitosa franquicia, El juego del miedo (Saw, 2004). Aquí vuelve a apabullar con un inspirado trabajo de cámaras, un tono entre lúgubre y deprimente, una atmósfera claustrofóbica, y un cuidado estético general que llama la atención por su precisión y realismo. Todo esto se puede apreciar en la secuencia de la persecución que deriva en una extraordinaria lucha en el estacionamiento: una verdadera maravilla en cuanto a la diagramación de las tomas y la austeridad de los recursos utilizados. La violencia es cruda, ataca directo al cuerpo, se expande en cadena, no está maquillada con el montaje y genera muchísimo dolor desde todo punto de vista. En un Hollywood tan mojigato y conservador como el actual, el film de Wan se abre camino gracias a su valentía, lejos de cualquier concesión a la industria.

Como de costumbre, Kevin Bacon está perfecto. No sólo sostiene sutilmente toda la tragedia sobre sus hombros; también construye una metamorfosis verosímil de “hombre normal” a “vigilante temeroso”. Es para destacar la hilarante participación de John Goodman, componiendo al padre del clan Darley en un registro interpretativo cercano al de sus colaboraciones con los geniales hermanos Coen. Tenemos como representante de la patética institución policial al personaje de la Detective Wallis (Aisha Tyler), una máquina de dar consejos intimidantes al protagonista y una inútil total en lo que respecta a esa vieja mentira del “proteger y servir”. La selección musical es más que adecuada y apuntala varias escenas de manera prodigiosa. Se extrañaba una película como la presente: compacta, con un ritmo avasallador, cargada de una oscuridad estilizada y además respetuosa para con el espectador, habituado a simplismos huecos y recetas descafeinadas servidas en bandeja.

Sentencia de muerte es a la vez una muy eficaz propuesta de género y un drama criminal de una complejidad inusual; el desenfreno está garantizado y establece el marco para el retrato de una familia en proceso de descomposición. Si por un lado se celebra desde lo formal esta poderosa revancha gore, al mismo tiempo no se deja de condenarla si consideramos el nivel del contenido. Esta paradoja sin solución visible atraviesa toda la historia y la potencia hasta la masacre final, momento en el que se hace explicito a través de los diálogos el círculo vicioso de la acción y su reacción. El film desarrolla la contradicción a partir de un bienvenido minimalismo y la explota hasta el extremo mismo de la incomodidad, sin golpes bajos o tristes delirios argumentales. La sociedad Wan-Bacon deslumbra con este paneo fulminante sobre la pérdida de un paraíso cotidiano artificial, el deseo posterior de venganza y la confusión progresiva entre los roles de la “víctima” y el “victimario”.

Título: Sentencia de muerte.
Título Original: Death sentence.
Dirección: James Wan.
Intérpretes: Kevin Bacon, Garrett Hedlund, Kelly Preston, Jordan Garrett, Stuart Lafferty, Aisha Tyler, John Goodman, Matt O’Leary, Edi Gathegi, Hector Atreyu Ruiz.
Género: Thriller, Acción, Crimen.
Clasificación: Apta mayores de 18 años.
Duración: 105 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2007.
Distribuidora: Distribution Company.
Fecha de Estreno: 04/12/2008.

Puntaje: 9 (nueve)

El staff opinó:

-Sentencia de muerte es intensa, oscura, violenta, controvertida y cuenta con un notable actor como Kevin Bacon para darle credibilidad a este nuevo “vengador anónimo” urbano decidido a hacer justicia por mano propia. Lástima que esa misma intención no la hayan trasladado a un guión tan básico como elemental que en una escena clave olvida la sabia recomendación –exactamente la quinta de un decálogo brutal- que le hace el fiero pistolero Lee Van Cleef a su novato discípulo Giuliano Gemma en el spaghetti western Días de ira (I giorni dell’ira, 1967): “Cuando le dispares a un hombre, debes matarlo; de lo contrario, tarde o temprano, será él quien te mate a ti”. Por desobedecer esta regla obvia del hampa todo el acto final de Sentencia de muerte se sigue con una sonrisa escéptica a sabiendas de que el fantasma nunca fue rematado cómo y cuándo debía. El primero en caer de estos propiciadores de desgracias ajenas debería ser el guionista Ian Mackenzie Jeffers quien lleva la palabra CULPABLE tatuada sobre su frente…- Diego Martínez Pisacco (6 puntos)

-Un argumento ramplón así como la típica apología del gatillo fácil cuando la justicia falla coronan esta sobrevalorada versión pop y oscura de El vengador anónimo. No por ello es un desastre. Alcanza para entretener a todo aquel espectador que goce del gore y de la violencia que por más realismo que se pretenda transmitir bajo la mirada del cine sigue siendo artificiosa.- Pablo E. Arahuete (6 puntos)

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